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Duque pide celeridad en desembolsos para atender crisis migratoria venezolana

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El presidente colombiano, Iván Duque, agradeció este martes los fondos aprobados por la comunidad internacional para los países que reciben a los migrantes venezolanos, pero enfatizó en que se requieren mecanismos para el desembolso rápido de esas ayudas.

Así lo expresó el jefe de Estado colombiano durante su intervención virtual en la Conferencia Internacional de Donantes en solidaridad con los refugiados y migrantes venezolanos en los países de la región, en el contexto del coronavirus, convocada por la Unión Europea (UE) y el Gobierno de España, con el apoyo de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

«Mi mensaje es, primero, de gratitud por esta reunión. De gratitud en el sentido de las manifestaciones y aportes, pero creo que necesitamos que los aportes se consoliden en monto, se consoliden en velocidades de desembolso, en la periodicidad de los mismos y la debida focalización», dijo Duque.

Contribuciones internacionales

La conferencia de donantes en apoyo de los migrantes y refugiados venezolanos y los países latinoamericanos que los acogen reunió este martes contribuciones internacionales por 2.544 millones de euros (2.790 millones de dólares), ante una llamada a la solidaridad en una situación agravada por el COVID-19.

De esas contribuciones, 595 millones de euros (653 millones de dólares) corresponden a donaciones, precisó la ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya.

Mecanismos expeditos

Duque reiteró que valora «los esfuerzos de los países donantes en esta reunión, pero también quisiera precisar que lo que hay que buscar son instrumentos de rápido desembolso, y donde nosotros no tengamos tanta condicionalidad atada a peregrinajes administrativos, que pueden entorpecer los flujos de esos recursos».

Según cifras del Gobierno colombiano en el país viven unos 1,8 millones de venezolanos que salieron de su país, sumido en una crisis social, económica y política.

El gobernante colombiano insistió en que «lo que nosotros estamos viendo en Venezuela es la más grande crisis migratoria y humanitaria que se haya visto en nuestro continente, en la historia reciente».

Añadió que una situación similar se vive en Ecuador, Perú y Chile, y cuando se compara con otros casos a nivel mundial, «estamos hablando de que esta es la segunda crisis más grande después de la crisis de Siria, donde cerca de 6,2 millones de personas salieron de ese territorio».

«La gran mayoría de países hemos asumido un reto social y económico», manifestó Duque, y explicó que los países que han «absorbido esos movimientos migratorios» aplicaron «muchísimas medidas de carácter social y económico que traen costos elevados».

Detalló que «las cifras que Colombia ha podido estar destinando por año superan los 1.000 millones de dólares en los últimos tres años».

Riesgo para la región

De otro lado, Duque advirtió que a la comunidad internacional «que si no termina rápidamente esa dictadura en Venezuela, esta situación (migratoria) se va a agravar, y mucho más en el campo de lo que estamos viviendo por la pandemia del COVID-19«.

Indicó que las condiciones de las unidades de cuidados intensivos en el vecino país «son altamente precarias», lo mismo que la información epidemiológica y las cifras de contagio y de muertes por el coronavirus.

«La poca certeza sobre la información de contagios y de decesos puede constituirse en una bomba de tiempo, donde, ante las carencias, eventualmente se van a presentar más presiones sobre los países limítrofes», apostilló Duque.

Efe

Ecuador no tiene objeción a corredor humanitario de regreso de venezolanos

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El canciller de Ecuador, José Valencia, expresó a Efe que no tiene «ninguna objeción» a que se estableciera un corredor humanitario regional para el regreso de migrantes venezolanos a su país, cuyo número se ha incrementado exponencialmente por las restricciones impuestas por el COVID-19.

«Hemos hablado con las autoridades colombianas sobre este tema (el de la salida de migrantes). La política del Estado ecuatoriano es no restringir la salida de extranjeros que quieran salir del país en general, no solo venezolanos, así que de nuestra parte no hay ninguna objeción a que ello ocurra«, manifestó el ministro de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana.

Valencia reconoció que el camino de retorno de los venezolanos es una tendencia en toda la región, y en el caso de Ecuador, «claramente el resultado del impacto de la epidemia en la economía, donde muchas empresas han cerrado sus actividades, ha habido despidos y la economía no formal se ha reducido de manera sustancial».

80 % en Ecuador está sin trabajo

De acuerdo a una reciente encuesta realizada por la Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela, conocida como R4V, elaborada en plena pandemia de COVID-19 en Ecuador, el 80 por ciento de los hogares venezolanos manifestó encontrarse sin trabajo y el 30 por ciento reportó no tener suficiente comida.

La R4V contabiliza en Ecuador 363.018 refugiados y migrantes de Venezuela, según la última actualización de 31 de marzo pasado, aunque Valencia los cifra en más de 400.000.

