«Querido Niño Jesús:» | Los deseos de algunos migrantes venezolanos para este 2021

Pese a la pandemia, la ONU estima que al menos 5,4 millones de personas han dejado Venezuela hasta noviembre de 2020.

La crisis de migrantes y refugiados de Venezuela ocupa el segundo puesto en mayor número de situaciones de desplazamiento por país de origen, superado por Siria con 6,6 millones de refugiados, según cifras de organismos internacionales. En la actualidad, pese a la pandemia del Covid-19, la Organización de Naciones Unidas (ONU) estima que al menos 5,4 millones de personas han dejado Venezuela hasta noviembre, de las cuales 4,6 millones se han asentado en países de América Latina y el Caribe.

Es un hecho. La migración no cesa y estudios revelan que cada vez se realiza en contextos adversos. Muchos son los que han decidido buscar oportunidades y una mejor calidad de vida.

En víspera de Nochebuena, el equipo de Venezuela Migrante recogió los deseos de algunos de los migrantes venezolanos que se encuentran en distintas partes del mundo. Algunos con varios años de radicados; otros, con apenas algunos meses de haber llegado a su nuevo país receptor. Todos convergen en un mismo deseo: respeto, unión y fraternidad.

Venezolano en Panamá

Querido Niño Jesús de los migrantes:

Soy un venezolano radicado hace más de nueve años en Panamá. Para este 2021 te pido, encarecidamente, que metas la mano por todas aquellas personas que estén pasando por problemas migratorios o que tengan problemas económicos fuera de su país, sobre todo los venezolanos.

Sé que eres muy bondadoso y benevolente y vas a atender ese llamado para que nuestros hermanos venezolanos acá en Panamá puedan resolver sus situaciones migratorias, económicas, laborales, personales y demás.

Ayuda mucho a esos padres que se alejaron de sus hijos buscando un mejor camino, y haciendo un mejor piso, para que ellos pudieran salir de Venezuela y aún no lo han logrado. Mete la mano por ellos, así como tanto has ayudado a mi familia y a mí.

Mete la mano por Panamá, en tema del COVID y tráele estabilidad y conciencia para que sus ciudadanos acaten las normas y las reglas sanitarias para evitar la propagación del virus.

Es mi más sincero deseo para este 2021.

Jonathan y su familia llevan casi diez años como migrantes en Panamá.

Venezolana en Canadá

Querido niño Jesús:

Te escribo desde Ottawa, Canadá, para contarte que aquí estamos muy contentos. Nos gusta la ciudad, la gente, sus cuatro estaciones y después de todo, hemos llevado bastante bien lo de la pandemia, ya que aquí nos ha afectado relativamente poco. 

Hemos sido muy agradecidos con este país y con la oportunidad que representa para todos. Hemos sido generosos con los más desfavorecidos y amables con todos los que nos rodean. 

Creo que podría decirse que “nos hemos portado bien” y que tal vez tengas razones para cumplirnos algunos deseos. 

El primero deseo lo dedico desde hace muchos años a mi país, Venezuela. Te vuelvo a pedir paz, justicia y libertad. Y si las tres son muy difíciles de cumplir en un solo deseo, al menos que sea libre, que sus pobladores ya se encargarán de hacer justicia y volverla a la paz 

Para mi familia te pido salud y esperanza. Este año ha sido una prueba de resistencia y la esperanza en que todo volverá a la “normalidad” sin que nos haya afectado la salud sería un estupendo premio por nuestra paciencia y aceptación. 

Para finalizar, te pediré para mí, quisiera viajar a casa de mi papá y encontrarme con mis hermanos allí. Celebrar juntos y ver jugar a nuestros hijos con el amor que se profesan. Como si no hubiesen nacido a miles de kilómetros de distancia. Deseo sentirme en casa y no de visita rápida. Deseo que se cumpla ese sueño hermoso que tuve anoche con mis hermanos montados en mi carro y a quienes iba a llevar a sus casas de camino a la mía. En ese sueño no vivíamos cada uno en un país distinto. 

Algún día. Algún día. 

Gracias, Niño Jesús. 

¡Feliz cumpleaños!

Nidia Moros vivió 17 años en España y ahora se encuentra en Otawa, Canadá.

Venezolano en Chile

Hola, niño Jesús. Tiempo sin escribirte. Te cuento que vivo en Chile. Aquí te llamas “viejito pascuero”.

No recuerdo la última vez que te hablé. Pero como veras estoy más viejo y me porto mejor que antes.

