Médicos venezolanos en Colombia aliados invisibilizados en pandemia

Más de 22.000 profesionales de la salud han emigrado de Venezuela, según la Federación de Médicos Venezolanos

A mediados de 2019, cuando aún lucía lejana y remota la amenaza de una posible pandemia en América Latina y el mundo, que requeriría del apoyo de miles de trabajadores de la salud, en Colombia existían alrededor de 3.000 médicos venezolanos en proceso de convalidación de título ante el Ministerio de Educación. Pero, debido a la reglamentación para la autorización del ejercicio profesional, no les había sido posible presentar, por distintas razones, los documentos apostillados que certifican la prestación de su servicio social obligatorio, según lo señaló el embajador de ese momento Humberto Calderón Berti.

Para finales de 2017, según la Federación de Médicos Venezolanos, habían emigrado cerca de 22.000 médicos de Venezuela por falta de condiciones para ejercer su profesión. Colombia, además de Brasil, es el país con mayor receptividad de médicos venezolanos.

Aunque actualmente no existe un reporte oficial actualizado de cuántos médicos criollos están en el país vecino, algunas fundaciones y organizaciones no gubernamentales se han dado la tarea de levantar la data y dimensionar la situación.

Hernando Rubiano, Coordinador Nacional de Salud de Coalición por Venezuela explica que actualmente en Colombia, según cifras que maneja la ONG,  existen al menos 948 expertos en el sector de la salud, en diferentes áreas, de los cuales el 50% están legales en el país y el otro 50% está en trámites de legalizar su estatus migratorio. La mayoría estaría en Bogotá, Medellín y Barranquilla.

En esta última ciudad vive desde hace casi dos años la médico venezolana Maybeth López, quien junto a su hijo de seis años viajó por carretera desde Maracaibo hasta Maicao y de ahí se trasladó hasta Barranquilla para reencontrarse con sus padres y su hermana, quienes emigraron con anterioridad. Su esposo llegó después.

“Antes de llegar acá yo comencé mi convalidación. Aún estando en Venezuela yo ingresé los documentos en la página del Ministerio de Educación de Colombia y pude venir con eso en trámite, pensando que eso podía salir rápido”, dice.

“Metí mis papeles en enero de 2019 y me respondieron en junio que me faltaban documentos y que uno de los programas de estudio no se leía bien. Pero en octubre cambiaron la Resolución y como mi caso aún no estaba aprobado, y como en el sistema salía como si no hubiesen revisado mis documentos, en diciembre del mismo año me notificaron que mi caso había sido cerrado”.

La Dra. López emigró en enero de 2019 a Barranquilla

Por tal razón, López tuvo que ingresar este año de nuevo su título, sus notas certificadas y la modalidad de estudio, todos ya apostillados en Venezuela. 

“Comencé a realizar los trámites en Marzo. Pude meter los papeles pero lo paré por el pago. Son 645 mil pesos, que no los tengo. Y este gasto es sin garantía de que los vas a tener”, advierte López. El costo representa en la actualidad casi 200 dólares, o poco menos del sueldo mínimo en Colombia que se ubica en 800.000 pesos, aproximadamente.

El presidente de la Unión de Trabajadores Venezolanos y Colombo-Venezolanos, Simón Gamboa explica que, a diferencia de López, al menos 600 médicos venezolanos aunque tienen sus documentos no los han podido legalizar, ni apostillar y por tal razón no pueden optar a la convalidación de títulos. 

“Una vez que le entregan la convalidación al médico, que en promedio demora más o menos unos 10 meses, éste debe introducir sus papeles en el Colegio de Médicos para que le expidan su tarjeta profesional. Con eso puede participar por las ofertas de empleo en el sector salud”, explica Gamboa.

“Extraño mi sala de emergencias”

Como López no podía ejercer su profesión en Colombia, comenzó a buscar opciones. “Yo empecé a buscar trabajo en lo que fuera, ya que no podía ser como médico. Para Venezuela no me iba a regresar. Toda mi familia está aquí. Yo era la que más se había demorado y eso por apostillar”, recuerda.

Un día escuchó sobre la apertura de un call center y, por mera curiosidad, decidió acompañar a su sobrino quien también fue a probar suerte.

 “Yo no sabía lo que era un call center. ¡Ni sabía que existían! Pero igual fui a la entrevista. Yo cambié mi currículum. Pero cuando comenzamos a hablar, y conocieron mi historia, creo se apiadaron de mí”, asegura. “Yo fui de metida, a probar suerte, y terminaron contratándome a mí y no a mi sobrino. Yo fui de metida y de metida quedé”, recuerda con tono jocoso.

En su primer año trabajó en un call center

“Me emplearon con el pasaporte. Allí me dieron una carta y gracias a ese empleo pude abrir una cuenta bancaria. Atendí la llamada de latinos interesados en comprar productos estéticos naturales”.