El ministro ecuatoriano recordó que su Gobierno ha apoyado que la República Bolivariana fletara aviones de repatriación, aunque de momento, ve difícil el establecimiento de un corredor constante a través de Colombia.

«Hemos conversando con las autoridades de Colombia y en este momento tienen una disposición legal muy tajante, muy firme, de no permitir el ingreso de ninguna persona extranjera a sus fronteras en el marco de su lucha contra el COVID-19», puntualizó.

Por otra parte, Bogotá ha insistido en que Venezuela permite el regreso de sus ciudadanos, pero restringe el número de los que pueden ingresar diariamente al país a pocos centenares.

Preguntado por Efe, el canciller explicó que la creación de un corredor de estas características no depende exclusivamente de Ecuador y mostró su disposición a «facilitar la salida de personas según las decisiones de las autoridades colombianas y de Venezuela».

De momento, las fronteras del país, así como la de todos los vecinos regionales, se encuentran cerradas por la pandemia, lo que ha obligado a miles de venezolanos a atravesar pasos ilegales, conocidos como «trochas», con los riesgos que entrañan para su vida y la proliferación de mafias, para poder seguir camino a su país.

Conferencia de donantes

Ecuador, resumió Valencia, estaría a favor de favorecer la creación de un corredor humanitario de regreso regional bajo auspicio internacional que opere «de una manera adecuada, para que puedan regresar a su país los venezolanos que salieron en años anteriores», aunque no sea algo que dependa de la voluntad de su país sino de otros muchos factores.

La conferencia internacional de donantes en favor de los migrantes y refugiados venezolanos celebrada telemáticamente entre Madrid y Bruselas, logró recaudar este martes 2.544 millones de euros (2.790 millones de dólares), informó la titular española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya.

Con esas ayudas los donantes tratan de reforzar programas humanitarios y de protección y apoyar a los países de acogida, sobre todo Colombia, Perú y Ecuador.

Con información y foto de Efe

Policía y Migración Colombia impiden a 103 venezolanos viajar a Cúcuta

Son 103 venezolanos. Están retenidos en una carretera a cinco horas de Bogotá desde la mañana de este martes 26 de mayo, cuando la Policía Nacional de Colombia detuvo los tres autobuses donde viajaban.

Con esfuerzo reunieron entre todos y después de 10 días lograron alquilar tres unidades para salir de la capital colombiana y llegar hasta Cúcuta, para cruzar la frontera y retornar a Venezuela.

Sin embargo, a las 6:43 de la mañana funcionarios de la Policía colombiana los detuvo en el pueblo de Santa Rosa, en plena carretera al alegar que no podían continuar su viaje porque está prohibida la circulación de vehículos por la cuarentena del COVID-19 en el vecino país.

Leonardo Rodríguez, uno de los retenidos en ese poblado colombiano, contó a Efecto Cocuyo que ya llevaban nueve horas sin que las autoridades les dieran una solución viable.

Solo quieren regresar al país. Desde que llegó la cuarentena por la pandemia del nuevo coronavirus quedaron sin trabajo para poder pagar la renta o arriendo como llaman en Colombia el alquiler de habitaciones.

«Por no tener renta, trabajo y otras situaciones personales, lamentablemente no podemos seguir en este país y tenemos que devolvernos a nuestras casas», dijo Rodríguez.

Quieren que viajen a pie

Al lugar en todo ese lapso solo se apersonó un concejal de la zona. Pero las propuestas que les plantean son «inviables». La primera de ella es que se bajen de los autobuses y continúen su recorrido caminando. Eso serían al menos 17 días. Pero viajan niños y adultos mayores con ellos.

La segunda es devolverlos a Bogotá. «Si nos devuelven a Bogotá no tenemos ninguno donde dormir, cada quien tuvo que entregar arrendo, habitación o pieza donde vivía», resaltó Rodríguez.

Esperan que puedan permitirles continuar su camino a Cúcuta, porque es la única salida que tienen para llegar a Venezuela.

«Estamos en paz, lo único que solicitamos es que nos dejen continuar nuestro camino hasta la frontera», reiteró.

Cuestionaron a Migración Colombia, porque en su página web ofrece un registro y la compra incluso de boletos para quienes deseen retornar, pero ambos servicios no están operativos, aseguró Rodríguez.

Policía y Migración Colombia impiden a 103 venezolanos viajar a la frontera
Viajan en tres autobuses desde Bogotá y esperan llegar a Cúcuta

Qué dice Migración Colombia

El pasado 29 de abril esta dependencia del Gobierno colombiano emitió un comunicado en el que advirtió que las y los venezolanos que incumplieran el aislamiento obligatorio serían sancionados administrativa y penalmente. Para el retorno los obligan a coordinar la salida con las alcaldías de cada jurisdicción.

Sin embargo, Rodríguez destacó que ni la Alcaldía de Bogotá ni Migración Colombia les dieron respuesta.

