Gladysmarli Vadel, o Glass Marcano como ella se presenta, nunca había salido de Venezuela. Tampoco tenía pensado migrar. Pero su sueño, ser la mejor directora musical, la empujó a acelerar su salida del país.
Cuando finalmente se sentó en el asiento del avión que la llevaría desde Maiquetía hasta París abrió un papel que tenía guardado. Era una nota de su madre.
El retazo de hoja lo sujetaba con fuerza como si el contacto con la superficie de papel le diera ánimos y energía. Su mamá le había hecho prometer que la nota la abriría cuando ya estuviera dentro del avión rumbo a Francia. Glass respiró, meditó y desdobló el papel para leer el mensaje.
Al recorrer con la vista la caligrafía de su mamá, la voz de su madre resonó en su mente como cualquier concierto de música clásica que conociera. «Pase lo que pase ya tú eres ganadora, disfruta el momento y la oportunidad”, decía el mensaje.
Glass Marcano viajó a Francia para participar en la primera Competencia Internacional para Mujeres Directoras, conocido como “La Maestra”, en París. Un concurso exclusivo para que mujeres directoras de todo el mundo pudieran mostrar su talento.
De acuerdo con cifras compartidas por el estudio «¿Dónde están las mujeres en la música sinfónica?«, tan solo 4% del total de directores de orquesta en Europa son mujeres. Los organizadores de «La Maestra» lo consideran como “un certamen que busca reservar un espacio a las mujeres para darles la visibilidad que no tienen en las instituciones culturales, animar la vocación de jóvenes estudiantes e incentivar a los programadores a tener en cuenta la diversidad de la sociedad”.
220 candidatas de todo el mundo audicionaron para competir por el título del concurso, pero solo 12 fueron seleccionadas. Glass Marcano, de 24 años oriunda de San Felipe, fue una de las escogidas.
Su talento brilló en la ciudad de las luces. Aunque no ganó el primer lugar, sí obtuvo el premio que otorga la orquesta, el más importante para ella.
“Estoy muy muy contenta, acabo de recibir el premio de la orquesta, que veo que es el mejor premio que hay. Muy muy contenta (…) haré lo mejor posible en otra oportunidad. Yo quería ganar, pero bueno, la competencia estaba muy fuerte. Estoy sorprendida por el premio de la orquesta”, expresó en un video que compartió en su cuenta de Instagram.
Música para domar su carácter
Quienes escuchan la voz de Glass se pueden hacer una idea de cómo es su carácter. En su forma de hablar conviven armoniosamente distintas entonaciones, como si se tratara de una constante sinfonía: sus palabras te transmiten tranquilidad, pero cada frase está impregnada de una seguridad y de una fuerza que denotan que sabe lo que dice y hace.
Esta seguridad con la que habla la logró tras más de 15 años de constante estudio y trabajo musical. Ella confiesa que sus padres la inscribieron desde los cuatro años en clases de música para mejorar su comportamiento.
La decisión de sus papás ayudó a que Glass domara su carácter y forjara una disciplina armónica que ahora resuena en la forma cómo se comunica con los demás: en sus palabras y en sus gestos.
“Yo tenía un comportamiento muy fuerte. Yo me portaba muy mal, entonces la idea era que la música me pudiera calmar el comportamiento”, comparte entre risas en entrevista con Venezuela Migrante.
En el estado Yaracuy comenzó su carrera musical a los cuatro años en El Sistema de Orquesta Venezolano. Inicialmente su instrumento predilecto era el violín, pero a los 17 años se dio cuenta de que su pasión era la dirección, gracias a un gesto que hizo uno de los directores al grupo que tocaba las trompetas.
Con el tiempo, Glass se dedicó a estudiar las mejores técnicas para ser directora de orquesta en la selección de la Juventud Yaracuyana. En paralelo combinó su pasión musical con estudios en Derecho, una condición que le puso su madre para que continuara con su pasión musical.
