La organización médica y humanitaria, Médicos Sin Fronteras (MSF) presta atención especial a los venezolanos que vuelven a su país en medio de la pandemia por la COVID-19. El grupo de MSF en Venezuela se enfoca, principalmente, en atender el tema de agua y saneamiento para garantizar el acceso al agua y así prevenir enfermedades.
MSF brinda asistencia, especialmente, en el estado Táchira que es el punto de entrada de los venezolanos retornado de Colombia y otros países de Sudamérica.
El trabajo de Médicos Sin Fronteras con los venezolanos retornados
Médicos Sin Fronteras (MSF), en conjunto con las autoridades municipales y estadales, brinda asistencia a los venezolanos que regresan a su país y se hospedan momentáneamente en estos centros de cuarentena obligatoria, especialmente el área de agua y saneamiento, para dar acceso a agua potable y prevenir enfermedades comunes. “Una de las patologías más frecuentes que el equipo médico de MSF encontraba en los PASI eran las diarreas y en este sentido, era necesario mejorar las condiciones de higiene, a través del acceso al agua potable”, explica Verónica Pérez, parte del equipo médico de MSF en Táchira.
En todo el estado, MSF ha brindado apoyo a 16 diferentes PASI a través de la instalación de sistemas de acceso de agua potable y donación de materiales para control de infecciones, pastillas para desinfección del agua y medidores de cloro residual. También a través de la construcción de duchas y bateas para la higiene personal, la reestructuración y acondicionamiento de baños, la dotación de implementos de cocina para el personal encargado de la alimentación en cada una de las estructuras, entrenamientos sobre manipulación de alimentos y medidas de higiene y finalmente, jornadas de promoción de salud para promover las normas de higiene dentro de los PASI y evitar enfermedades.
A esta fecha son más de 100.000 los venezolanos que han decidido cruzar la frontera de vuelta. La mayoría de ellos, lo han hecho caminando, desde diversos lugares de Sudamérica. Las historias son diversas: Cristian tiene 22 años, trabajaba como repartidor de comida y regresó a Venezuela pedaleando desde Bogotá cuando se quedó sin trabajo en el marco de la pandemia; Daniela* de solo 14 años emprendió su camino de dos meses a pie para regresar a casa y reencontrarse con su madre, quien había partido unos días antes a causa de una pérdida familiar; y Deyanina de 26 años, decidió cruzar de vuelta a su país desde la fronteriza ciudad colombiana de Cúcuta, una vez que perdió su empleo como manicurista en una peluquería que cerró en medio de la actual crisis de salud.
Los tres cruzaron la frontera colombo venezolana el mismo día y, tras pasar los chequeos epidemiológicos del lado venezolano, fueron llevados al PASI Fútbol Sala, antes un complejo deportivo ubicado en San Cristóbal. Allí se conocieron y decidieron pasar juntos sus cuarentenas. Hoy se sienten prácticamente familia. Juntos se sienten más cerca de su hogar.
Fotos: Verónica Ravelo para MSF