Aumentar el reasentamiento de refugiados y otras vías de protección para los centroamericanos puede ser un reto, según informe MPI

El éxodo de cientos de miles de centroamericanos de El Salvador, Guatemala y Honduras desde 2014 ha cambiado la cara de la migración en toda la región, con muchos buscando protección a través de sistemas de asilo cada vez más tensos en EE UU y México. Las solicitudes de asilo en México aumentaron un 3.739% entre 2015 y 2021, y los centroamericanos constituyen una gran parte de los solicitantes. Y en EE UU, los centroamericanos representaron el 44% de todas las solicitudes de asilo presentadas en los tribunales de inmigración de EE UU en el año fiscal 2021.

A medida que los solicitantes de asilo se desplazan por la región en grandes cantidades, algunos responsables políticos han comenzado a revisar el papel que podría desempeñar el reasentamiento de refugiados para abordar estas necesidades de protección y a adoptar la idea de un enfoque regional para la protección humanitaria de los centroamericanos. En 2020, sólo unos 550 refugiados de El Salvador, Guatemala y Honduras fueron reasentados a través de programas facilitados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Un informe del Instituto de Política Migratoria (MPI) publicado este 24 de mayo examina si el reasentamiento y otras vías humanitarias, como el procesamiento en el país y el patrocinio privado, podrían -o deberían- desempeñar un papel más importante en la atención de las necesidades de protección de los centroamericanos y, en caso afirmativo, cómo podrían ampliarse esas vías.

«El reasentamiento y otras vías humanitarias tienen un claro papel que desempeñar en la atención de las necesidades de protección de los centroamericanos» escriben las analistas del MPI, Susan Fratzke y Andrea Tanco. «Aunque es probable que el reasentamiento no sea una opción viable para la mayoría de las personas de la región que buscan seguridad, puede ser una herramienta valiosa -junto con los mecanismos de protección en el país y el desarrollo de la capacidad de asilo- para proporcionar acceso a la protección a las personas que no pueden encontrar seguridad en sus países de origen o en los países vecinos.»

AUMENTA LA CUOTA DE REASENTAMIENTO

Ya se está prestando más atención a la ampliación del reasentamiento. El gobierno de Biden aumentó la cuota de reasentamiento para América Latina y el Caribe en el año fiscal 2022 a 15.000 plazas, el triple de la asignación del año anterior. Canadá también ha mostrado interés en ampliar el reasentamiento de centroamericanos. Sin embargo, la ampliación del reasentamiento será complicada, señala el informe, debido a la escasez de datos sobre las poblaciones de refugiados que hace que se dependa de los socios locales, una red de organizaciones no gubernamentales, que no siempre están familiarizados con los requisitos del programa de reasentamiento.

El informe también examina el uso del Acuerdo de Transferencia de Protección, por el cual un pequeño número de personas de mayor riesgo son reubicadas en una instalación en Costa Rica para esperar el proceso de reasentamiento. Los elevados costes del programa y los riesgos asociados al traslado de los casos antes de que sean investigados por completo hacen que sólo sea una opción para los casos de mayor riesgo.

TRÁNSITO DE VENEZOLANOS

La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reportan que son cada vez más las personas que recorren peligrosos caminos por las junglas del Tapón del Darién en busca de seguridad y estabilidad; entre ellas se encuentra un número creciente de migrantes venezolanos.

Conforme se hace patente el impacto socioeconómico de la pandemia de COVID-19 en la vida de refugiados y migrantes de Venezuela en distintos países de acogida en América Latina y el Caribe, va en aumento el número de venezolanos que se dirige hacia el norte junto a grupos de personas en situación de movilidad humana.

De acuerdo con las estadísticas de las autoridades panameñas, el número de migrantes de Venezuela que cruzó el Tapón del Darién en los primeros dos meses de 2022 (alrededor de 2.500) casi sumó el total de 2021 (2.819 personas).