«Frente la salida de buses de servicio especial contratados por ciudadanos venezolanos, Migración Colombia informó que en caso de que los mismos hayan iniciado el recorrido sin ningún tipo de coordinación o autorización por parte de la alcaldía, serán inmovilizados hasta que haya disponibilidad para su tránsito en frontera», explica el comunicado de esta dependencia.

Además añaden que «sus ocupantes serán sujetos de una sanción administrativa, que incluso podría llegar a la imposición de una medida de deportación o expulsión, la cual les impedirá ingresar a Colombia por varios años, así como acceder a beneficios migratorios como el PEP«.

Migración Colombia justifica estas medidas en las normas para evitar la propagación del COVID-19 y las restricciones de la administración de Nicolás Maduro para la recepción de sus connacionales. Aseguran que «en la actualidad Venezuela solo está permitiendo el ingreso de ciudadanos venezolanos hacia su país por el Puente Internacional Simón Bolívar, en Villa del Rosario – Norte de Santander 200 personas y por el Puente Internacional José Antonio Páez, en Arauca 100 personas».

Hasta el 29 de abril al menos 14 mil venezolanas y venezolanos habían dejado Colombia para regresar a su nación por las fronteras con Colombia.

Rodríguez insistió que el deseo de estos 103 venezolanos y venezolanas es regresar al país y les permitan seguir su viaje a la frontera.

UE anuncia ayuda de 144 millones de euros para migrantes venezolanos

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La Unión Europea (UE) anunció este martes, 26 de mayo, que su contribución a la conferencia internacional que recauda fondos para migrantes y refugiados venezolanos asciende a 144,2 millones de euros, mientras que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) ofrecerá 400 millones en préstamos.

«La UE contribuirá a esta conferencia aportando 144,2 millones de euros en fondos nuevos de ayuda humanitaria, cooperación al desarrollo y prevención de conflictos», desveló el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, durante el encuentro, organizado por videoconferencia junto al Gobierno de España.

Por su parte, la ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, anunció que la aportación de España será de 50 millones de euros en tres años y recaerá especialmente en Colombia, Perú y Ecuador.

Borrell puntualizó que el BEI «pondrá a disposición de los países receptores de inmigrantes 400 millones de euros en préstamos».

El comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic, explicó que, de la contribución total de la UE en esta conferencia, en 2020 asignará 68 millones de euros del presupuesto humanitario para hacer frente a necesidades urgentes.

«Estos fondos permitirán hacer frente a necesidades urgentes. Proporcionaran asistencia que puede salvar vidas de los refugiados y migrantes más vulnerables en sectores clave, como la sanidad o la educación», dando apoyo a las comunidades locales, explicó.

Según Lenarcic, la pandemia de coronavirus «pone la seguridad, la salud y los sistemas sociales todavía bajo más presión. Afecta fuertemente a las economías nacionales y compromete su capacidad de integrar a los migrantes», por lo que «hay que ayudarles».

Por su parte, la comisaria europea de Asociaciones Internacionales, Jutta Urpilainen, explicó que cerca de la mitad de la nueva ayuda anunciada este lunes por la UE, unos 70 millones de euros, se centrará en «esfuerzos de desarrollo».

«Trabajamos para que haya más niños yendo al colegio, rompiendo el círculo de la pobreza y construyendo un futuro más brillante», dijo la comisaria.

Urpilainen destacó que la UE y sus Estados miembros han unido fuerzas en apoyo de los países más necesitados durante crisis de la COVID-19.

En esa línea, pidió a la comunidad internacional «situar los valores del multilateralismo y la solidaridad en el corazón de la solución» de la pandemia.

Con información y foto de EFE

Ecuador pide soluciones «globales» al problema de la migración venezolana

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Ecuador pide soluciones globales al problema de la migración venezolana de cara a la cumbre de donantes prevista para este martes, 26 de mayo, aunque reconoce que lo más urgente en este momento es brindar ayuda para la «subsistencia» de miles de ellos que han quedado sin sustento.

«Lo primero e inmediato es la necesidad de subsistencia, proyectos para apoyar a estas personas, que muchas de ellas estaban en la economía informal, algunas incluso en la formal», dijo el ministro de Relaciones Exteriores, José Valencia, al elaborar sobre las expectativas de Ecuador de un encuentro en el que participarán 60 países.

Ayuda a migrantes y a receptores

En una entrevista con Efe, el ministro habló sobre los que cree son los cuatro objetivos que deben guiar a los participantes en la cumbre convocada por la UE y España, con el apoyo de la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

A juicio de Valencia, se debe analizar el problema teniendo en cuenta las dificultades de los propios migrantes pero, también, las de los países de acogida, en particular, a raíz de las consecuencias de la pandemia del coronavirus.

«La pérdida de empleo en el país es marcada -150.000- y necesitamos atender ese tema humanitario de urgencia», destacó el canciller.