Quiero agradecerte por lo vivido ya que he aprendido de cada experiencia. Gracias a esos las sonrisas duran más y los golpes duelen menos. Este año fue un poco polémico. Nos demostraste que cuando al humano lo encierran, la naturaleza es libre. Ojalá entendamos tu mensaje…

El próximo año quisiera pedirte que todos las personas que tuvimos que irnos, podamos visitar nuestras casas y contar nuestras historias para que nuestra familia sepa lo valientes que hemos sido. Ayúdanos a cambiar para poder cambiar nuestro país. Estoy seguro que nuestro hogar volverá a brillar. Por último dale las gracias a todos los países que nos recibieron y nos han brindado su apoyo. Todo lo bueno para ellos. ¡Hasta la próxima!

Jeisson Ramírez es productor audiovisual y emigró a Chile en 2017.

Venezolana en México

Estas fechas siempre son difíciles cuando se está lejos de la familia y de las costumbres que nos hicieron felices por tanto tiempo. Extraño el olor a pernil, hallacas, pan de jamón y todas las exquisiteces que abundaban en la mesa.

Extraño los gritos desenfrenados del conteo regresivo y hacer una especie de rally para abrazar a todos los miembros de mi familia sin que ninguno se quedara por fuera, en medio de un bochinche que solo los venezolanos entendemos.

Para este nuevo año deseo reunirme con los míos. Vernos fuera de la pantalla de un teléfono. Que mi papis y mis hermanos abracen con todas sus fuerzas a la niña que los hace delirar (solo mi mamá la conoció cuando nació y ya tiene 2 años).

Deseo estabilidad económica para poder ayudar y consentir a mi familia en Venezuela. Deseo abrazar a mis amigos. Tomarnos una cerveza y hablar como si la distancia y el tiempo no hubieran pasado. No importa el lugar en el que se encuentren. Tengo la esperanza de reencontrarnos.

Sofía vive en México y allí se convirtió en mamá, en 2018.

Venezolano en Colombia

El 2020 fue un año que nos enseñó muchas cosas, quizas algunos dirán que fue un año fatal. Pero yo diría lo contario. En lo particular, puedo decir que la gracia y la bendición de Dios no me faltó, tuve un techo, comida y trabajo, algo que muchos no tuvieron durante los días de cuarentena; incluso mucho de nuestros connacionales regresaron a casa (Venezuela), por fuerzas mayores.

En este 2020 aprendimos a ser solidarios con el otro, a ponernos en los zapatos de muchos y que muchos se pusieran en nuestros zapatos.

Para este 2021 pido al niño Dios bendiga y proteja a cada hermano venezolano donde se encuentre. Les brinde salud y mucha fuerza porque solo con eso pueden lograr lo que se propongan. Le pido que bendiga a nuestro país, Venezuela, y permita que sea como el ave fénix: renazca sobre las cenizas y amolde el corazón de cada venezolano para que podamos ser y tener ese país que todos soñamos. Que sea un 2021 con cada familia reunida. También pido y agradezco a Dios por esos países que ha acogido a cada compatriota venezolano que los llene de muchas bendiciones y para esas familias y amigos extranjeros que nos han brindado su mano amiga. Son los deseos de un venezolano más regado por el mundo.

Carlos Milano es periodista y tiene 28 años de edad. Se encuentra en Bogotá

Venezolana en España

Este año 2020 irónicamente nos ha obligado a ser positivos, a hacer de la resiliencia nuestra compañera de camino, a mirar adelante con esperanza, a valorar lo ordinario: la ausencia de un simple abrazo que nos trasladó a la más grande añoranza de poder reunirnos con nuestros seres queridos. A todo el personal de salud nos tomó por sorpresa este agente. Nos hizo replantear nuestros métodos de trabajo y ser testigos de lo vulnerable que es la vida; no importa cuán adelantada creíamos que está la ciencia. Nos hizo ser, en algunas oportunidades, la última compañía de muchos que perdieron la batalla. Han sido libros abiertos para avanzar en este camino de conocer y tratar esta enfermedad. Deseo primeramente que todos tengamos las mismas oportunidades para acceder a la atención sanitaria como pacientes y mejores condiciones como trabajadores. Que valoremos que la mayor riqueza comienza desde adentro de cada uno de nosotros, desde lo único que no podemos comprar: la salud.

Blayetza Rosas es médico y actualmente ejerce en Madrid.