A los familiares de Yoivi Adriana Carrasquel, venezolana de 35 años, les cuesta entender cómo fue que ocurrieron los hechos. Cómo un camión cisterna arrolló al grupo de venezolanos que descansaba, según cuenta uno de los sobrevivientes, en un tramo de la carretera Panamericana Sur cerrado por reparaciones. El 28 de abril, Yoivi Adriana se sumó a un grupo de a 11 personas que decidieron regresar caminando a Venezuela desde Perú. La madrugada del 1 de mayo falleció, tras ser ingresada en el hospital de Barrancas, Lima provincia.
«Mi prima estaba muy alegre. Quería ver a sus hijos, a su nieto. Ya tenía un año afuera y en Venezuela la esperaban cinco hijos; tres que son ya adultos, y sus gemelas de 15 años. Trabajaba vendiendo postres y también como recolectora de pasajes en buses. Pero comenzó la cuarentena. Aún no podemos creer lo que pasó, a veces es difícil entender la voluntad de dios», relata Virginia Infante.
Entre la razones que cuenta Infante que llevaron a su prima a tomar la decisión de volver a Venezuela están el agobio y el temor a ser desalojada. «Me decía que si no estaba haciendo nada en Perú; si no podía mandar dinero a su casa, no podía pagar comida ni alquiler, ¿qué estaba haciendo entonces?».
Y también se sumó el maltrato. “A uno cuando es migrante, le pueden decir cosas feas, que si qué hace aquí, que si váyase para su país”, agrega Infante.
Así surgió el plan de regreso. Inicialmente, Carrasquel consideró el 20 de marzo como fecha de salida, pero con el aumento de las restricciones para la movilidad urbana, desistió. Luego, al ver que la cuarentena no sería levantada a corto plazo, se puso en comunicación con otros venezolanos vía Whatsapp. Fue así cómo coordinaron el viaje a pie hasta Venezuela. Ella, a su natal Calabozo, estado Guárico.
Familiares piden explicaciones
A los familiares directos de Carrasquel en Lima, no les avisaron de lo ocurrido. Se enteraron por Facebook varias horas después. Según Infante, les llamó la atención que se registrara un accidente justo en la zona desde donde se comunicó por última vez con sus primos. Trataron de contactarla, pero no lo lograron.
Angustiados por lo que pudo haberle pasado, se dirigieron hasta la comisaría de San Martín de Porres. Allí contaron a los funcionarios policiales que tenían un familiar que iba en una caravana de retorno a Venezuela. “Ellos accedieron, nos ayudaron y consiguieron la lista. Fue cuando confirmamos lo que nos temíamos”.
«Supimos que pusieron bultos y maletas de colores en plena vía para llamar la atención. Pero no sabemos nada de lo ocurrido, solo tenemos dudas. Lo único que sabemos es que las autopistas estaban vacías… Nos cuesta entender cómo sucedió todo. Cómo es que le pasaron por arriba, cómo era la posición de los cuerpos. Pero sí estamos seguros de que no hay mayor justicia que la divina”, describe Infante.
Infante explicó que un funcionario de nombre Juan Carlos Evans, según indicó se trataba de un funcionario del gobierno de Maduro, estaba haciendo las gestiones para la cremación y repatriación.
El 3 de mayo, según el último contacto establecido, los demás caminantes retomaron su viaje hacia Venezuela. «Solo tomaremos las precauciones necesarias para evitar que un incidente como el que ocurrió en Barranca se vuelva a repetir».