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Coronavirus en Argentina: desempleo impacta a migrantes venezolanos

Mishael García y Nelsy Santelis no se conocen, pero tienen mucho en común. Son venezolanos, viven en Buenos Aires y quedaron desempleados durante la cuarentena impuesta por el gobierno argentino para evitar la propagación del coronavirus. 

Ambos coinciden en lo complicado que es conseguir un trabajo en Argentina. Los dos poseen el Documento Nacional de Identificación (DNI) con la residencia temporaria, otorgado en ese país a los migrantes con una validez de dos años. Este documento les permite gozar de los mismos derechos laborales que los argentinos, cuyas normas legales están establecidas en la Ley de Contrato de Trabajo y en los diferentes de convenios gremiales.

García dice que gracias a las redes de contactos (amigos y familiares) pudo desempeñarse en varios. “No es fácil conseguir trabajo en mi área ya que muchos piden años de experiencia, otros no dan la oportunidad y otros tienen horarios no convenientes”, afirmó. Él es técnico superior en idiomas modernos y desde que emigró con su esposa, en octubre de 2018, hizo trabajos que nunca efectuó en Venezuela: jardinería, tapicero de respaldos de camas, pintor de rejas, operario de producción en telas vinílicas y en plantillas para zapatos. 

Casi lo mismo vivió Santelis, una productora de contenidos y escritora, que, desde su llegada a Buenos Aires, en noviembre de 2019, estuvo empleada en una lavandería, una fábrica de productos capilares y dos veces como recepcionista de hoteles. 

Pero la COVID-19 trastocó la estabilidad económica y, consigo, la laboral de ambos.

Desempleo, otra amarga arista del coronavirus

Si algo ha enseñado la emergencia de la COVID-19 es que no se trata de una crisis exclusivamente sanitaria, sino además económica. Las medidas de aislamiento social y cuarentena obligatoria, aplicadas en la mayoría de los países, tienen como efecto colateral la caída financiera. Según la Organización de Naciones Unidas, la contracción de la economía global será de 3,2% al terminar 2020.

En Argentina el panorama es similar. El informe de Perspectivas Económicas Mundiales, del Fondo Monetario Internacional (FMI), prevé una recesión de 5,7 % para el país que dirige Alberto Fernández. Es decir, será el tercer peor resultado de la región. 

“La caída del PBI de la Argentina será superada solamente en la región por Venezuela y Ecuador, mientras que Paraguay mostrará el mejor panorama regional”, reseña el informe del FMI.

Santelis y García son un reflejo de estos tiempos. Quedaron sin trabajo porque las compañías en las que trabajaban redujeron costos y personal, producto de la baja de los ingresos derivada de la pandemia. Santalis quedó desempleada un día antes de establecerse la cuarentena obligatoria en Buenos Aires. Ella no tenía un contrato legal que regulara su relación laboral. Cree que la despidieron “debido a la pandemia” y que a la empresa le resultaba “más fácil” despedirla porque no tenía tanta antigüedad en sus funciones como recepcionista. “El motivo fue que como estaba en mis 3 meses de prueba y debido al coronavirus debían cerrar el hotel, ya no necesitaban mis servicios. Estaba ilegalmente trabajando sin ningún contrato”, explica.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que en Latinoamérica, tan solo en el segundo trimestre de 2020, 14 millones de personas han perdido sus trabajos. “Estamos ante una destrucción masiva de empleos, y esto plantea un desafío de magnitudes sin precedentes en los mercados laborales de América Latina y el Caribe”, expresó Vinícius Pinheiro, director regional de la OIT al analizar el informe de la OIT que explica cómo el coronavirus impactó globalmente en los empleos. 

Al hacer énfasis en el desempleo de Argentina, el FMI proyecta en su informe semestral El Gran Aislamiento, que la tasa de personas sin trabajo se ubicará en 10,9 %, un porcentaje mayor si se compara con la tasa oficial de desocupación de ese país que cerró en 8,9%, según reseña el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en su página web.

Tan solo en Argentina entre el 15 de marzo y el 15 de abril de 2020 se registraron 5.386 despidos y 7.223 suspensiones de contratos laborales, según reseña el Centro de Economía Política de Argentina (Cepa). En un mes se cuadruplicaron  los casos que involucran la ruptura o el riesgo de ruptura de contrato laboral entre trabajadores y patrones en Argentina.  

