Unos esposos merideños, padres de cuatro hijos y residentes en Lima durante tres años emprendieron su viaje de regreso de manera muy diferente a la del resto de sus connacionales: lo hicieron en bicicleta.
Él tiene 34 años y ella 27, por el momento prefieren el anonimato porque sus familiares no están enterados de la decisión que tomaron y no quieren causarles ninguna preocupación. “No les dijimos nada porque se pueden poner mal. Por ejemplo, si se descargan los teléfonos, podrían pensar lo peor y eso es justo lo que queremos evitar”, relata el ciclista a Venezuela Migrante durante una parada para descansar.
Cuenta que antes de la pandemia tenían una posición económica estable. Estaban reuniendo dinero para luego invertirlo en su país, pero los planes se vieron truncados por la pandemia del Covid 19.
Vivían en el distrito de Surquillo y trabajaban en un casino. Él como asistente de control en el área de seguridad y ella de cajera. En Venezuela fue funcionario policial, escolta de profesión, experto en criminalística y ciencias forenses, miembro del Servicio de Investigaciones Policiales Técnicas Judiciales (SIPTJC); mientras que su esposa es ingeniera forestal y profesora de modelaje. “Me salí de eso porque no quería reprimir y matar a nadie”, recuerda el ex efectivo que decidió retirarse antes de, como sostiene, «agredir a quienes tenía por obligación defender».
La preparación del viaje
Aunque partieron el 20 de julio, la preparación comenzó un mes atrás cuando compraron las bicicletas. Una de ellas la adaptaron y tiene un cajón improvisado en el que llevan las maletas y alimentos para cocinar en el camino.
“Vamos en bicicleta porque es más seguro en el sentido de que tu mantienes la distancia, te cuidas y quizá para vivir una experiencia diferente”, dijo el esposo merideño desde Chancay al norte de Lima, durante la última comunicación que tuvo con Venezuela Migrante.
Agregó que dejaron todo lo que tenían en la habitación en la que vivían y solo llevan algunas prendas de ropa para ellos y otras para sus hijos.
La motivación para retornar
Además de los recursos que se acabaron durante el aislamiento social, y la lejanía para que se reinicien las actividades en la que estos esposos se ganaban la vida; la necesidad reencontrarse con sus hijos y sus padres, se convirtió en el motor que los hace pedalear cada día.
“El Día del Niño le dije a mi mamá que cómo quisiera estar allá, en la casa. Lo triste es que mi hija cumplió 8 años y por la situación de no tener dinero, no se le hizo nada. Ella está con mi madre y el varón está con la abuela materna junto a sus hermanos”, lamentó.
Lo incierto del camino de retorno
Esta pareja desconoce qué pasará cuando les toque cruzar a Ecuador, y si podrán hacerlo de manera legal o por los caminos verdes. Indican que, de no poder cruzar con las bicicletas, las venderían para seguir el camino. «La verdad es que tenemos fe y creemos que podremos pasar por Colombia sin mayores contratiempos».
Al llegar a territorio venezolano esperan no ser víctimas del plan de persecución del gobierno de Maduro en contra de los que retornan y estiman que el periplo se podría extender durante más de un mes hasta poder llegar a casa.
Al llegar a casa
Pese a que sus seres queridos no están notificados de la aventura, dos personas de confianza sí lo saben. Por eso, para mantener el secreto, cuando lleguen a Ecuador, él cambiará el chip de su celular para brindarle wiffi a su esposa y de esta manera no levantar sospechas.
Una vez finalizado el recorrido, se encerrarán en la casa de su suegra, que actualmente se encuentra deshabitada, para cumplir una cuarentena y así proteger la salud de sus hijos.