Y pidió asimismo «cubrir tanto a los propios migrantes como a las comunidades en aquellos puntos del país donde han llegado mayores números de venezolanos».

«Debe haber una acción comprensiva a través de los programas del Gobierno ecuatoriano, ayudando a financiar esos programas de tal manera que la atención sea global, y que no se cree algún tipo de fricciones», precisó.

180 millones de dólares al año

Estos últimos años Ecuador ha acogido a más de 400.000 migrantes, a decir del canciller, lo que supone una carga presupuestaria difícil de sobrellevar, particularmente en las condiciones actuales de crisis.

Por ello, consideró, también es necesario «tratar el tema de la reactivación productiva de Ecuador, y de esas comunidades específicamente», porque con el déficit que arrastra su Gobierno la carga es insostenible.

«La plataforma de las Naciones Unidas para migrantes calculó que para el trienio 2019-2021 se prevé un gasto fiscal en Ecuador de alrededor de 550 millones de dólares, unos 180 millones al año».

Se trata de partidas presupuestarias destinadas por ejemplo a la escolarización de más de 40.000 niños venezolanos o las más de 509.000 atenciones médicas brindadas a migrantes, que entre las dos sumaron 82 millones de dólares en 2019.

«Es una importante carga para Ecuador, que este rato está sufriendo una escasez marcada debido a la drástica reducción de los ingresos fiscales por la desaceleración económica que ha provocado el coronavirus».

En ese sentido, Valencia destacó la necesidad también de ofrecer «apoyo al Estado ecuatoriano en los esfuerzos que hace -y que ya venía haciendo desde antes-, pero que ahora tiene una especial significación para la atención a la comunidad venezolana entre nosotros».

La integración, en peligro

Las finanzas ecuatorianas, que venían arrastrando un severo déficit dejado por el anterior Gobierno -más de 60.000 millones de dólares-, se han desplomado estos dos últimos meses debido a la parálisis del mercado y la caída del precio del petróleo, su principal fuente de divisas.

El Gobierno y organismos internacionales prevén una caída del PIB este año de entre 6 y 8 puntos porcentuales, con el impacto que ello representa para el mercado de trabajo y la economía en general.

«Todo eso hace que nos preocupemos no solo por la regularización de los venezolanos, sino por su integración dentro de la sociedad, sobre cómo van a funcionar en un país donde se da una severa crisis económica», abundó el ministro.

Otro efecto del aislamiento ha sido la suspensión temporal del proceso de regularización iniciado en agosto de 2019, que continuará cuando las circunstancias lo permitan.

«En este momento, más de 172.000 venezolanos tienen ya visado en nuestro país, varias de esas visas son humanitarias y se enmarcan dentro del plan que el presidente Lenín Moreno expuso».

Valencia asegura que el Estado ecuatoriano «ciertamente va a cumplir con su obligación y compromiso humanitario«, pero que «dadas las circunstancias del momento, hoy más que nunca nos es necesario contar con apoyo internacional«.

Una esperada cumbre

La cumbre comenzó a prepararse el año pasado y tras una reunión en diciembre en Bruselas solo restaba decidir dónde y cómo tendría lugar. Pero luego se expandió la pandemia y tocó optar por la versión virtual.

El encuentro se suma al llamado «Proceso de Quito» (2018-2019), en el que los países de la región coordinaron medidas técnicas para aliviar los problemas migratorios desde el punto de vista de cruce de fronteras y documentación.

«La conferencia de mañana se enfoca más a que la comunidad internacional concrete esfuerzos de aportes a proyectos, a programas e iniciativas de los Estados que recibimos migración y que nos encontramos bajo una importante presión presupuestaria».

«Para nosotros, la conferencia de donantes es capital, es importantísima. Creemos que es un punto de partida para tener un enfoque solidario de la comunidad internacional hacia este tema, que ha tomado una adicional urgencia como consecuencia de los efectos de coronavirus», concluyó el ministro.

Elías L. Benarroch

Con información de EFE

Uriel Molina, el caminante que puso rostro a los venezolanos que regresan al país

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A Uriel Molina le falta poco para llegar a casa. Está en Venezuela, pero cumple una cuarentena en la sede de Fundafar, en el occidente del país, estado Falcón. Su viaje de vuelta, como caminante, comenzó el 16 de abril en el cono norte de Lima, cuando él y otras doce personas iniciaron un periplo.

Los trece caminantes se dividieron en grupos pequeños para abordar camiones en diferentes tramos. Molina fue el líder de uno de estos: decidían en equipo asuntos como dormir cerca de estaciones de servicio para resguardar su seguridad.

Según este venezolano, su historia no era muy diferente a la del resto de sus compatriotas en Perú. No tuvo un empleo formal, pero ganaba suficiente para sostenerse y enviar dinero a sus hijos en Venezuela. Ellos eran su principal motivación para mantener la energía y levantarse cada día.

