«Nosotros comemos porque nos dona la gente», venezolanos varados en aeropuerto de Madrid

Llegaron como turistas, pero se quedaron varados. Esa es la historia de cientos de venezolanos que llegaron a España entre finales de 2019 y el primer trimestre de 2020, en un viaje pensado para visitar familiares, resolver trámites o simplemente conocer el país, y que ahora no pueden regresar a Venezuela por las consecuencias del COVID-19.

Al menos una veintena pernocta en la T4 del aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid-Barajas desde la tarde del 1 de julio en espera de alguna solución. A pesar de tener pasajes aéreos para retornar, algunos con Iberia y otros con Plus Ultra, continúan a la deriva y sin conocer una posible fecha de regreso.

A Fanny Hidalgo, de 69 años y con algunos problemas de salud, se le encuentra acomodándose como puede entre bolsos, colchones y algunos bancos. Junto a su hija, Bella Durán, llegó a España procedente de El Amparo, en el estado Apure, el pasado 20 de febrero para un reencuentro familiar con otra de sus hijas, quien vive en Estados Unidos. Su estadía en el país ibérico sería por 26 días, con fecha de retorno el 16 de marzo.

Durante ese tiempo han estado acogidas entre Barcelona y Alcalá de Henares, en casas de amigos que les brindaron alojamiento. «En Barcelona duré 58 días, pero el 14 de mayo nos dijeron que no podían tenernos más», contó a Efecto Cocuyo. Luego pudieron trasladarse a Madrid, «pero resulta que hace ocho días le pidieron el apartamento (a su conocido)».

La señora Hidalgo sufre una larga lista de dolencias: problemas de tensión y riñones; dolor de cabeza y migrañas; un esguince en su pie izquierdo y una miastenia ocular que le dificulta abrir sus párpados izquierdos. Como originalmente sería un viaje puntual, solo trajo su tratamiento para un mes. Ahora, con la situación sobrevenida, ya no lo tiene.

«Le pedimos al embajador (Mario Isea) que, por favor, se apersone y que nos ayude para que nos repatríen. Porque ya nosotros no queremos refugio; lo que queremos es volver a Venezuela porque tenemos cuatro meses aquí. Todos tenemos pasajes de retorno. Nosotros comemos porque nos dona la gente y los que están aquí (en el aeropuerto) es porque no tienen en dónde vivir», espetó.

Para este miércoles, 8 de julio, se cumplió la octava noche que el grupo de venezolanos pasa entre las puertas de entrada de la terminal aeroportuaria. Algunos de ellos, incluso, con niños.

Es el caso de Neiza Salazar y su hijo de cinco años, que llegaron a España el 4 de diciembre para una visita turística. Su boleto de regreso estaba pautado para el 17 de marzo, pero se ha pospuesto en numerosas ocasiones. Ahora, la fecha más próxima que le ofrecieron, es agosto.

Solo tres días antes del que sería su viaje de vuelta, el Gobierno de Pedro Sánchez decretó el estado de alarma en España, quedaron interrumpidos los vuelos y, ya en Venezuela, el gobernante Nicolás Maduro había ordenado el cierre del espacio aéreo del país.

Al comienzo, Neiza y su hijo estuvieron alquilados en un piso en Madrid; después, con la llegada de la cuarentena, sin trabajo y sin documentación, los desalojaron. «Estoy en situación de calle con mi niño», dice angustiada. «Toda mi vida está en Venezuela. Mi madre está enferma y tiene que ser intervenida. Tengo que estar con ella porque en este momento me necesita», agregó.

Sin respuesta de las autoridades venezolanas

En total, son al menos 705 venezolanos los que se han reportado como varados en España desde el inicio de la pandemia. Eso, según una lista administrada por Luciano, uno de los representantes de los varados, y la cual ha sido presentada ante la embajada y el consulado de Venezuela. Sin embargo, hasta la fecha no han recibido respuesta de ninguna autoridad sobre la posibilidad de retornar.

«Luego de la flexibilización (de la cuarentena), en vista de que no obtuvimos respuesta sobre los vuelos humanitarios, ni vuelos especiales para regresar con nuestros boletos, ni tampoco vuelos charter pagos nuevamente para aquellos que contaban con una capacidad económica para costearlo, empezamos a hacer visitas en el consulado y en la embajada; tampoco obtuvimos respuestas», explicó Luciano. Detalló, además, que ni siquiera fueron atendidos por el personal diplomático y «hasta llamaron a la policía» para dispersarlos. Al final, los funcionarios de seguridad le permitieron seguir reclamando.

En esas listas, entregadas vía correo electrónico a las autoridades venezolanas, se recaudaron los datos, cédulas, pasaportes, y una explicación de la situación socioeconómica, así como el anexo del pasaje aéreo, de cada uno de los venezolanos varados. También precisó que intentaron contactar con la embajada del presidente (e), Juan Guaidó, pero tampoco obtuvieron respuesta.

Todos ellos se han organizado en grupos de Whatsapp para presionar por respuestas y coordinar medidas de presión. Luciano comenta que de los 705 venezolanos varados, 566 cuentan con un pasaje de regreso. De ellos, 222 estarían dispuestos a pagar un vuelo charter. No obstante, aunque no todos tienen las mismas dificultades, sí coinciden en que su estadía en España sería por poco tiempo.

Desde marzo hasta la actualidad, la embajada de España en Caracas ha organizado cuatro vuelos de repatriación para ciudadanos españoles, venezolanos y funcionarios. Han sido viajes de la aerolínea Plus Ultra que, incluso estando en Madrid, no ha podido regresar a los venezolanos varados por falta de autorización gubernamental.

En ese tiempo, dice Luciano, algunos han ido a albergues, unos se mantienen con familiares y otros pernoctan en el aeropuerto.