Mishael García y Nelsy Santelis no se conocen, pero tienen mucho en común. Son venezolanos, viven en Buenos Aires y quedaron desempleados durante la cuarentena impuesta por el gobierno argentino para evitar la propagación del coronavirus.
Ambos coinciden en lo complicado que es conseguir un trabajo en Argentina. Los dos poseen el Documento Nacional de Identificación (DNI) con la residencia temporaria, otorgado en ese país a los migrantes con una validez de dos años. Este documento les permite gozar de los mismos derechos laborales que los argentinos, cuyas normas legales están establecidas en la Ley de Contrato de Trabajo y en los diferentes de convenios gremiales.
García dice que gracias a las redes de contactos (amigos y familiares) pudo desempeñarse en varios. “No es fácil conseguir trabajo en mi área ya que muchos piden años de experiencia, otros no dan la oportunidad y otros tienen horarios no convenientes”, afirmó. Él es técnico superior en idiomas modernos y desde que emigró con su esposa, en octubre de 2018, hizo trabajos que nunca efectuó en Venezuela: jardinería, tapicero de respaldos de camas, pintor de rejas, operario de producción en telas vinílicas y en plantillas para zapatos.
Casi lo mismo vivió Santelis, una productora de contenidos y escritora, que, desde su llegada a Buenos Aires, en noviembre de 2019, estuvo empleada en una lavandería, una fábrica de productos capilares y dos veces como recepcionista de hoteles.
Pero la COVID-19 trastocó la estabilidad económica y, consigo, la laboral de ambos.
Desempleo, otra amarga arista del coronavirus
Si algo ha enseñado la emergencia de la COVID-19 es que no se trata de una crisis exclusivamente sanitaria, sino además económica. Las medidas de aislamiento social y cuarentena obligatoria, aplicadas en la mayoría de los países, tienen como efecto colateral la caída financiera. Según la Organización de Naciones Unidas, la contracción de la economía global será de 3,2% al terminar 2020.
En Argentina el panorama es similar. El informe de Perspectivas Económicas Mundiales, del Fondo Monetario Internacional (FMI), prevé una recesión de 5,7 % para el país que dirige Alberto Fernández. Es decir, será el tercer peor resultado de la región.
“La caída del PBI de la Argentina será superada solamente en la región por Venezuela y Ecuador, mientras que Paraguay mostrará el mejor panorama regional”, reseña el informe del FMI.
Santelis y García son un reflejo de estos tiempos. Quedaron sin trabajo porque las compañías en las que trabajaban redujeron costos y personal, producto de la baja de los ingresos derivada de la pandemia. Santalis quedó desempleada un día antes de establecerse la cuarentena obligatoria en Buenos Aires. Ella no tenía un contrato legal que regulara su relación laboral. Cree que la despidieron “debido a la pandemia” y que a la empresa le resultaba “más fácil” despedirla porque no tenía tanta antigüedad en sus funciones como recepcionista. “El motivo fue que como estaba en mis 3 meses de prueba y debido al coronavirus debían cerrar el hotel, ya no necesitaban mis servicios. Estaba ilegalmente trabajando sin ningún contrato”, explica.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que en Latinoamérica, tan solo en el segundo trimestre de 2020, 14 millones de personas han perdido sus trabajos. “Estamos ante una destrucción masiva de empleos, y esto plantea un desafío de magnitudes sin precedentes en los mercados laborales de América Latina y el Caribe”, expresó Vinícius Pinheiro, director regional de la OIT al analizar el informe de la OIT que explica cómo el coronavirus impactó globalmente en los empleos.
Al hacer énfasis en el desempleo de Argentina, el FMI proyecta en su informe semestral El Gran Aislamiento, que la tasa de personas sin trabajo se ubicará en 10,9 %, un porcentaje mayor si se compara con la tasa oficial de desocupación de ese país que cerró en 8,9%, según reseña el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en su página web.