La pandemia cambió los planes y debió confinarse después del 15 de marzo. Sus ahorros se acabaron rápido y culminado el primer mes de aislamiento social ya no había nada qué hacer. “Me quedé sin empleo y sin dinero para seguir pagando alquiler. Perú estaba paralizado”. Así, decidió aventurarse a caminar de regreso a Venezuela, en medio de un estado de emergencia y una pandemia de COVID-19. Entre los países que atravesaría estaba Ecuador, destino en un profundo colapso por el virus.

La organización de los caminantes

Molina coincidió con venezolanos en su misma situación, a través deWhatsApp coordinaron lograron organizar un grupo que partiría en abril. A mediados de abril, no solo empezaron a caminar, sino que dejaron registros del recorrido. Sus videos se hicieron virales en redes sociales. Periodistas y medios de comunicación documentaron su recorrido, lo que ayudó a que algunas personas los reconocieran y prestaran apoyo.

Para los migrantes caminar sin detenerse desde Lima hasta Ecuador resultó imposible, por lo que decidieron pedir aventones a vehículos pesados. Molina, en alguna oportunidad, se subió en la cajuela superior de un gandola, donde estuvo expuesto varias horas al humo emanado por el tubo de escape. “Si no era así, me tardaría más en llegar”.

Recuerda con agradecimiento cuando una iglesia en Chiclayo, en la ciudad al noroeste peruano, abrió sus puertas para recibirlos en medio de la pandemia. Ese día, junto al reducido grupo de caminantes que dirigía, se bañaron, comieron y durmieron en camas; además, recibieron comida para continuar su viaje.

Entrada a Ecuador

Para el 29 de abril ingresaron a Ecuador. El miedo crecía por el riesgo que significaba pasar por Guayaquil, ciudad que en ese momento estaba colapsada por la COVID-19. Molina relata que se encomendó a Dios para que él y sus amigos de viaje salieran ilesos, también utilizaron todo el arsenal para mantenerse libres de coronavirus: alcohol, mascarillas y lavados de manos.

Cuando atravesaban Ecuador se enteró, a través de otros caminantes, del arrollamiento masivo, donde murieron 3 personas y 5 resultaron heridas, en Barranca, Lima, el 1 de mayo. “Estoy llorando, esto es muy triste”, dijo en ese momento a Efecto Cocuyo.

No los conocía, pero entendía enormemente lo que estaban pasando y “no era justo que terminaran así”. Él debió desmentir que era una de las víctimas del accidente porque algunos medios de comunicación utilizaron sus fotos como referencia y sus familiares estaban preocupados.

Lesiones de un caminante

Después de casi 15 días de caminata, el desgaste físico era notorio. Molina tenía los pies destrozados, muchas horas sin un verdadero descanso y un absceso en la espalda producto de cargar su mochila. Él mismo se curó para evitar una infección y, pese al dolor, siguió su travesía.

En el trayecto recibió medicamentos donados. En Quito, el grupo decidió detenerse porque necesitaban un descanso. Él y otros caminantes se quedaron, pero los demás siguieron a Rumichaca, un paso fronterizo entre Ecuador y Colombia. Fue en esa parada cuando unos amigos le informaron que la embajada de Venezuela en Ecuador estaba recibiendo solicitudes para quienes quisieran regresar al país. Él se acercó porque “no tenía nada que perder”. Describe que al solicitar información, lo mandaron a llenar los formularios que había dispuesto la administración de Nicolás Maduro para que revisaran su caso y ver si calificaba como prioritario.

Antes de que el funcionario se retirará, Molina insistió y mostró las reseñas hechas por los medios y las entrevistas que había ofrecido durante el recorrido. El funcionario cambió de decisión y de inmediato le dijo que conocían su caso, pidieron su número y al día siguiente abordó un avión con otro de sus compañeros. El resto ya estaba en Rumichaca.

Por fin, en Venezuela

La mañana del 7 de mayo, Molina estaba desde temprano en la embajada de Venezuela en Quito. “Tremendo paso el que di», cuenta Molina, pues tras 19 días de caminatas estaba en un avión de regreso a Venezuela. Durante el vuelo, operado por Conviasa. Uriel relata que no podía sentirse más emocionado y feliz. De ahí fue trasladado a Lara y después a Falcón. Todavía faltan días para concluir su confinamiento, que puede extenderse porque varias personas que viajaron en su vuelo resultaron positivas en la prueba del hisopado nasal para detectar el COVID-19.

De momento siente preocupación porque sus resultados aún no llegan. Molina dice que de esta experiencia le quedó una gran lección: “A Venezuela no la cambio por nada y ojalá que no nos toque volver a salir”.