Dirección fortuita
Llegar a París para participar en el concurso que le transformó la vida fue obra del destino. Días antes ella estaba en la tienda de venta de frutas de su familia en Yaracuy, donde estaba reuniendo los 150 euros para pagar el ingreso al concurso.
Viajó gracias a un vuelo humanitario que se habilitó para que pudiera trasladarse, junto con otros pasajeros. Además del destino, la embajada de Francia en Venezuela, sus maestros y algunas organizaciones contribuyeron para que ella pudiera llegar a París y concursar.
El azar y la confianza de los demás se confabularon para que el mundo pudiera apreciar las habilidades de Glass Marcano en «La Maestra«.
“Pasé dos días sin dormir. Nunca había salido de Venezuela y pude llegar a París para participar en el concurso”, explica.
Participar en la primera Competencia Internacional para Mujeres Directoras le dejó en claro que la vida profesional de los músicos es muy diferente a la que estaba acostumbrada en Venezuela. La experiencia le permitió enfrentarse de otras formas a la música. También comparte que el nivel de los músicos venezolanos es reconocido en Francia gracias a la fama internacional de El Sistema de Orquestas, que fundó el Maestro José Antonio Abreu. Además, afirma que a los franceses “les gusta la energía caribeña” de los músicos.
Dirigir orquestas musicales más allá de su tierra natal le permitió entender a Glass que, aunque existen diferencias en la preparación, la música sigue uniendo a las personas.
“La rapidez con la cual debes tener un repertorio para dirigirlo es uno de los mayores retos. Quizás en Venezuela tienes un poco más de tiempo para hacer un concierto con una orquesta. Aquí puede ser de un día, o dos, que te dan el repertorio para que tu te enfrentes a la orquesta. He visto que aquí el mismo director puede dirigir un concierto sinfónico y en la tarde va hacer ensayo de ópera. Hay que tener una gran capacidad intelectual para asumir un reto de esa envergadura”, reflexiona.
Tras su participación en el concurso internacional, la yaracuyana ahora modificó sus prioridades para instalarse en Francia y mejorar su talento musical. El reconocimiento que obtuvo le valió una beca para afianzar sus conocimientos en el Conservatorio Regional de París. Además, también tiene una gira en la que participará en conciertos ya programados con la Orquesta Mozart de París.
No obstante, el premio más importante será en septiembre de 2021. El próximo año, Glass dirigirá acompañada de la Maestra Gibault en la Philharmonie.
Una migración atípica
“El motivo principal no fue que decidí irme de Venezuela, no. Yo vine a participar en un concurso de dirección orquestal y gracias a Dios después del concurso me han pasado cositas, pero no porque yo haya decidido irme de Venezuela (…) Estoy en París, no tenía planeado venir. ¿Si tenía pensado irme de Venezuela?, sí. Pero no tenía planeado como tal Francia. Pero bueno el destino me trajo a Francia, París”, asegura.
Glass Marcano hace hincapié en que ella nunca tuvo pensado migrar este año. Sí tenía la idea en su cabeza, pero no había planificado hacerlo. Su participación y desempeño en el concurso de Francia le abrieron las puertas a oportunidades profesionales que le preparon el terreno para hacer carrera lejos de su país.
Para ella, la experiencia más placentera de todo el proceso que está viviendo es haber ganado el premio de la Orquesta de la Maestro Competition en París.
Y, al reflexionar sobre cómo siente que ha sido su proceso migratorio, lo compara con la Cuarta Sinfonía de Tchaikovsky. Una pieza musical que entremezcla con cada sonido las emociones que experimenta un migrante: zozobra, angustia, euforia, alegría, tranquilidad y esperanza.
“Creo que así he estado esta estadía aquí en París: un momento contundente en el concurso; un momento suave, tranquilo con el reposo de toda esa alegría de haber ganado; y ahora estoy con algo rítmico y emocionante: las pocas actividades que he hecho en las que he participado después del concurso”.