Elvia Peñaranda y Mari Caldera son dos venezolanas refugiadas en Colombia que apoyan a sus compatriotas en el país y en las comunidades de acogida. La historia de esas dos criollas fue contada por el diario La Opinión de Cúcuta en una publicación realizada el domingo 6 de septiembre.
Dos venezolanas ayudan a la integración en Colombia
Elvia Peñaranda trabaja con Acnur en Colombia, mientras que Mari Caldera es parte de la Corporación de Profesionales para el Desarrollo Integral Comunitario (Corprodinco).
Elvia tiene 38 años de edad, es de Caracas, pero tiene tres años viviendo en Colombia. Forma parte del equipo de Acnur como gestora de integración local. A su llegada a Colombia, Elvia empezó a trabajar vendiendo cafés y laborando en restaurantes.
“Establecerme aquí no fue fácil, pero nunca desmayé en mis ganas de seguir para adelante. Llegué trabajando en peluquerías, restaurantes, vendiendo cafés, vendía dos termos en la mañana y dos en la tarde para sostener servicios y la alimentación de mi familia”, contó la venezolana al diario la Opinión de Cúcuta.
Peñaranda también contó que su primer acercamiento hacia las comunidades fue debido a la iglesia Jesús Cautivo ubicada en el departamento Norte de Santander. “Luego de ser tan consecutiva en las actividades de la Corporación de Servicio Pastoral Social (Cospas), de la Diócesis de Cúcuta, me llamó para preguntarme si quería participar como gestora de integración de comunidades”, comentó la venezolana al diario colombiano.
Mientras tanto, Mari del Carmen Caldera tiene casi cuatro años en Colombia. Caldera es docente y nació en el estado Yaracuy. Mari obtuvo su condición de refugiada para ellas y sus hijas a finales de 2019.
“Cuando me vi el pasaporte colombiano en mis manos lloré tanto y era felicidad”, comentó Caldera al medio colombiano.
En sus inicios, Mari también estuvo acompañada por Acnur.
“Fui a La Parada a comprar comida y de allí me dijeron que en el Palacio de Justicia estaban dando ayuda. Cuando llegué hasta allá no había nada, me paré en la esquina y veo la bandera de Acnur y no sabía qué era, pero cuando me meto en internet y busco de qué se trata veo que aplicaba para la condición actual en la que yo había salido de mi país”, dijo Caldera.
La docente venezolana salió del país tras tener problemas relacionados al cambio en su ideología política. “Ese cambio provocó que me retuvieran mi título universitario, porque me gradué en la universidad del gobierno y me dijeron que ellos habían invertido mucho en mi formación para que yo me fuera a trabajar con la oposición. No me vendían bolsas de alimento tampoco”, recordó Caldera en la entrevista con el diario colombiano.
Este año, Corprodinco le ofreció trabajo a Mari Caldera. El oficio sería en la sede donde atiende a sus compatriotas en un proceso de atención integral, donde se desempeña como gestora de mujer y niñez.
“Trabajo en un espacio protector para que los niños adolescentes, hijos de los migrantes, que vienen a recibir atención acá, para que estén en nuestros espacios recibiendo atención pedagógica. Busco mitigar el duelo migratorio de estos pequeños”, cuenta Mari.
Para la oriunda de Yaracuy su labor es sumamente valiosa en Colombia. “Pasé de ser beneficiaria de un proceso a ser personal activo de ese proceso, donde puedo ayudar ahora yo a otros venezolanos como en su momento me ayudaron a mí”, afirmó la venezolana.
Foto principal: La Opinión
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