Venezolanos desplazados por Suramérica vuelven a su país huyendo del COVID-19

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Miles de venezolanos  desplazados atraviesan Latinoamérica de vuelta a su país. La emergencia sanitaria por el coronavirus los ha dejado sin techo ni trabajo y los ha volcado a un amargo retorno a una Venezuela, donde la crisis política y económica que provocó el mayor de los éxodos en el mundo hace más de un lustro, es aún más compleja.

Según la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas (Acnur), hasta principios de este año unos cinco millones de venezolanos se vieron forzados a salir de su país.

Pero desde que el COVID-19 llegó a Latinoamérica, decenas de familias venezolanas pernoctan a la intemperie frente a embajadas o consulados o improvisan campamentos en las fronteras a la espera de ayuda para regresar a su país.

Huyen ahora, de retorno a su país, de morir de hambre en la calle, tras quedarse sin trabajo y por ende sin dinero para pagarse una vivienda, pero también escapan de la discriminación y los ataques de los nacionales de los países donde se habían establecido que los ven como un factor de propagación del coronavirus.

Así es como muchos venezolanos ponen en riesgo sus vidas y cruzan la región por pasos ilegales para llegar a Colombia y de ahí a su país. Esta situación es aprovechada por «coyotes» (personas que transportan de forma ilegal a inmigrantes), que por 15 o 30 dólares los ayudan a pasar de un lado a otro bajo condiciones inhumanas, dado que las fronteras están cerradas por el coronavirus y el flujo del transporte está en mínimos.

Urgen acciones

La expansión de la pandemia por Latinoamérica ha puesto en mayor riesgo a los migrantes venezolanos, advierten varios organismos internacionales como la Acnur, que se han unido a la convocatoria de la Unión Europea (UE) y España de una conferencia de donantes para apoyar a países como Colombia, Perú y Ecuador donde miles de estas personas se encuentran en grave riesgo.

Al anunciar la conferencia para el próximo 26 de mayo, la ministra española de Exteriores, Arancha González Laya, señaló que la «comunidad internacional no puede mantenerse al margen del drama del éxodo venezolano. Es necesario actuar sin esperar más».

«La situación de muchas de estas personas es de extrema vulnerabilidad, aun sin tener en cuenta la propagación del COVID-19, se fueron del país con poco y lamentablemente retornaron con menos», dijo a Efe uno de los oficiales de la Acnur.

La Acnur y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) señalaron que los países de acogida han tenido que destinar y concentrar sus capacidades para atender la emergencia sanitaria, por lo que programas como los que daban apoyo o alivio a miles de venezolanos han sido suspendidos o han desaparecido.

Colombia, el más afectado

Colombia, país que acoge a la mayor cantidad de venezolanos que han salido de su país huyendo de la crisis, concentra a unos 1,8 millones, según el balance de Migración Colombia del mes de abril.

De acuerdo a las autoridades, entre el 14 de marzo y el 14 de mayo han regresado a su país 58.127 venezolanos, un 3 % del total que se estableció en Colombia.

«Es una sensación de sentimientos encontrados, por un lado te da alegría de ver a tu familia en tu país, por el otro es triste volver sin nada y más cuando tu madre o tus hermanos sobrevivían de lo que yo les mandaba», cuenta a Efe Karen, una madre que junto a sus dos hijos menores llegó al país hace dos años y trabajaba como manicurista en uno de tantos salones de belleza de la capital que tuvieron que cerrar.

Las cifras de Venezuela

El gobierno de Nicolás Maduro no ve la masiva migración venezolana como una crisis humanitaria, por el contrario, considera que es una estrategia de los opositores a  Maduro y de países como EEUU o Colombia para «atacar al país y a su Administración».

Muy por debajo de las cifras de Colombia (58.127), el Gobierno venezolano señala que unas 41.933 personas han regresado al país por las fronteras terrestres desde que empezó la crisis sanitaria.

De esos 41.933 venezolanos, solo 220 personas han dado positivo a la prueba de coronavirus, hasta mediados de esta semana.

No obstante, las cifras de la administración de Maduro, según el balance ofrecido este sábado, 23 de mayo, cifran el retorno de migrantes en más de 45 mil, de los cuales 601 han dado positivo para COVID-19.

Entre el 16 y el 18 de mayo se registraron 159 casos, un 19 % respecto al total de contagios.

De los 77 registrados el 18 de mayo, la mayor variación inter diaria hasta esa fecha, 64 son importados: 47 de Colombia, 4 de Brasil, 8 Ecuador y 5 Perú.

Se atrincheran en Ecuador

En Ecuador, según cifras oficiales, hay unos 354.000 venezolanos, pero los datos no oficiales hablan de al menos un 30 % más de estos ciudadanos que habrían entrado de forma irregular al país.

La pandemia ha castigado sobre todo el trabajo informal y por ende a miles de venezolanos, que tenían en este sector su única fuente de sustento y han quedado en la calle exponiéndose no solo a enfermarse de coronavirus sino que los casos de discriminación han aumentado ante el temor de que puedan ser una fuente de contagio.

