Son las seis de la tarde en Madrid. Alto y delgado, con botas, jeans entallados, una camisa beige y un abrigo, Jesús Daniel Vásquez se postra en la Gran Vía, frente a uno de los murales más emblemáticos de la calle, y enseguida atrae la atención de cientos de transeúntes. El ritmo de su guitarra y su voz se entremezclan para generar aplausos, pequeños bailes y, sobre todo, dinero merecido cuando caen monedas y billetes de euros a centímetros de sus pies, sobre el estuche del instrumento musical.
—Holaaaa, Dani -dice una chica entre el público-
—En medio del canto, el músico le guiña el ojo en señal de respuesta.
—Bip bip -suena la bocina de un automóvil-. Seguidamente otra chica lo vuelve a saludar.
—El músico la ve y sonríe.
Solo sus conocidos, amigos y familiares, le conocen por su nombre, pues en sus presentaciones se identifica como «Dani Terzo». Es el seudónimo que usa en sus redes y en la vida artística, en homenaje a una banda amateur que tuvo en Venezuela junto a sus hermanos: «Terzo Universo», de la cual adoptó el apellido para utilizarlo en su proyecto de música.
El venezolano es uno de los 400 músicos que diariamente alegran las principales vías, barrios y transporte de la capital española. Para lograrlo, cuenta con un permiso semestral del Ayuntamiento de Madrid que regula los espacios y los horarios de toque, especialmente desde la llegada de la pandemia. Pero, si algo retumba entre sus presentaciones, es la algarabía con la que suele atrapar a los asistentes.
Un gocho con guitarra y talento a cuestas
Para «Dani Terzo» su guitarra no puede faltar. Su pasión musical la tiene clara desde los 12 años y el proceso migratorio no cambió esa perspectiva. Por el contrario, se ha beneficiado para llevar su talento a las calles del mundo.
Oriundo del estado Mérida, estudió Actuación en la Universidad de Los Andes, específicamente una licenciatura en Artes Escénicas. De allí se abrió camino en cortometrajes, como productor y actor en algunas ocasiones, y, en simultáneo, comenzó a vivir también de la música.
«Cantaba en fiestas, matrimonios y con orquestas. Eso me permitió tener una iniciativa por la música que siempre fue apoyada por mis padres. No me arrepiento de nada porque sin mi guitarra, sin mi voz y dedicación no hubiese estado aquí en Madrid», dijo el artista a Venezuela Migrante.
Como tantos millones de migrantes venezolanos, salió de su país en 2018. Inicialmente se residenció en Arequipa, al sur de Perú, donde permaneció casi un año. Allí, acompañado de sus hermanos, tuvo sus inicios como músico de calle. Esa iniciativa le arrojó una importante señal: tenía capacidad de monetizar su talento.
En Perú, a pesar de los actos de xenofobia que, asegura, están presentes, lo valora como una muy buena experiencia. Hizo buenas amistades, se enamoró de la gastronomía y hasta visitó algunos paisajes como la ciudad de Cuzco. Solo hay algo que lamenta: no haber conocido Machu Picchu. Aunque no descarta la posibilidad de hacerlo en el futuro.
La llegada a Europa: cantando por las calles de Francia y España
Tras una estadía de 13 meses, «Dani Terzo» decidió cruzar al otro lado del Atlántico. Con su guitarra y amigos, en abril de 2019 se mudó a Burdeos, en Francia, para seguir materializando su sueño de hacer música. «El idioma, al principio, era un problema. Pero empecé a estudiarlo y cada día iba mejorando. Realmente pienso que los idiomas no son problemas, sino retos» sostiene.
En esa ciudad permaneció otros tres meses hasta que, a finales de julio de ese mismo año, partió hacia Madrid. Fue una decisión amparada en las ventajas que ofrece el Gobierno español para la tramitación de documentos migratorios de venezolanos. Anteriormente Jesús Daniel había intentado solicitar asilo en Francia pero, luego de estudiar su caso con abogados, las «posibilidades eran un poco cuesta arriba».
«Mientras estaba tratando de arreglar mis cosas por allá (en Francia), supe que en España iba a poder conseguir mi residencia por medio de una solicitud de asilo. Ahora, gracias a Dios, encontré la manera de solucionar mis trámites y ya tengo la segunda tarjeta de residencia. Con ganas de seguir creciendo en este país», explica.
Entre 2019 y 2020, España otorgó a los migrantes criollos un total de 75.522 residencias por razones humanitarias, según cifras del Ministerio del Interior. Este documento se otorga a extranjeros a quienes deniegan una solicitud de asilo, pero que, por las condiciones del país de origen, reciben una autorización de residencia temporal por circunstancias excepcionales. «Dani Terzo» es uno de sus beneficiarios.
«Dani Terzo»: el camino como migrante
Como cualquier comienzo, los primeros meses de Jesús Daniel como emigrante no fueron fáciles. La pregunta del qué hacer para ganarse la vida en el extranjero cundía en su cabeza. «Yo soy músico, cantante y me gusta la actuación, pero al llegar a Perú tengo que comer y vivir, entonces: ¿qué hago?», recuerda.
Se buscó un trabajo; no su predilecto, pero suficiente para mantenerse él y ayudar a su familia en Venezuela. Estuvo como repartidor de Uber Eats, como empleado en un restaurante o cuidando perros en un criadero de mascotas. Así que, evaluando sus opciones, buscó emprender en simultáneo con su talento musical en las calles.
Inicialmente lo embargó el miedo escénico, pero eso no lo paralizó. «Desde el momento en el que pisé las calles me empezó a ir muy bien y me empezaron a salir oportunidades», asegura.
«Poder sentir que ayudas a tu familia y, al mismo tiempo, saber que eres un inmigrante que va creciendo a nivel profesional en lo que quieres y en lo que deseas es satisfactorio», agrega.
Ahora, apenas unos años después de haber dado el primer paso en las calles, ha publicado sus primeras tres canciones: Ana, en homenaje a su abuela fallecida poco después de haber emigrado; Lorena, presentada en noviembre pasado; y Marta, la más reciente.
«Justamente este año, en esos tiempos que estuvimos encerrados, se me dio la oportunidad de aplicar el creativo y empezar a escribir más canciones, hice contacto con más amigos de Venezuela y decidí armar el proyecto «Dani Terzo», como un ejercicio profesional en el que esperamos alcanzar grandes cosas», afirma.
De ahora en adelante su meta está clara: profesionalizar su música y entablar nuevos senderos.