El 24 de diciembre Fernando Millán llegó a su casa, en Monagas, para abrazar su mamá, luego tres años de haberse residenciado permanentemente en Perú.
“Tengo 3 navidades lejos de mi familia y lo que me llevó a recorrer todos esos países fue el amor a mi madre. Es un sentimiento que no puedo explicar; sencillamente, no aguantaba más sin verla. Por eso tomé mi maleta y decidí ir a pesar de las dificultades”, relató Millán durante en una entrevista marcada por las fallas Internet que normalmente ocurren en Venezuela.
Para poder pagar su viaje llevó algunas encomiendas de amigos en Perú y logró reunir 800 dólares.
Las peligrosas alcabalas fronterizas
Millán, de 35 años, comenta que no hay paso fronterizo que pueda permanecer cerrado mientras haya dinero de por medio. Por ello pagó a los custodios de las trochas unos cuantos dólares y cruzó.
“Fue difícil salir y pasar por esos lugares, pero, por ver a mi madre, hago cualquier cosa. Me robaron en la trocha Perú- Ecuador. Fue un taxista que nos cobró 25 dólares en el terminal de Tumbes para llevarnos a Huaquillas. Al llegar al sitio, nos amenazaron y nos robaron. En Ecuador-Colombia pagué 20 dólares y Colombia-Venezuela 10 dólares“, fue parte de su relato.
Sobre el cruce en Cúcuta, describió que lo hizo por el río Cauca. “Ese tramo es riesgoso porque además está resguardado por unos presuntos guerrilleros colombianos, que acceden a protegerte a cambio de unos dólares. Si haces tu pago, ellos te cuidan”.
El país que encontró
Millán describe que el panorama que encontró al retornar a Venezuela era de viveza y amedrentamiento. “Todo es crisis y corrupción de parte de los funcionarios militares y policiales que piden dólares a cambio de no quitarte las cosas que con tanto esfuerzo pudiste reunir para traerles a tus seres queridos”.
Aunado a ello, está el deterioro de los servicios públicos. “Sufrí muchísimo para llegar a mi estado natal, pues el servicio de trasporte en Venezuela es crítico y los autobuses están en avanzado deterioro. Me quedé accidentado muchas veces”, describió.
El abrazo que lo cura todo
El 24 de diciembre terminó el periplo de 7 turbulentos días. “Se me olvido todo lo que pasé, sentí la alegría más grande del mundo, mi corazón lleno de gozo. Al estar en brazos de mi madre sentí que valió la pena tanto esfuerzo y con eso me quedo”, comenta Fernando en uno de los mensajes.
A pesar del cansancio, se pasó toda la noche despierto, conversando con sus familiares. Sus días transcurren en reencontrarse con viejos amigos y allegados. “Hablamos de las falencias y de tantas cosas que pasan por la falta de gasolina y lo caro que está la comida”.
Antes de terminar el año, con el dinero que dice “sobrevivió al robo“, compró los ingredientes para las hallacas y así no solo recuperar el tiempo perdido, sino también compartir tradiciones que no se pueden perder a pesar de la crisis.
Dice que volvería a someterse a todos los riesgos por el amor a su madre. “La familia todo lo vale. No hay riesgo que no se pueda aminorar solo con el abrazo de una mamá”.
Millán gastó aproximadamente, según el registro de sus gastos, 300 dólares en pasajes de buses y taxis.
De vuelta a Perú
Millán se devolvió a Venezuela con un objetivo específico que ya cumplió. Dice que no puede quedarse mucho tiempo porque, de lo contrario, no podrá seguir ayudando a sus familiares que tanto lo necesitan.
“Planeo regresarme a Perú de la misma manera que la salí: con la fe en Dios y las ganas de buscar un mejor porvenir para ellos”.
Entre los elementos que Millán debe considerar para su retorno están las nuevas restricciones que impuso Perú, por ejemplo, someterse una cuarentena de 15 días, para evitar la propagación de la nueva variante del Covid-19 que apareció en el Reino Unido.
“En mi viaje de regreso a Venezuela siempre usé mi tapaboca y mi alcohol gel. Mantuve la distancia y lo haré de nuevo en un mes, Dios mediante, cuando haga el viaje de retorno a Perú. Espero que en ese tiempo no se inicie una nueva cuarentena general”.