El 60 % de los venezolanos que viven en Ecuador «están en condiciones altamente precarias. Esta última semana, un centenar de migrantes se ha atrincherado a los pies del edificio del consulado para exigir su repatriación», dijo Pedro Sassone, cónsul de Venezuela en Quito.

En Brasil varios contagiados

La Operación Acogida, la iniciativa del Gobierno brasileño para recibir y atender a los cerca de 260.000 venezolanos que ingresaron en los últimos años, reportó que al menos 41 de estas personas habían contraído COVID-19 hasta el pasado viernes 15 de mayo en el gigante suramericano, el segundo país en el mundo con más casos de coronavirus.

De ellos, uno murió y 26 se recuperaron, mientras que 152 venezolanos fueron retirados de los centros de la Operación Acogida y aislados ante la sospecha de la enfermedad en Pacaraima, el único paso fronterizo entre ambos países; Boa Vista, capital del estado fronterizo de Roraima, y Manaos, capital del vecino estado de Amazonas, todos muy afectados por el COVID-19.

La mayor parte de los venezolanos establecidos en Brasil, de los que unos 130.000 han solicitado estatus de refugiado (que les da derecho a beneficios como los subsidios para afectados por el COVID-19), ha permanecido en el país pese a no tener trabajo.

La mayor comunidad en Chile

En Chile viven 455.494 venezolanos (un 30 % del total de extranjeros).

Hasta el pasado 5 de mayo, unos 250 venezolanos que habían estado reclamando ante el consulado de su país en Chile pudieron salir rumbo a Caracas en un vuelo proporcionado por el Gobierno de Nicolás Maduro, sin embargo, centenares continúan pidiendo ayuda para poder volver a su país.

Efe/ Foto: AFP

Chile pide a Venezuela que facilite la repatriación de sus connacionales

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Repatriación. La Cancillería chilena envío una nota a las autoridades venezolanas para solicitarles que faciliten el retorno a su país de los cientos de venezolanos que acampan a las afueras de la embajada de Venezuela en Santiago pidiendo ayuda para regresar a sus hogares.

Así lo informó este viernes, 22 de mayo, a la prensa el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Teodoro Ribera, quien agregó que «el Gobierno de Chile está esta dispuesto a colaborar para que estas personas regresen a Venezuela» pero que se necesitan que las autoridades de ese país les permitan ingresar.

El canciller chileno agregó que le han pedido a las autoridades venezolanas «que den protección y ayuden a las personas que están acampando fuera del Consulado venezolano» con intención de volver a su país.

Unos 600 ciudadanos venezolanos permanecen acampados a las afueras de la embajada de su país en Santiago de Chile pidiendo su repatriación, tras verse afectados por la crisis económica generada por el coronavirus y el cierre de fronteras que muchos gobiernos han decretado para contener la pandemia.

Campamento frente a consulado

El último vuelo entre Santiago y Caracas tuvo lugar el pasado 5 de mayo y logró la repatriación de 250 personas a sus hogares, pero más de 15 días después la calle de la embajada venezolana en Santiago se ha convertido en un campamento donde varios centenares más de venezolanos piden ayuda poder regresar.

Las oficinas consulares venezolanas de la capital chilena están vacías y los afectados denuncian que no existe información oficial del Gobierno venezolano respecto a la situación que, como ellos, atraviesan muchos de sus compatriotas en otros países.

«Visité la calle de forma anónima y pude constatar la situación que aqueja a cientos de venezolanos que han instalado carpas no sólo en la vereda sino también ocupando una de las vías de circulación de los automóviles y obviamente con el clima actual, bajas temperaturas y la amenaza de lluvia, están en una situación difícil», dijo el canciller chileno.

El ministro comentó que la Iglesia católica y la municipalidad del barrio en el que se encuentran les han ofrecido ayuda y el poder alojarse en otro lugar, algo que algunos han aceptado mientras que otros han decidido permanecer acampados «con el fin de testimoniar su apremio de poder retornar a Venezuela».

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas chileno y el Departamento de Extranjería y Migración (dependiente del Ministerio del Interior de Chile), al 31 de diciembre de 2019 se contabilizaban 1.492.522 extranjeros en el país, de los cuales el 30,5 % corresponden a ciudadanos venezolanos, lo que convierte a la comunidad venezolana en la más extensa en Chile.

Efe/ Foto: AFP

«De vuelta a casa»: 28 venezolanos se marchan caminando desde Lima

«De vuelta a casa» es el lema de 28 migrantes venezolanos que, con maletas en mano, caminaban este jueves, 21 de mayo, por una ruta peruana de regreso hacia su país, tras perder sus empleos en Lima por el coronavirus.