Consecuencias del despido

Quedarse sin trabajo en medio de un contexto donde rige una cuarentena obligatoria es un escenario complicado para quien tiene que afrontar esta realidad.  La OIT calcula que más de 1 de cada 6 jóvenes está desempleado a causa del Coronavirus, lo que equivale decir que más del 16% de la población joven del mundo no tiene trabajo. Como Nelsy y Mishael quienes tienen 25 y 30 años, respectivamente.

“La pandemia inflige un triple impacto sobre los jóvenes. No sólo destruye sus empleos, sino también su educación y formación. Se trata de grandes obstáculos en el camino de quienes buscan entrar en el mundo del trabajo o de cambiar empleo”, advierte la OIT.

A Nelsy Santelis le afectó “muy mal” en su planificación personal y financiera quedarse sin trabajo. Afirma que solo puede sobrellevar el desempleo durante la cuarentena gracias al apoyo que le da su hermano, quien tiene un trabajo formal, y a los ahorros de ambos. La escritora solicitó asesoría legal para saber qué puede hacer para restituir sus derechos laborales, pero no ha recibido respuesta sobre qué pasos seguir.

El caso de Misahel también es precario por las implicaciones que tiene la falta de trabajo en su planificación financiera. No obstante desestima iniciar algún procedimiento legal en contra de sus jefes: “No he buscado asesoría, ni lo haré. La patrona mostró ser calidad de humano para conmigo. Ella nunca fue mezquina con el tema del dinero. Ella me dio la oportunidad, me ayudó a mejorar mi trabajo. Aunque hubiera poco trabajo, se las ingeniaba para que tuviéramos un día más para cobrar”.

Desmejoras laborales

Además del aumento en la cantidad de despidos, existe otro factor que pone en riesgo la estabilidad salarial de los trabajadores. La OIT estima que las personas que mantienen un trabajo estable formal  “han visto reducir sus horas de trabajo en un 23 por ciento”. El Cepa también identifica 4 tipos de riesgo salarial en su informe El impacto del aislamiento en el mercado de trabajo. Estos son: atraso de pagos de salarios, reducción salarial, suspensiones con reducción salarial y acuerdos entre patronos o gremios para determinar una reducción en el salario.

“En lo relacionado al riesgo salarial se produce un salto fenomenal en la primera quincena de abril pasando de 9 a 81 casos, afectando a 9.830 trabajadores en marzo y 287.233 trabajadores en abril”, reseña el Cepa.

Rodrigo Díaz –quien solicitó cambiar su identidad para este reportaje– es un inmigrante venezolano que evidencia las cifras de riesgo salarial antes descritas. Él es comunicador social, tiene 29 años y llegó a Buenos Aires en junio de 2018. Actualmente comparte con amigos el alquiler del apartamento en el que viven. Desde hace dos años ha trabajado como delivery y camarero establecimientos gastronómicos. 

Días antes que comenzara la cuarentena obligatoria, lo ascendieron como encargado del restaurante en el que trabaja hoy en día. No obstante, los dueños del negocio decidieron disminuir parte del salario que perciben como una medida sin necesidad de reducir la nómina. Él asegura que las decisiones que aplican ahora en la empresas son para blindarse de las consecuencias del coronavirus. 

“No he perdido mi trabajo, pero sí he sufrido reducción de sueldo (solo percibo la parte en blanco). Mi sueldo se ha reducido casi a la mitad, por ende solo estoy priorizando comida y alquiler. He tratado de mantener al día todos los gastos para no generar deudas. El restaurante no genera ingresos mientras esté parado por la cuarentena. La reducción de salario ha sido para todo el personal.”, asevera Díaz quien estima que una vez termine la pandemia se regularice su estatus salarial. 

Guterres: hace falta más apoyo para migrantes y refugiados

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El secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, afirmó que la solidaridad de la comunidad internacional ha sido muy pequeña con los países que han acogido a venezolanos.

En una entrevista con la agencia Efe, Guterres respondió sobre la situación de los migrantes y refugiados ante la COVID-19, un problema importante en Latinoamérica, «con millones de venezolanos fuera del país, con mucho movimiento en Centroamérica y México»

«Esta es para nosotros una preocupación fundamental: migrantes y refugiados en Latinoamérica y en el mundo, poblaciones muy vulnerables. Es absolutamente necesario integrarlas en los sistemas de salud de los países de acogida, pero se necesita también una muy fuerte solidaridad internacional.

