El primer ministro de Trinidad y Tobago, Keith Rowley, se solidarizó una vez más con la familia Santoyo Sarabia, cuando la Guardia Costera interceptó la embarcación que transportaba migrantes venezolanos.
Sin embargo, calificó como una «acción legal y apropiada» la actuación de la Guardia Costera, y rechazó cualquier intento de tildar a los agentes implicados en el incidente como «asesinos».
«Esa acción legal, esa acción apropiada para defender a Trinidad y Tobago, resultó en la muerte de ese niño y en ser llamado asesino, lo rechazo, lo rechazo, y lo rechazo» dijo Rowley en declaraciones a los medios el viernes 11 de febrero.
Rowley dijo que no sabía qué agente había apretado el gatillo, pero que sabía que el agente estaría sintiendo el dolor de saber que su acción «legal y apropiada» causó la muerte de un niño.
El incidente
La noche del sábado 5 de febrero, el bebé Yaelvis Santoyo Sarabia murió y su madre, Darielvis Sarabia, resultó herida cuando los guardacostas dispararon contra una embarcación que transportaba inmigrantes.
Los guardacostas dijeron que la embarcación había intentado embestir su barco.
El Primer Ministro dijo que el trabajo de los guardacostas fue defender a Trinidad y Tobago.
La Guardia Costera ha justificado que abrió fuego contra la embarcación en la que viajaban en un intento de detener a los migrantes y en «defensa propia», alegando que habían intentado «embestirlos».
Este hecho ha despertado numerosas críticas tanto de organizaciones humanitarias como del exilio venezolano, pero también dentro de Trinidad y Tobago, donde la líder de la oposición Kamla Persad-Bissessar reprendió a la Guardia Costera y calificó lo sucedido de asesinato.
La Policía y la Guardia Costera de Trinidad y Tobago han puesto en marcha dos investigaciones paralelas para aclarar las circunstancias de la muerte.
Con información de EFE