“Ahí había muchos venezolanos. Al final todos se enteraron que soy médico y terminé recetando a muchos de mis compañeros en la oficina”, recuerda.

 

Asegura que su etapa en el call center le dejó amistades y enseñanzas

López se graduó de la Universidad del Zulia en 2007 como médico y cinco años después, en el mismo recinto, se graduó como pediatra. Durante más de una década trabajó en el Hospital Adolfo Pons, en Maracaibo. Su más reciente cargo, antes de partir, fue Médico pediatra adjunto en la emergencia.

“Extraño a mis pacientes, los de la Unidad de Cuidados Intensivos. Extraño mi casa, mi sala de emergencia, pero sobre todo como trabajábamos antes, cuando había de todo”, dice con nostalgia.

La Dra. López tiene trece años de experiencia médica

“Es duro. Es difícil, tanto emocional como psicológicamente. Es un cambio de 180°. Imagínate, de uno ser médico especialista y trabajar en un hospital tipo IV a trabajar en un call center. Toca aceptar y abrazar la adaptación. Tener una gran madurez para dejar de hacer lo que por toda una vida hice. Pero “Dios es grande y sabe dónde uno puede servir, aunque no esté en un hospital”.

Por dos años dio clases en la Universidaad del Zulia, ad honores

Como López, a finales de 2019, logró tramitar su Permiso Especial de Permanencia (PEP), siguió buscando alguna oportunidad laboral. A través de la amiga de una vecina logró hablar con un el director de un liceo de casi 900 alumnos. Estaban buscando a una nutricionista. Ella le explicó que aunque era médico pediatra, sí tenía cursos y diplomados en nutrición infantil. El director accedió a su propuesta y la primera semana de marzo de este año, justo una semana antes de decretarse la pandemia en Colombia, López alcanzó a firmar su contrato.

“Trabajo tres horas, tres veces a la semana. Por la pandemia me tocó hacer videos para redes sociales, cápsulas de bienestar. Actualmente doy apoyo nutricional y comparto hábitos saludables. También doy charlas y talleres virtuales. Es mi manera de seguir conectada a mi esencia. Esto está en mí. Es lo que yo sé. Y no me lo pueden arrebatar así”, dice mientras confiesa que le ha tocado estudiar un poco de marketing y redes sociales para adaptarse a los tiempos modernos.

La Dra. López ahora se las ingenia a través de las redes

La deuda

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que los países con ingresos medios/bajos deben tener mínimo 23 médicos por cada 10 mil habitantes. Pese a que el índice de Colombia está por debajo de las recomendaciones de la OMS, con una proporción de 18, de acuerdo con cifras del Banco Mundial, la posibilidad de aumentar el capital humano con talento extranjero ha sido reducida y también efímera.

El pasado 24 de marzo, el presidente de Colombia Iván Duque Márquez anunció la expedición de un decreto que buscaría acelerar la convalidación de títulos educativos en el sector salud, de modo que médicos y otros especialistas que se han formado en el exterior pudieran aportar su conocimiento al país. “Creo que esta es una articulación muy importante entre el Ministerio de Educación y el Ministerio de Salud”, declaró.

Sin embargo, al día siguiente, el gremio médico le envió una carta al mandatario donde veían «con gran preocupación la posibilidad que desde el gobierno nacional sea planteada cualquier flexibilización de los tiempos y procedimientos requeridos para la convalidación de títulos de médico general y de primeras o segundas especialidades médicas que procedan del exterior; indistintamente».

“Se podría dar a médicos generales y a algunas otras especialidades la posibilidad de ejercer en esta coyuntura mediante licencias o permisos transitorios, los cuales terminarían al finalizar la crisis y entonces, estos profesionales graduados en el extranjero, así temporalmente convalidados, iniciarían sus trámites normativos correspondientes”, reza el texto.

Cuatro días después, el Estado colombiano reculó pese a la emergencia sanitaria que se avisoraba y que hoy día ha cobrado la vida de más de 22.000 ciudadanos en el país.

“Nosotros lo que proponemos es que apliquen las iniciativas de otros países para la certificación de conocimientos y saberes. Pensar en programas de rurales para médicos venezolanos y que eso sea suficiente para poner a prueba sus conocimientos y cubran los gastos de la convalidación”, señala Gamboa y refiere a casos como España, uno de los países más afectados por el virus en Europa y en el mundo, que dispuso que se puedan incorporar a los servicios de salud profesionales con títulos extranjeros obtenidos por fuera de la Unión Europea. O el caso de Chile, que expidió un permiso temporal que ha permitido trabajar a algunos médicos en hospitales públicos de alta necesidad mientras otorgan los permisos oficiales. 

Para muchos la pandemia colocó sobre el tapete un tema que se ha dilatado por años. Mientras tanto, son muchos los médicos venezolanos que, como López, confiesan estar dispuestos a compartir conocimiento y así, de alguna manera, retribuir a Colombia la hospitalidad.