«Hablando de Venezuela, el caso más dramático de migración en Latinoamérica. La verdad es que la solidaridad de la comunidad internacional con los países de acogida ha sido muy pequeña. La última conferencia de donantes fue positiva, pero necesitamos de mucho más apoyo a los países de acogida para una integración efectiva de los migrantes y refugiados en sus sistemas de salud y en las respuestas de protección social que son necesarias.» afirmó

Más recursos

Aseguró que Latinoamérica necesita una fuerte inyección económica de parte de los países más ricos del mundo para superar la pandemia del coronavirus y sus consecuencias.

Para el diplomático portugués, la región -convertida ya en uno de los epicentros de la crisis- tiene que buscar un «equilibrio» entre la respuesta a la enfermedad y la reapertura económica, pero no puede suponer en ningún caso dar vía libre al virus.

Por ello, demanda a la comunidad internacional «una gran solidaridad», que incluya medidas de alivio de la deuda pública y ayudas mucho más generosas a los países que acogen a los millones de venezolanos que han dejado sus hogares.

No obstante los problemas, Guterres tuvo palabras de aliento, en general: ¿Está viendo algo que le genere esperanza? le preguntaron y su respuesta fue: La generosidad de la gente. Tantos ejemplos de solidaridad admirable. Los trabajadores de salud, la forma cómo muchos, con riesgo de su vida, están salvando vidas. La dedicación de los trabajadores humanitarios que van a los puntos más peligrosos del mundo (…) Hay tanto ejemplos admirables de solidaridad, que muestran que la naturaleza humana es algo en lo que podemos confiar para el futuro

Información Agencia Efe

Venezolanos en Argentina exigen un vuelo humanitario para retornar

Eira Velásquez y Rafael Mendoza son un matrimonio venezolano que tenía más de un año sin ver a su hija, quien migró el 16 de enero de 2019. Ileana Patricia Mendoza Velásquez es ingeniera química, decidió radicarse en Chile junto a su esposo, para buscar nuevas oportunidades de empleo y calidad de vida. El reencuentro familiar de los Mendoza-Velásquez fue en Argentina, porque Eira y Rafael no tenían la visa que exige Chile para ingresar en su territorio. 

El 6 de marzo de 2020, los padres de Ileana volaron hasta Mendoza para ver nuevamente a su hija. Tenían previsto estar una semana como turistas en esa provincia de Argentina. Mientras esta familia disfrutaba de su reencuentro, en Latinoamérica avanzaba rápidamente la propagación del coronavirus. Esto ocasionó que países de la región, como Argentina y Venezuela, cerraran sus fronteras y prohibieran los vuelos internacionales. El gobierno de Nicolás Maduro anunció inicialmente el 12 de marzo la suspensión de los vuelos que provenían de Europa y Colombia.

Pasaje de regreso del matrimonio Mendoza-Velásquez

Los padres de Ileana tenían previsto regresar a Caracas el 15 de marzo en la madrugada. Ellos saldrían desde Mendoza, harían escala en Panamá y terminarían en el aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía, en Venezuela. Horas antes de su vuelo de retorno, el gobernante Nicolás Maduro había anunciado que los vuelos desde y hacia Panamá estaban suspendidos.

“Cuando llamé a Copa Airlines las opciones que nos dieron fue reagendar el vuelo para el 2 de septiembre; guardar el pasaje como un voucher de saldo a favor o utilizarlo como parte de un vuelo humanitario que autoricen los gobiernos. Nosotros lo que hicimos para mis papás fue reagendarles el viaje para el 2 de septiembre”, comparte Ileana Mendoza, quien tuvo que regresar para no perder su estabilidad laboral en Santiago de Chile.

Desde el 14 marzo de 2020, los padres de Ileana están en un limbo. Tienen casi tres meses varados en Argentina porque no pueden regresar a su país. Para ellos tampoco es una opción establecerse en Argentina porque su viaje era recreativo y no migratorio. Eira Velásquez tiene 69 años, es médica radióloga e hipertensa; Rafael Mendoza también tiene 69 años y no sufre de ninguna enfermedad. Su hija les ha enviado dinero desde Chile para que puedan cubrir los gastos de alquiler y comida mientras solucionan cómo regresar a Venezuela.

Un vuelo humanitario por salud 

Belkys Porras es una docente jubilada de 57 años de edad. Ella llegó a Buenos Aires en 2019 para conocer a su nieta. Su objetivo inicial era regresar a su hogar en febrero de 2020. Actualmente, ella vive en la Villa 31, una localidad de Capital Federal muy pobre, que es clasificada por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires como una “villa de emergencia”.

