La muerte de un venezolano en Lima por COVID-19 revela vulnerabilidad de migrantes

Yasmin Araque es venezolana. El 8 de abril de 2019 emprendió, junto a sus dos hijos, un viaje en autobús hasta Perú que duró ocho días. Partieron desde Los Teques, estado Miranda, y en Lima los esperaban su esposo y un hermano de Yasmín, Anderson(*), quien para noviembre cumpliría tres años en tierras inca.

“Salí de Venezuela por la crisis, para que mi familia y yo estuviésemos mejor, más tranquilos”. A un año de haber llegado a Perú, Yasmín cuenta lo que para ellos ha sido “una amarga experiencia”. El 2 de abril pasado recibió una llamada de su cuñada: le dijo que su hermano había fallecido el día anterior, luego de haber presentado síntomas del COVID-19 y no recibir tratamiento médico a tiempo. 

Anderson tenía 30 años y trabajaba como conductor para una empresa. Vivía con su mamá, Belkis de Melean, y su esposa en La Victoria, un distrito de Lima que tiene más de 170 mil habitantes. Los primeros síntomas de Anderson aparecieron el 23 de marzo, pero como no eran tan severos, continuó con su rutina. Días antes había estado en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez para buscar a su jefe. Yasmín sospecha que fue ahí donde su hermano se contagió.

“Cuando mi mamá me llamó para contarme que él presentaba los síntomas, le dije que lo llevaran al hospital, pero a mi hermano no le gustaba ir al médico. La otra opción era que llamaran al 113 para que le realizaran la prueba de despistaje. Lo pusieron en una lista de espera, pero nunca fueron a su casa, cuenta Yasmín al otro lado del teléfono.

Gestionar ayuda desde Venezuela

Anderson se recuperó un poco y continuó trabajando, pero el 31 de marzo tuvo una recaída, esta vez más fuerte. Gracias a su hermano, Leonardo Melean, médico y actualmente en Venezuela, pudieron gestionar ayuda.  Leonardo puso en contacto a Yasmín con médicos venezolanos que trabajan en un centro de salud limeño para trasladar a Anderson  al Hospital 2 de Mayo. Lo buscaron en su casa y lo llevaron en ambulancia. Anderson falleció tras permanecer un día en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

Los médicos, amigos de su hermano Leonardo, estuvieron ese 1 de abril con él en el hospital y también informaron a su esposa cuando falleció. Sus familiares no pudieron verlo, por los protocolos  implementados. La  madre de Anderson recibió sus cenizas el 3 de abril.

Debido a la emergencia por el coronavirus, el presidente Martín Vizcarra ha decretado en tres ocasiones el aislamiento social obligatorio en Perú. Esta medida terminará el 26 de abril. Por su parte, el Ministerio de Salud (MINSA) activó el 113, línea de atención gratuita para quienes sospechen tener síntomas y, de ser necesario, reciban un equipo epidemiológico en casa.

El 21 de marzo, el embajador designado por Juan Guaidó en Perú, Carlos Scull, denunció en su cuenta de Twitter que había recibido reportes de venezolanos que llamaron al 113 y que les exigieron el DNI —documento con el que no cuenta la población migrante— para ser atendidos. Ese mismo día indicó que la situación había sido solventada.

Acciones desde la embajada

La pandemia ocasionada por el COVID-19 ha golpeado fuertemente a diferentes países de Latinoamérica. En el caso de Perú, hasta el 17 de abril, de acuerdo a cifras del MINSA, hay un total de 13.489 casos y 300 muertes. No se sabe cuántos venezolanos integran este grupo de pacientes y solo se ha registrado un deceso hasta la fecha.

En una entrevista exclusiva que tuvo Efecto Cocuyo con el embajador, Scull indicó que están esperando información del MINSA para saber la cifra de venezolanos reportados como contagiados. Igualmente, Scull confirmó el fallecimiento de Anderson por esta enfermedad. Como parte de las acciones tomadas, informó que médicos venezolanos crearon un sistema de atención en línea para quienes presentaran síntomas del COVID-19. “Una vez el usuario llene un formulario, será contactado por un médico para hacerle seguimiento. Si la situación es muy grave, será remitido al MINSA”, expresó Scull en la videollamada.

“Tenemos a un grupo de 50 médicos venezolanos trabajando. También tenemos a un equipo de 12 abogados que orientan a los migrantes sobre qué hacer en el caso de un posible desalojo de vivienda o realizar las mediaciones posibles con los arrendadores para evitar situaciones más complicados”, agrega.

El 12 de abril, el gobierno peruano, bajo el decreto de urgencia N°037-2020, aprobó el Servicio Covid Especial-Servicer, en el que permite la contratación de médicos peruanos y extranjeros para enfrentar la emergencia sanitaria que se vive por el COVID-19.

