«Berto» era uno de los miles de migrantes que transitan cada día por la frontera entre México y Estados Unidos. Estaba al final de un trayecto de ocho días por el desierto de Sonora-Arizona cuando se encontró con agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense, a quienes pidió agua pero terminó recibiendo una golpiza que lo dejó inconsciente.
Su testimonio fue recogido en un informe conjunto presentado por la Oficina de Washington para Latinoamérica (WOLA, por sus siglas en inglés) y Kino Border Initiative, que recabaron cientos de casos de violación de derechos de los migrantes entre los años 2017 y 2022.
«Si quieres agua, hay agua en tu país», recordó Berto que le gritó el agente mientras le pegaba. Cuando recuperó la conciencia, el agente que lo golpeó le dijo que se fuera caminando hacia México, pero estaba malherido para moverse. Posteriormente lo deportaron a Nogales, en el norte de México.
El reporte de WOLA y Kino Border Initiative reveló que, de 78 denuncias formales presentadas ante las autoridades entre los años 2020 y 2022, un 95% quedaron impunes. Son casos que, como el de Berto, incluyen golpizas, negación de atención médica y abusos de autoridad.
Otra de las historias que destaca el informe es la de «Evelyn». Tenía ocho meses de embarazo y llevaba horas sin sentir a su bebé después de haber caminado en el desierto. Los agentes de la Patrulla Fronteriza se negaron en varias ocasiones a brindarle atención médica. Y, al igual que a Berto, la deportaron a Nogales.
Denuncias de migrantes que no llegan a nada
Las organizaciones documentaron la existencia de «puntos de falla» en los procedimientos para que las víctimas migrantes hagan denuncias sobre sus casos. Luego, las autoridades tampoco le hacen seguimiento a las causas y las cierran sin dar mayores explicaciones, dee acuerdo con el informe.
De no ser por el trabajo de «actores externos«, como defensores de derechos humanos, periodistas o las propias víctimas, no se conocerían los abusos. La razón es que raramente son reportadas por el propio personal, advierte el reporte.
«Es difícil decirle a alguien que ha experimentado abuso por parte un oficial de migración y que quiere poner una denuncia, que en la mayoría de los casos no recibimos respuesta», dijo Zoe Martnes, coordinadora en Kino Border, en un comunicado.
La falta de escrutinio es tan grave, subrayó Adam Isaacson, investigador en WOLA, que facilita que se lleven a cabo estos abusos.
«La falta de rendición de cuentas está tan extendida que ayuda a cimentar una cultura que permite las violaciones de derechos humanos. Los abusos siguen llegando porque lo más probable es que haya impunidad», destacó Isaacson.
El reporte presenta más de 40 recomendaciones al gobierno para mejorar esta situación. Entre ellas aumentar la penalización para los agentes que cometen abusos, robustecer el sistema de denuncias y permitir un mayor escrutinio por parte del Congreso de EE.UU.