Porras depende económicamente de su hija y su pareja. Antes vendía algunos alimentos en los mercados populares de la zona. Pero desde que se aplicaron las medidas de distanciamiento social y cuarentena obligatoria, la docente no ha podido salir a vender.

La maestra jubilada aseguró que “por motivos personales” no disponía de los recursos económicos para costear el viaje de regreso. Debido a esto, inició las gestiones para retornar a Venezuela en uno de los vuelos del programa Plan Vuelta a la Patria, organizado por el gobierno de Nicolás Maduro.

“Yo había ido por cuenta propia en febrero a la embajada y me había registrado. Luego llegó el COVID-19 y nos agrupamos por Whatsapp para tratar de regresar en grupo. Hemos entregado listas acá y allá y nada de respuestas. Por eso se han pedido datos en los grupos. La primera vez, en febrero, decían que en marzo habría un vuelo del plan Vuelta a la Patria, pero que dependía de las sanciones. Luego del coronavirus ha estado cerrada la embajada y casi todos los datos son enviados por los correo. La verdad es que son unos ineptos. Estamos coordinando con la embajada porque es el gobierno quien debe dar la orden para volar con esta pandemia”, comparte Belkys Porras.

La urgencia de Belkys por regresar es por motivos de salud. Afirma sentirse “muy deprimida” y padecer diversas dolencias corporales que no puede tratarse Argentina: “Me siento muy enferma, no hay nada que no me duela. Tengo un hermano con metástasis en Venezuela solo. Siento una depre enorme. No dejo las pastillas para dormir y la depre me arropa”.

Varados vs repatriados

Para entender la situación de los venezolanos en Argentina que desean regresar a su país es importante diferenciar dos conceptos: los varados y los repatriados. Si bien ambas categorías son ciudadanos que desean regresar a su terruño, se trata de ciudadanos con situaciones diferentes.

Los varados son personas que tienen un pasaje de regreso a Venezuela y se quedaron atrapadas en suelo austral tras la prohibición de vuelos internacionales para evitar la propagación del coronavirus. Sería el caso del matrimonio Mendoza-Velásquez.

“El varado, es aquel migrante de tránsito, que justamente quedó sin posibilidad de movilizarse por fronteras transnacionales. Su radicación en el país donde se encuentra es circunstancial y temporal, ejemplo alguien que pasó por Argentina pero iba destino a Colombia o alguien que estaba de vacaciones en Argentina y, porque cerraron las fronteras, no pudo salir”, sostiene el sociólogo venezolano Charbel Najm.

Por su parte, los repatriados son un grupo de personas que, por otros motivos, ya se encontraban en Argentina y tenían pensado regresar a su nación porque es insostenible para ellos vivir en suelo austral. La mayoría de estos ciudadanos no disponen de los recursos económicos para costear un viaje de regreso, por lo que solicitan a su gobierno ayuda para que los repatrien, tal como hizo Belkys Porras cuando se inscribió en las listas del Plan Vuelta a la Patria en la embajada de Venezuela en Argentina.

“La repatriación supone que el migrante ya tiene algún tipo de residencia en el país en el que se encuentra o estuvo radicado por más de 3 meses y está solicitando volver al país de origen.”, explica Najm.

Respuestas parciales

Actualmente los varados y quienes necesitan ser repatriados se han organizado espontáneamente en redes sociales para exigir una respuesta del gobierno venezolano. Sin embargo, no existe una postura clara por parte de la embajada de Venezuela en Argentina, pese a que los grupos han protestado frente al organismo diplomático y en diversas zonas de Buenos Aires.

La embajada de Venezuela en Argentina emitió un comunicado en Twitter en el que solicitó que los ciudadanos no se apersonaran en la sede diplomática. Además, afirmaron que se comunicarán mediante correo electrónico con cada uno de ellos para coordinar el vuelo de repatriación para las personas que lo hayan solicitado o requieran.

Asimismo la respuesta automática que reciben las personas que escriben al correo de la embajada les indica que “serán incluidas en un listado”. De acuerdo con un mail al que tuvo acceso el equipo de Venezuela Migrante, la embajada está “a la espera de instrucciones por parte de Caracas” para coordinar el vuelo humanitario.

