Adolorido y aturdido. La madrugada del 1 de mayo comenzó así para Nelson Suárez. Ese día ocho de sus compañeros fueron arrollados por un camión cisterna mientras tomaban un descanso por el kilómetro 39 de la carretera Panamericana Sur. Carretera de Lima provincia por donde regresaban a pie desde Perú a Venezuela.
“No podía pensar en nada. Me dominaban el dolor y la desesperación, pensé que me amputarían la pierna”. Tras recuperar, como cuenta, algo de calma, lo primero que hizo Suárez fue pensar en su amigo José Luis. Su amigo no sobrevivió al impacto del vehículo.
Después de la conmoción, un intento para sentarse. Fue cuando vio que el chofer manejaba un vehículo grande. “No alcancé a ver la placa, ni el color, pero la forma es lo que me hace pensar que era un camión cisterna”.
Luego, la búsqueda de ayuda. Cuatro caminantes, del grupo de 12, que habían resultado ilesos trataron de conseguir a alguien que los atendiera. Pero, como describe Suárez, ninguno de los autos que pasó por ese tramo de la carretera Panamericana Sur se quiso detener. «Quizás pensaban que íbamos a pedir dinero”.
Relató que incluso vieron pasar un auto policial y los ignoró. Hasta que un motorizado siguió al funcionario y logró captar su atención. «Gracias a ese gesto fue nos ayudaron, si no se hubiera extendido la agonía».
Llegaron las primeras ambulancias y atendieron de manera prioritaria a José Gregorio Quauro Ramos (28) y José Luis García Gil (29), ambos fallecieron antes de poder llegar al hospital. Según Suárez, ellos fueron los primeros en ser arrollados. «El chofer pasó por encima sin ninguna contemplación». Tras ser el primero en recibir el alta médica, ahora solo tiene la pierna hinchada, pero sin lesión en el hueso. Está cumpliendo el tratamiento de antibióticos y antiinflamatorios que le suministró el hospital.
Suárez tampoco comprende lo ocurrido, pues el chofer atravesó por un tramo de la avenida que estaba cerrado por reparaciones. Comparó el espacio donde ellos estaban acostados con la Autopista Regional del Centro: ellos se quedaron en el hombrillo porque más atrás había un barranco. Agregó que colocaron las maletas más coloridas, como si fueran conos, para que quien pasara por ahí los pudiera ver.
Camaradería criolla
A Suárez no le faltó quien lo ayudara. Contó que una asociación de venezolanos le brindó apoyo. Dijo que hicieron “una vaquita” pidiendo en un mercado de la zona y aportando de sus bolsillos. A pesar de la dura situación económica que atraviesan por el coronavirus, la gente los ayudó y compraron más medicamentos y alimentos. “Un muchacho me dijo te vas conmigo”, y así lo hizo. Suárez se alojó, hasta el domingo 3 de mayo, dentro de restaurant que está cerrado por la cuarentena. Pertenece a uno de los venezolanos que lo ayudó. Allí le habilitaron un lugar para que estuviera cómodo y también lo asistieron con las curas de su herida.
Apoyo gubernamental
Nelson Suárez, de 38 años y oriundo de La Victoria, estado Aragua, informó que el representante diplomático de Juan Guaidó en Perú, Carlos Scull, fue el primero en contactarlo para estar al tanto de su estado. Scull le ofreció alargar la estadía en el hospital de Barranca, pero Suárez prefirió no hacerlo por temor a contagiarse de COVID-19.
Luego, un representante del gobierno de Maduro, le ofreció conseguirle un hotel cerca del hospital, pero todos estaban cerrados debido a la cuarentena.
Ante esta situación, recibió el alojamiento ofrecido por una asociación de venezolanos. El 3 de mayo fue trasladado a Lima metropolitana a un hotel para que se hospedara mientras se terminan los trámites, según le explicaron representantes del gobierno de Maduro, de un vuelo humanitario operado por la aerolínea estatal Conviasa.
Suárez llegó a Perú el 14 de mayo de 2019. Trabajaba en el sector informal: vendía agua y helados. Pero cuando la crisis empezó y su arrendadora presionó para que pagar el alquiler, decidió regresar a Venezuela. Así, se contactó con otros migrantes en su misma situación.
Él llegó a Lima cuando ya había cerrado el periodo para la entrega de Permiso Temporal de Permanencia (PTP) y con el carnet de refugio, ninguna empresa le quería dar trabajo.
La administración de Martín Vizcarra decretó que el PTP sería entregado a aquellos venezolanos que ingresaron hasta el 31 de octubre del 2018. Después de esa fecha, quienes ingresaron solo podían optar por el refugio.
Antes de la fecha pautada para salir de Lima caminando, el 28 de abril, habían confirmado 40 personas en un grupo de Whatsapp. No llegaron todos. Ese día solo 12 personas decidieron regresar a Venezuela a pie.