El 21% de los 4.600 migrantes venezolanos en Panamá, Trinidad y Tobago, República Dominicana, Costa Rica y Guyana fue obligado a trabajar sin recibir ningún tipo de remuneración, o fue retenido contra su voluntad desde su salida de Venezuela. De este grupo, el 2% fue obligado a trabajar. Así concluye el más reciente informe del Centro de Derechos Humanos de la UCAB sobre Formas de esclavitud moderna y su impacto en las personas migrantes forzadas y refugiadas venezolanas.
De acuerdo con la investigación, mujeres, niños y adolescentes son las poblaciones más vulnerables. El trabajo forzado, la prostitución y la incorporación a redes de contrabando o tráfico de drogas se cuentan entre las formas más comunes de explotación. Las redes sociales y la internet son las principales vías de captación de las víctimas.
“El 12% de los encuestados reportó que, estando en Venezuela, fueron contactados por una oferta de trabajo en el exterior; de estos, al 13% se les ofrecía la cobertura del traslado con la oportunidad de hacer un reembolso en una etapa posterior, sin embargo, a una quinta parte de la población cuya oferta de trabajo incluía el reembolso de los costos, no le pagaron según lo acordado, y el 10% de los que tenían que hacer los reembolsos se vieron obligados a trabajar, lo que la OIM denomina: servidumbre por deudas” destaca el informe.
Según el reporte, las circunstancias en que ocurre la migración desde Venezuela hacia otros países de la región exponen a los caminantes a condiciones de vulnerabilidad que incrementan las posibilidades de que sean víctimas de dinámicas de esclavitud moderna.
Los patrones de salida
En el documento se analizan los patrones de salida, recepción y las legislaciones vigentes en dos países fronterizos, como lo son Colombia y Brasil, y cómo afectan a las personas migrantes y refugiadas.
El informe del CDH -UCAB consta de ocho capítulos y más 30 páginas. La investigación se basó en el uso de muestras de aspecto cualitativo, documental y de campo. Consultaron fuentes primarias y secundarias, y realizaron el análisis de datos obtenidos a través del uso de diversas técnicas, incluidas entrevistas con actores clave y visitas in situ.
La investigación alerta sobre el proceso de captación que hacen las organizaciones de trata a través de las redes sociales y otros medios de comunicación interpersonal vía internet. “Estos modos de operar además se ven impulsados por la influencia de redes criminales para la trata, la explotación laboral y la explotación sexual, acentuada precisamente en niños, niñas, adolescentes y mujeres”
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