«La situación de nosotros es muy dramática, no tenemos plata para devolvernos, no tenemos comida, no tenemos donde dormir, por eso regresamos a nuestro país», dijo vía telefónica a la AFP Orangel Cabezas, de 42 años, líder del grupo.

«Tratamos de aguantar la cuarentena y el aislamiento, pero no pudimos, salimos de nuestras casas desalojados. Nuestra meta era para poder mantener a nuestros hijos, nuestros padres. Esa meta se rompió con la pandemia», manifestó Orangel.

El grupo, que caminaba por la ruta Panamericana rumbo al norte, hacia la frontera con Ecuador, lo conforman 28 venezolanos, entre ellos siete mujeres, una de ellas embarazada. También va un perro que adoptaron en Lima.

Los 28 se congregaron en un centro comercial al norte de Lima el miércoles y tuvieron que burlar los controles policiales en la ruta.

«La policía no nos dejaba salir. Perú se portó muy con nosotros si pudiéramos quedarnos, nos quedábamos», indicó Cabezas.

Larga travesía

Al grupo lo espera una larga travesía a través de Ecuador y luego Colombia, hasta llegar a su país, sumido en la peor crisis económica y social de su historia reciente, que ha estimulado el éxodo de millones de personas.

La columna, con gente de entre 19 y 60 años, caminaba este jueves al norte de la ciudad de Chancay, 70 km al norte de Lima, y espera hacer una pausa al llegar a Huacho, a 140 km de la capital peruana.

«Hemos dormido (la noche del miércoles al jueves) sobre cartones en un refugio de una familia que son como ángeles. El frío fue muy intenso, hasta mojó la grama», comentó Cabezas, que portaba una mascarilla y una gorra de béisbol con la bandera de su país, según revelaron fotografías enviadas.

«Traemos 200 mascarillas y alcohol, todos estamos sanos. Eso (el coronavirus) es invisible, pero hasta ahora gracias de dios estamos bien», añadió.

Perú ha recibido a más de 800.000 migrantes venezolanos desde 2016, cuando se agudizó la crisis en la otrora potencia petrolera y las autoridades peruanas facilitaron su ingreso con leyes de acogida que les autorizó a trabajar.

La diáspora venezolana que llegó a Perú lo hizo en condiciones complejas, la mayoría por vía terrestre y a pie después de atravesar Colombia y Ecuador, la misma ruta que esta columna planea hacer en sentido inverso. Y estos 28 lo llaman de vuelta a casa.

Con información y foto de AFP

Trece caminantes retornaron a Venezuela en un vuelo humanitario

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Un grupo de venezolanos que salieron a pie, el 16 de abril, desde Perú con destino a Venezuela lograron su cometido. Tras 19 días de recorridos en carreteras, los trece caminantes retornaron en un vuelo humanitario que despegó desde Ecuador. “Cuando llegué me sentí alegre y feliz. Eran dos años los que había estado fuera de mi tierra y ahora me falta menos para estar con mis hijos”, dijo Uriel Molina, vocero del grupo.

Ellos pusieron rostro a los venezolanos que decidieron retornar caminando desde Perú. Sus vídeos en redes sociales se hicieron virales, al punto que se convirtieron en referencia para otros migrantes que, posteriormente, iniciaron el mismo periplo. Por ahí ofrecían recomendaciones de viajes.

El grupo, dividido en tres, ingresó a Ecuador, el 29 de abril. Antes, los venezolanos habían caminado largos tramos, a veces viajaron en camiones cisterna y dentro de cajuelas de gandola, y atravesaron la arriesgada frontera peruana-ecuatoriana. Sus planes cambiaron después del arrollamiento masivo en la carretera Panamericana Norte de Barranca (Lima), el 1 de mayo, donde murieron tres caminantes y cinco quedaron heridos. Molina, que lamenta esta tragedia, cree que el accidente llamó la atención del Gobierno.

El aterrizaje de los caminantes

Con la activación de vuelos humanitarios, él y otros caminantes retornaron a Venezuela. Recuerda que se acercó al Consulado venezolano en Quito, donde pernoctan otros connacionales que esperan regresar al país. “Cuando me vieron y se dieron cuenta que yo era el de los vídeos, me dijeron ‘usted se va en el primer vuelo’. Dejé mis datos y listo. También dejé los de mis compañeros, que estaban en Rumichaca (paso fronterizo entre Ecuador y Colombia), y ellos volaron al día siguiente”. Hasta el 16 de mayo se registraron más de 17 mil personas para ser repatriadas.

En el aeropuerto internacional Simón Bolívar, en el estado Vargas, fueron recibidos por médicos que les practicaron pruebas para detectar si tenían COVID-19. Ninguno dio positivo ese día. Él y otros compañeros cumplen su cuarentena en la sede de una fundación deportiva, del estado Falcón. Tras su experiencia, no desea volver a emigrar. “A Venezuela no la cambio por nada y ojalá que no nos toque volver a salir”.