De acuerdo a la conversación con el embajador, en Perú hay alrededor de 4 mil médicos y 8 mil enfermeros de nacionalidad venezolana. “Nosotros hemos enviado al MINSA el listado de médicos y enfermeros que están a la disposición para trabajar cuando se necesiten”, expresó Scull.

Durante la rueda de prensa del lunes 13 de abril, el ministro de Salud, Víctor Zamora, indicó que el recurso humano es uno de los más importantes para atender la emergencia, por eso tomaron la decisión de “incorporar profesionales extranjeros para la atención, y que cumplan con los requisitos como la colegiatura y la certificación ante la Sunedu”.

Venezolanos a la espera del regreso

“Ante toda esta situación que estamos viviendo, y aun con todo lo que ocurre en Venezuela, yo quisiera regresarme a mi patria”, dice Yasmín.

Según las declaraciones de Scull, hay un total de 40 venezolanos que está en calidad de turista. Tenían pasajes de retorno desde el 15 de marzo, pero los aeropuertos fueron cerrados por la crisis sanitaria. “Hemos tratado de ayudar y la verdad es muy difícil en estos momentos. Primero porque las fronteras están cerradas; segundo porque el tránsito terrestre está militarizado, la situación con la pandemia en Ecuador es muy grave, en especial en Guayaquil”. Sin embargo, manifestó que sí están trabajando para programar algún tipo de vuelo humanitario para quienes que están en esta situación.

Plan para venezolanos vulnerables

El designado de Juan Guaidó en Perú levantó un censo de vulnerabilidad que indica que 120.000 familias venezolanas están siendo afectadas por la situación.

En cuanto al proceso para recibir la ayuda alimentaria, explicó que organizaron a los coordinadores para que, en los diferentes distritos de Lima, distribuyeran canastas alimenticias. Indicó que establecieron varios criterios de vulnerabilidad, entre ellos dar prioridad a mujeres embarazadas, madres solteras con niños menores de edad, personas mayores de 60 años, personas con discapacidad y enfermedades crónicas. “Ya tenemos más de 33 centros de acopio y hemos beneficiado a 353 familias. Estamos trabajando para llegar a muchos más, no nos damos abasto. Por eso hemos insistido que necesitamos apoyo de las ONG y de la cooperación internacional”.

Cooperación y ayuda internacional

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) entregaron canastas alimentarias y kits de higiene para los migrantes y refugiados venezolanos.

Federico Agusti, Representante del ACNUR en Perú, indicó que están co-liderando junto a la OIM acciones ante el COVID-19 para proteger a refugiados y migrantes. Esto se hace por medio del Grupo de Trabajo de Refugiados y Migrantes, que incluye a 70 organizaciones internacionales y nacionales, y cuentan con el apoyo de la comunidad internacional.

“Ante la declaración de emergencia sanitaria y el periodo de aislamiento obligatorio, ACNUR y sus socios, organizaciones con las que trabajamos e implementamos la ayuda, hemos adaptado nuestro trabajo para poder seguir apoyando a las personas más vulnerables”, expresó Agusti. 

Informó que están trabajando con el Banco de Alimentos y donaciones privadas hechas por Hombro a Hombro. Esperan, en coordinación con el Instituto Nacional de Defensa Civil, el Coordinador Residente de Naciones Unidas, OIM y PMA, distribuir inicialmente 5.000 canastas de alimentación básica. Adicionalmente, Agusti aseveró que en los casos de extrema vulnerabilidad —como personas con enfermedades crónicas o mujeres embarazadas de alto riesgo— están apoyando con asistencia humanitaria remota para adquirir elementos de supervivencia, como medicamentos y alimentos.

Apoyo psicosocial 24/7

En el caso de que un migrante o refugiado venezolano en Perú requiera atención durante el aislamiento social, pusieron a disposición varios números telefónicos. “Se habilitaron líneas de contacto 24/7, líneas de apoyo psicosocial y también de consultas sobre cuestiones relacionadas al COVID-19, esta última gestionada por la Federación Internacional de la Cruz Roja”.

Yasmín está a la espera de que puedan prestarle ayuda, ya sea la embajada o las organizaciones internacionales. Debido a la contingencia, su esposo ha quedado sin trabajo y deben pagar el alquiler de la casa donde viven. Aunque trabaja para una empresa de seguridad, su empleo está en riesgo: se ha visto afectada de salud y sin un justificativo médico no podrá reintegrarse. “Los migrantes somos seres humanos. Se deben poner la mano en el corazón. Somos más de 800 mil venezolanos que estamos aquí. Necesitamos atención, sobre todo atención médica en estos tiempos”.

*El nombre se cambió por respeto.

 

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