Romper con los estereotipos para cumplir su sueño. Es el caso de Samira, venezolana residenciada en Argentina que pudo cristalizar su emprendimiento: abrir su propio taller mecánico.
La venezolana de 45 años que llegó a Salta -ubicado en el noroeste de Argentina- en el 2015 junto a sus dos hijas, contó su historia a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, (ACNUR).
“No era tan fácil. Primero, por ser extranjera. Segundo, por ser mujer. Y tercero, por venir sin nada” recuerda Samira, quien desde hace 29 años se ha dedicado a la mecánica automotriz. Junto con Jhon, un amigo, decidió llevar el proyecto adelante a pesar de los obstáculos. Para ahorrar dinero, Samira comenzó a preparar comidas y a vender ropa, además de continuar con su trabajo, lavando autos en el estacionamiento.
Cuenta que a mediados de 2019 abrieron “Multiservicios El Maestro”. Al principio, les iba mejor de lo que esperaban. Los clientes aumentaban. El mayor obstáculo al que se enfrentaban eran las pocas herramientas. Sin embargo, pudieron ir invirtiendo sus ingresos, poco a poco, en la compra de algo de lo que faltaba.
Sin embargo, por la pandemia del COVID-19 se vieron obligados a suspender temporalmente sus servicios, hasta que se enteraron de una excepción a las restricciones: si colaboraban con aquellas personas consideradas “esenciales”, podrían volver a abrir en medio de la pandemia. Así fue que, a fines de abril de 2020, “Multiservicios El Maestro” pasó a reparar ambulancias de emergencia, motos de policía y otros vehículos esenciales.
Samira forma parte de las 111 beneficiadas del proyecto piloto “Potenciar”, promovido por ACNUR y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, que apoyó con la adquisición de nuevas herramientas. El objetivo de este programa es ayudar a actividades productivas lideradas por personas refugiadas y migrantes, apuntalando su sostenibilidad.
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