Hay un Equipo Olímpico de Atletas Refugiados. Hasta el momento son diez los deportistas que componen esta plantilla que debutó en los juegos de Río 2016 y que ahora se preparan para la edición de Tokio 2020, la cual mantiene su nombre a pesar que su celebración será en el verano boreal de 2021.
En este combinado olímpico, nacido en marzo de 2016, hay atletas de Sudán del Sur, Siria, Etiopía y de la República Democrática del Congo. Pero la mayoría de los deportistas tienen como su lugar principal de entrenamiento a Kenia. Todos son apoyados por el Comité Olímpico Internacional.
Como consecuencia de la pandemia por la COVID-19 los atletas tuvieron que volver a los campos de refugiados en los que viven. Allí se mantienen entrenando para estar a tono de cara a la cita olímpica, pospuesta para 2021.
El nacimiento del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados
El 2 de marzo de 2016 nació, oficialmente, el Equipo Olímpico de Atletas Refugiados. El COI anunció su creación y, de inmediato, inició el procedimiento para seleccionar a las personas que formarían parte de este combinado para Río 2016.
Thomas Bach, presidente del COI, fue uno de los principales impulsores de la idea de tener a este equipo y consiguió a la persona perfecta para liderarlo: Tegla Loroupe. La elegida es una atleta keniana especializada en pruebas de fondo. Por su recorrido deportivo consiguió la medalla de bronce en el Mundial de Atletismo de 1995 y en 1999. Además, ganó el Maratón de Nueva York en 1994 y 1995.
Desde 2003 Loroupe se concentró en ayudar a atletas con problemas en sus países de origen, producto de persecuciones o conflictos internos. Por su parte, la atleta keniana fundó Tegla Loroupe Peace Foundation y empezó a impulsar carreras para promover la paz y llamar la atención sobre los refugiados.
De la edición de Río 2016, destacó principalmente el judoca Popole Misenga, quien venció en su primer combate en la categoría -90 kilogramos.
¿Quiénes pueden ser parte de este equipo?
Son tres las principales características que se deben cumplir para pertenecer al Equipo Olímpico de Atletas Refugiados. La primera es que los aspirantes tengan un alto nivel deportivo y cumplir con las marcas mínimas en las disciplinas que quieran participar. La segunda, es estar en calidad de refugiados, una condición que será verificada por las Naciones Unidas. Como último punto están los aspectos personales, aquellos que llevan a un atleta a refugiarse en otro país.
En el contexto de la pandemia por la COVID-19, los diez deportistas pertenecientes al equipo tuvieron que ser alejados de sus lugares habituales de entrenamiento y devueltos a las zonas donde viven en calidad de refugiados.
Hoy, cada atleta se mantiene en comunicación permanente con Tegla Loroupe, quien revisa las condiciones de salud en la que se encuentran los deportistas.
Loroupe explicó, en una entrevista brindada al portal Tokio 2020, que a los atletas se les provee de un plan de entrenamiento para que puedan ejecutarlo en sus lugares de residencia. Así, el Equipo Olímpico de Atletas Refugiados quiere llegar a tono a los JJ.OO. de Tokio.
“Río 2016 fue principalmente para captar la atención del mundo y recordarles la existencia de los refugiados. Ahora que vamos a Tokio 2020, queremos mostrar todo el potencial de los atletas», dijo Loroupe.
Foto principal: Acnur