Migrar es un derecho. Sin embargo, siempre resultará complejo, según ya lo han advertido especialistas en reiteradas oportunidades, debido a los distintos factores que inciden en la movilidad humana: el factor psicológico, emocional, legal, laboral, entre otros.
En el caso de la población venezolana, no se tenía antecedentes migratorios y ha tenido que prepararse durante el mismo proceso de movilidad para enfrentar los retos y riesgos que supone el establecimiento en otro país.
Un reciente estudio impulsado por el Observatorio Venezolano de Migración (OVM) da cuenta del proceso del mapeo regional de asociaciones y organizaciones de migrantes venezolanos, que encausan sus acciones al trabajo con sus paisanos, a fin de identificar sus características más relevantes, el perfil de las personas que las lideran, así como los desafíos que deben enfrentar en el país donde se encuentran.
«Nosotros quisimos trabajar con las organizaciones porque es un aspecto poco explorado. Y eso es fundamental para garantizar la integración en los países de acogida, en ese acompañamiento a las personas migrantes y los mecanismos de integracion» señala la psicóloga del Observatorio de Migraciones, Constanza Armas, desde Argentina. Armas fue una de las responsables de la encuesta, planificada para sondear las numerosas asociaciones lideradas por venezolanos que buscan acompañar o solidarizarse desde múltiples espacios con sus paisanos.
En el caso de la migración venezolana, advierten los expertos que, pese a la pandemia del COVID-19, no se ha frenado y que, incluso, se da en condiciones más altas de vulnerabilidad. El hacerlos visibles resulta imperativo.
El estudio, realizado entre diciembre de 2020 y enero de 2021, pulsó los intereses de al menos 60 asociaciones y organizaciones, de las 300 que tienen previamente mapeadas en la región latinoamericana.
«La mayoría de las organizaciones son jóvenes. Se fundaron a partir de 2017 y 2018. En 2020 solo encontramos una», detalla Armas sobre el posible impacto de la pandemia.
Para expertos, las asociaciones funcionan como organismos de multiplicación de información (geográfica, legal, laboral, cultural, entre otros) y juegan un rol importante en el proceso de integración, porque las asociaciones trasladan lo bueno de los países: la cultura, el arte, la música, la gastronomía, el emprendimiento.
El Mapeo de Asociaciones y Organizaciones Sociales de Personas Migrantes Venezolanas reveló que, en su mayoría, las organizaciones responden a la vida y necesidades del migrante: apoyo psicosocial, apoyo psicológico, medios de vida y vocería.
«La mayora trabaja en temas de migración. Se enfocan en facilitar datos del cómo organizarse para presentarse ante organismos públicos. Incluso, sobre la facilidad del idioma, en casos como Brasil, para acceder al punto anteriormente descrito», señala Armas.
En ese sentido, la directora del OVM, Anitza Freitez, resalta la importancia de fomentar espacios para la integración, entendiendo que la migración venezolana es un fenómeno inédito en América Latina, por la celeridad con la que se ha dado el proceso: en menos de cinco años han salido al menos 5 millones de personas de un país que no está en condiciones bélicas.
«Es muy importante en estos momentos tender las manos y abrir canales para orientar, para apoyar, trabajar en redes, promover iniciativas productivas, especialmente en contextos en los que podemos estar enfrentado situaciones de rechazo, xenofobia, intolerancia. Es indispensable trabajar a favor de un proceso de integración», dijo en su participación en el I Encuentro Regional de Asociaciones y Organizaciones Sociales de Personas Migrantes Venezolanas, que se realizó de manera remota, el pasado 6 de abril.
Colombia al frente
La población migrante venezolana en los últimos años se ha concentrado en América Latina. El estudio impulsado desde el Observatorio Venezolano de Migración reveló que países como Colombia, Argentina y Brasil son los países que reportan mayor número de asociaciones y organizaciones de venezolanos, según el mapeo que se realizó a través de las redes sociales.
«Eso también habla de la necesidad», advierte Armas. «Una de las cosas que vimos en el estudio es que la población migrante venezolana se mueve con recursos propios y con el esfuerzo de voluntarios», señala.
La especislista indica que el acceso al trabajo y a la educación siguen siendo las principales limitantes en el proceso de integración, aunque advierte que la visibilización de los problemas depende del lugar donde se encuentre el migrante. «En Argentina, nos hablan de la homologación de títulos como el mayor desafío o limitante. Pero en Colombia, por ejemplo, encontramos la xenofobia y el acceso a servicioso básicos». En ese país, se detiene Armas, donde aplaude y respalda las más reciente iniciativa del Estatuto Temporal de Protección a Venezolanos que busca amparar a más de un millón de migrantes en condición irregular.
«Es una medida inedita y positiva porque apuesta a la integración y te hace visible. Ser invisible representa una amenza enorme para la persona migrante y su familia. El acceso a la regularidad en los países es fundamental para tener acceso a derechos, mejores trabajos, seguro social. Ojalá se replique en la región», precisa.
Actualmente Colombia reporta una recepción de casi dos millones de venezolanos. Le siguen Perú y Brasil como los países con mayor porcentaje de población migrante venezolana.
Otras particularidades
Entre los aspectos que destacan de la investigación, netamente exploratoria y descriptiva, es que el 73% de asociaciones y organizaciones de migrantes venezolanos están registradas y una de cada tres no cuenta con fuentes externas de sustento.
«La rapidez con la que formalizan sus asociaciones y organizaciones es distintivo de las organizaciones venezolanas. Puede ser por la disponibilidad de recursos: comienzan a organizarse para buscar recursos y hacer sus actividades y ser visibles».
El radio de acción de dichas organizaciones y asociaciones es 40% nacional, 30% estatal, 17% internacional, 8% municipal y 5% local. El alcance, según explica Armas, se da a través de la tecnología y redes sociales como Instagram, Facebook y WhatsApp.
La mayoría de quienes integran dichas organizaciones son venezolanos, adultos jóvenes (entre 29 y 40 años), con un alto nivel educativo.
«Cerca de 4 de cada 5 personas completaron la educación universitaria e incluso la mitad declara poseer estudios de postgrado», señala el informe. Además, resalta la alta participación femenina en el proceso, teniendo un 57% de incidencia.
«Particularmente en pandemia a las muejeres se les ha multiplicado el trabajo. El trabajo de ellas ha sido muy valioso. Visibilizar el trabajo de estas mujeres es de mucho valor para fortalecerlas desde distintos puntos de vista, bien sea de riqueza espiritual o inclusive de posibildades de trabajo».
Para Armas, además de visibilizar el trabajo de estas asociaciones y organizaciones, resulta importante la inversión en este tipo de iniciativas, para así también impulsar la integración y el intercambio de todo tipo.
La investigación sobre las Asociaciones y Organizaciones de Personas Migrantes Venezolanas a nivel Regional sigue abierta, por lo que desde el Observatorio Venezolano de Migración invitan a sumarse al mapeo a través de su cuestionario.