“Los venezolanos no migran solos: se llevan una estampita de José Gregorio Hernández”

Con la diáspora venezolana también emigra la fe y la devoción por quien es considerado un santo popular en Venezuela, y ahora incluso fuera del país

Carmen Elena Villegas tiene tres años y medio viviendo en Chile. Cuenta que, desde pequeña, ella y toda su familia han sido devotos de José Gregorio Hernández, un médico venezolano con fama de santidad fallecido hace más de 70 años en Venezuela, a quienes sus devotos le atribuyen distintos favores y gracias.

«Siempre hemos tenido una estampita de él. Siempre le hemos pedido a él. Y yo cuando emigré agarré la estampita y me la traje. Sigo creyendo en él» dice Villegas con determinación, a sus 68 años de edad.

La firmeza de su devoción la respalda Laura Zambrano, encargada de la causa de Beatificación del Doctor José Gregorio Hernández. Zambrano a lo largo de diez años registró -con su puño y letra- los testimonios de los devotos que se acercaron a la Iglesia Nuestra Señora de La Candelaria en Caracas, donde reposan los restos del galeano, para dejar registro de lo que le agradecen a este santo popular y además, para determinar ese posible caso que se llevaría a estudio en El Vaticano para comprobar su poder divino y darle el título oficial de santo.

Zambrano explica que, al menos desde 2004, recibieron más de dos mil cuatroscientos testimonios: el 85% desde Venezuela y el 15% de países como Colombia, Perú, México, España, Portugal, Líbano, Estados Unidos, entre otros.

«Con los problemas que ha tenido Venezuela y con la migración que ha tenido, los venezolanos no se fueron solos. Se fueron con la estampita de José Gregorio Hernández. Eso hace que el Doctor José Gregorio Hernández se riegue por el mundo», dice Zambrano. Revela que en España y Portugal han construido pequeñas capillas con alguna imagen del médico venezolano, donde este viernes 30 de abril se beatifica. Es decir, que ahora lucirá en su frente la aureola de santidad y gozará de culto público, de momento, solo en Venezuela.

«La beatificación del doctor José Gregorio Hernández yo la he vivido día a día. Tengo un grupo de Facebook de ocho millones de personas de todos los países y yo lo he dado a conocer por allí; y tengo mucha gente ahí agregada que ora por la beatificación. Oramos todos los días en conjunto. Para mí es una gran alegría y satisfacción. Yo lo sigo a él y como siervo de Dios, creo en él», señala Villegas.

Ella se hizo devota de José Gregorio Hernández, tras una curación inexplicable en uno de sus riñones. «Me mandaron a hacer un eco de riñón y allí me salió que yo estaba operada del riñón izquierdo y yo nunca me he operado. Entonces todos los doctores que me veían me preguntaban que cuándo había sido mi operación. O insistían que yo estaba operada. Deduje que esa operación me la hizo el doctor José Gregorio, porque en realidad yo no tuve conocimiento de haber sido operada, ni en una clínica, ni en un hospital. Reconozco que fue él, porque no tengo otra explicación», sentencia.

La sorpresa

A diferencia de lo que piensa Villegas, que sostiene que solo los venezolanos conocen el poder divino de José Gregorio Hernández, Nolan Rada, un venezolano en Argentina, recuerda con asombro el momento en el que en un pasillo de un hospital en Buenos Aires alcanzó a toparse con una estampa, a gran escala, de este insigne médico trujillano.

«Había ido porque llevaba días sientiéndome como con una especie de taquicardia y eso me preocupó. Fui y cuando entré a emergencia, me reciben y luego me pasan a un pasillo. A mano izquierda había una pared, y al lado de un apagafuegos estaba una imagen de José Gregorio Hernández, como del tamaño de una hoja carta. A mí eso me impresionó mucho porque sé que José Gregorio Hernández es un símbolo muy venezolano; verlo allí fue muy fuerte. Eso generó en mí muchísima seguridad, mucha tranquilidad; una suerte de calma, de confort. Porque, además, si bien no soy un tipo particularmente religioso, mi tercer nombre es José, por él», dice el caraqueño quien cumple así una promesa hecha por su mamá a José Gregorio Hernández.

“Es algo impresionante. Con el éxodo de venezolanos y el retorno a sus lugares de origen de personas que vivieron en nuestro país, se ha extendido su conocimiento y devoción, han llegado solicitudes de reliquias del beato para exponerlas en iglesias, capillas o ermitas construidas en su honor. Uno de los ejemplos es la petición hecha por el Obispo de Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, de 15 reliquias, una para cada obra levantada en su región en honor a José Gregorio Hernández”, expresó recientemente Cardenal Baltazar Porras, Administrador Apostólico de Caracas.

La gratitud

Fabiana Prieto es una de las casi 500 mil venezolanas que viven en Madrid, España. Migró hace casi cuatro años motivada ante la expropiación de una finca familiar. Como consecuencia, perdió su trabajo como médico veterinario. Había trabajado por 5 años en la producción de antiofidicos a partir del plasma de caballos.

Además, a su hija en 2015 le fue diagnosticada con el cuadro médico de epilepsia, una enfermedad del sistema nervioso que provoca ataques repentinos caracterizados por convulsiones violentas y pérdida del conocimiento. Un sueño revelador que tuvo en Venezuela, años después, le permitiría emigrar con la tranquilidad y confianza de saber a su familia sana y con salud.

«Transcurridos 11 meses de cuando mi hija comenzó a recibir tratamiento anticonvulsivo, se me apareció en sueños el beato con una imagen de la Virgen del Valle del Espíritu Santo en la mano (advocación mariana por la que siento gran devoción como buena margariteña que soy). La mañana que le iban a realizar un electroencefalograma de control, para evaluar las ondas epileptoides que ya habían evidenciados los neuropediatras en otras oportunidades, el Doctor José Gregorio me afirma en ese sueño: «tu hija esta sana, no tiene nada». Cuenta que ese mismo día, la Neuropediatra los hace esperar a ella y a su esposo, más de lo habitual y entonces para su asombro la doctora les dice: «hay que retirar el tratamiento a la niña. No se lo den más. Su hija no tiene nada», recuerda Prieto con emoción, al tiempo que precisa que seis años después de lo sucedido su hija está sana.

Aunque confiesa que jamás fue devota del médico trujillano con fama de santidad, admite que tenía la referencia generacional por parte de la abuela de su esposo.

El año pasado, tras conocer la noticia de la beatificación del Doctor José Gregorio Hernández, la pareja mandó a hacer un cuadro para llevarlo a la parroquia, donde por años han permanecido junto a la comunidad venezolana. Allí este viernes, a propósito de la ceremonia de beatificación, celebrarán a las 7pm, con el debido protocolo de bioseguridad por la pandemia del Covid-19, una misa en acción de gracias.

«Que los venezolanos en Madrid se sientan por un ratico en casa. Que por un instante sientan el calorcito de Venezuela y que no se sientan lejos de lo que está pasando en el país con esta beatificación», señala Pietro.

Para ella emigrar resulta «divorciarse estando enamorada» y aunque todos los días añore estar en su país, junto a los suyos que también han migrado a otros países, Prieto y su familia se sienten agradecidos por las oportunidades que le ha brindado España.