La migración venezolana se ha establecido principalmente en Colombia, Perú, Chile, Ecuador y Argentina. En Latinoamérica, Bolivia no surgía como una de las primeras opciones a la hora de plantearse la decisión de migrar. Sin embargo, esto ha ido cambiando con los años.
Un reportaje publicado en el medio boliviano Verdad con Tinta cuenta historias de venezolanos que tomaron este país como nuevo hogar. El trabajo realizado por Mercedes Bluske Moscoso, narra la migración venezolana en Bolivia y cómo han aumentado las solicitudes de refugio en 2020, a pesar de la pandemia por la COVID-19.
La pieza lleva por nombre «Refugiados venezolanos en las fronteras del silencio». Se trata de una de las ganadoras de la beca del curso virtual de cobertura periodística enfocada en las migraciones desde Venezuela hacia cinco países de la región, una iniciativa de Puentes de Comunicación, una alianza entre Efecto Cocuyo y la Deutsche Welle Akademie.
Historias de migración venezolana en Bolivia
El texto de Bluske Moscoso combina una extensa y detallada narración con ilustraciones que ayudan a quien lee el reportaje a comprender de mejor manera las historias plasmadas en la pieza.
Tras cientos de kilómetros a pie y varios países, Josué llegó a Bolivia. El venezolano forzado a emigrar de su país en 2018 pasó por Colombia, Perú y Chile. Josué ingresó a Bolivia en febrero de 2019.
La historia de Josué comenzó en 2007, cuando decidió alistarse en las Fuerzas Armadas Bolivarianas de Venezuela. El joven de Acarigua veía las fuerzas militares como una oportunidad de trabajo y sustento. Además, tenía la idea de que así podía servirle a su patria. Tras la muerte de Chávez en 2013, Josué vio cómo las órdenes hacia él y sus compañeros militares eran reprimir manifestaciones populares. Esto no le gustaba al oriundo de Acarigua, pero no podía hacer nada más que cuestionarse y seguir. Luego de ser herido en una protesta, Josué logró la baja médica. Al no poder cubrir el seguro médico, el Gobierno accedió a darle la baja y así no tener la obligación de costear su recuperación, algo que está señalado en la ley venezolana.
Josué fue llamado a la Guardia Nacional en 2014. El venezolano ya se había recuperado de la herida, pero no quería volver al cuerpo castrense. Tras ignorar llamadas, mensajes y correos, Josué vio cómo los funcionarios militares comenzaron a acercarse a su casa. Sin embargo, el criollo logró validar la baja médica y así ganó unos años de ventaja.
La calma de Josué terminó en 2017, durante las protestas antigubernamentales que se desarrollaron en Venezuela por cuatro meses. Nuevamente, Josué fue llamado a sumarse a las filas militares, y nuevamente lo ignoró. En 2018, tras conocer el arresto de varios “desertores” y ver cómo empeoraba la situación económica, Josué se fue del país a través de la frontera con Colombia. Luego de varios meses de transitar por países, Josué llegó a la frontera entre Perú y Bolivia. Ahora vive en este país como solicitante de refugio.
Datos de la migración venezolana en Bolivia
Esta es una de las historias que cuenta Mercedes Bluske Moscoso en su reportaje. La periodista también muestra cómo las cifras de solicitudes de refugio por parte de venezolanos en Bolivia están en aumento. Solamente en 2019, Bolivia recibió 848 solicitudes de refugio y 428 de estas eran de venezolanos.
Según datos de Acnur, en el primer semestre de 2020 se registraron 683 nuevas solicitudes de refugio por parte de venezolanos y fueron aprobadas un total de 176 refugios.
No obstante, la solicitud de refugio realizada por Josué todavía no ha sido respondida y ya ha pasado más de un año y medio en trámite. Bluske Moscoso destaca en su texto que Josué no solo está desprotegido, sino vulnerable ante su permanencia irregular en el país.
Para leer el reportaje completo haga click aquí