Tan solo en Argentina entre el 15 de marzo y el 15 de abril de 2020 se registraron 5.386 despidos y 7.223 suspensiones de contratos laborales, según reseña el Centro de Economía Política de Argentina (Cepa). En un mes se cuadruplicaron los casos que involucran la ruptura o el riesgo de ruptura de contrato laboral entre trabajadores y patrones en Argentina.
Consecuencias del despido
Quedarse sin trabajo en medio de un contexto donde rige una cuarentena obligatoria es un escenario complicado para quien tiene que afrontar esta realidad. La OIT calcula que más de 1 de cada 6 jóvenes está desempleado a causa del Coronavirus, lo que equivale decir que más del 16% de la población joven del mundo no tiene trabajo. Como Nelsy y Mishael quienes tienen 25 y 30 años, respectivamente.
“La pandemia inflige un triple impacto sobre los jóvenes. No sólo destruye sus empleos, sino también su educación y formación. Se trata de grandes obstáculos en el camino de quienes buscan entrar en el mundo del trabajo o de cambiar empleo”, advierte la OIT.
A Nelsy Santelis le afectó “muy mal” en su planificación personal y financiera quedarse sin trabajo. Afirma que solo puede sobrellevar el desempleo durante la cuarentena gracias al apoyo que le da su hermano, quien tiene un trabajo formal, y a los ahorros de ambos. La escritora solicitó asesoría legal para saber qué puede hacer para restituir sus derechos laborales, pero no ha recibido respuesta sobre qué pasos seguir.
El caso de Misahel también es precario por las implicaciones que tiene la falta de trabajo en su planificación financiera. No obstante desestima iniciar algún procedimiento legal en contra de sus jefes: “No he buscado asesoría, ni lo haré. La patrona mostró ser calidad de humano para conmigo. Ella nunca fue mezquina con el tema del dinero. Ella me dio la oportunidad, me ayudó a mejorar mi trabajo. Aunque hubiera poco trabajo, se las ingeniaba para que tuviéramos un día más para cobrar”.
Desmejoras laborales
Además del aumento en la cantidad de despidos, existe otro factor que pone en riesgo la estabilidad salarial de los trabajadores. La OIT estima que las personas que mantienen un trabajo estable formal “han visto reducir sus horas de trabajo en un 23 por ciento”. El Cepa también identifica 4 tipos de riesgo salarial en su informe El impacto del aislamiento en el mercado de trabajo. Estos son: atraso de pagos de salarios, reducción salarial, suspensiones con reducción salarial y acuerdos entre patronos o gremios para determinar una reducción en el salario.
“En lo relacionado al riesgo salarial se produce un salto fenomenal en la primera quincena de abril pasando de 9 a 81 casos, afectando a 9.830 trabajadores en marzo y 287.233 trabajadores en abril”, reseña el Cepa.
Rodrigo Díaz –quien solicitó cambiar su identidad para este reportaje– es un inmigrante venezolano que evidencia las cifras de riesgo salarial antes descritas. Él es comunicador social, tiene 29 años y llegó a Buenos Aires en junio de 2018. Actualmente comparte con amigos el alquiler del apartamento en el que viven. Desde hace dos años ha trabajado como delivery y camarero establecimientos gastronómicos.
Días antes que comenzara la cuarentena obligatoria, lo ascendieron como encargado del restaurante en el que trabaja hoy en día. No obstante, los dueños del negocio decidieron disminuir parte del salario que perciben como una medida sin necesidad de reducir la nómina. Él asegura que las decisiones que aplican ahora en la empresas son para blindarse de las consecuencias del coronavirus.
“No he perdido mi trabajo, pero sí he sufrido reducción de sueldo (solo percibo la parte en blanco). Mi sueldo se ha reducido casi a la mitad, por ende solo estoy priorizando comida y alquiler. He tratado de mantener al día todos los gastos para no generar deudas. El restaurante no genera ingresos mientras esté parado por la cuarentena. La reducción de salario ha sido para todo el personal.”, asevera Díaz quien estima que una vez termine la pandemia se regularice su estatus salarial.