Correo electrónico automático que envía la embajada venezolana en Argentina.

Es importante recordar que la embajada de Venezuela en Argentina carece de embajador. Desde que Carlos Martínez abandonó el país en 2019 no se ha designado su reemplazo. Además, el primer secretario de la entidad diplomática, Antonio Betancourt, tampoco ha dado respuesta a las exigencias de los venezolanos que piden retornar.

“Me parece que no han hecho nada. A nosotros nos tienen a la deriva y viendo que cada quien resuelva por su cuenta. También el tema de que no hay embajador, y eso creo que no ayuda al asunto”, apunta Ileana Mendoza.

Tanto Belkys Porras como Ileana Mendoza coinciden en que la respuesta del gobierno venezolano no ha sido la más diligente. “Nada que me sorprenda. Los demás países están pendiente de su gente y a venezuela y sus mandatarios no les importamos”, afirma Porras.

Venezolanos en Argentina en cifras

Argentina es el cuarto país con la mayor cantidad de migrantes venezolanos en Latinoamérica, de acuerdo con los datos que maneja la Plataforma de Coordinación para Refugiados y migrantes de Venezuela de la ONU. Según la cuenta de Twitter Venezolanos Varados en Argentina, hay 284  criollos varados en suelo austral, es decir, que tienen un boleto y no han podido regresar debido a la prohibición de vuelos internacionales.

Por su parte, la representación diplomática del presidente (e) Juan Guaidó compartió que, hasta la fecha, manejan una cifra de 81 venezolanos varados y de 417 que quieren ser repatriados. “La cifra de los que quieren ser repatriados notamos que viene aumentando diariamente”, expresaron desde el equipo diplomático. Asimismo, tratamos de obtener la respuesta de la embajada de Venezuela sobre las cifras que manejan, pero no tuvimos una respuesta.

Para entender cómo es la conformación de las personas que piden regresar a Venezuela, el equipo de Venezuela Migrante realizó una encuesta online para caracterizar a este grupo. El instrumento se distribuyó en tres chats de Whatsapp: “Venezolanos repatriados”, “Vuelo Venezuela” y “Volver a Venezuela”. 

Entre esos espacios de chats se agrupan alrededor de 310 personas que exigen un vuelo para regresar a su país. Al terminar de pulsar la opinión, obtuvimos 81 respuestas. 

De acuerdo con las resultados del 27 % de la muestra, la mayoría de los que desean retornar son de Distrito Capital y el estado Miranda; la mitad (50,7 %) se incluyen en el rango de edad que va de los 40 a los 60 años; y 69,1% son mujeres, mientras que el 29,6 % restante son hombres.

Resalta de las cifras que obtuvimos que 80,2 % de los que desean regresar a Venezuela llegaron a Argentina en 2019. Solo el 19,8 % restante pisó la nación que preside Alberto Fernández durante el primer trimestre de 2020. 

Al indagar sobre por qué viajar hasta Argentina, 40,7% de la muestra afirmó que lo hizo por motivos migratorios. Es decir, tenían la intención de radicarse como residentes en la nación donde suenan los tangos. Solamente 27,2% de la muestra manifestó que su viaje era por motivos recreativos para visitar a familiares o amigos.

Lectura de la encuesta: más repatriados

Existe una correlación entre los venezolanos que llegaron en 2019 y los repatriados. De acuerdo con los datos que obtuvimos, 88,9% de la muestra no posee un pasaje de regreso y solo 11,1 % de los encuestados sí. Esta cifra comprueba que la mayoría de los retornados son venezolanos que necesitan ser repatriados, mientras que los casos de criollos varados en Argentina son un grupo reducido.

Los resultados también reflejaron que el principal motivo de retorno a Venezuela es la imposibilidad de mantenerse económicamente. 74,1% de las respuestas se identificaron con la frase “No tengo boleto de regreso, mi situación económica me impide sustentarme por lo que necesito un vuelo humanitario”. 

Más de la mitad de la muestra (63 %) depende económicamente de amigos o familiares que cubren sus gastos. Por su parte, 21 % de los encuestados pide ayuda en las calles para sustentarse en Argentina. El 14,8 % restante trabaja para tener un ingreso mientras logra regresar a su hogar.

Resultados obtenidos de la encuesta online que realizó el equipo de Venezuela Migrante

Destaca de todos los resultados que 72,8 % de los encuestados se sienten muy angustiados por no poder regresar a Venezuela. No obstante, 71, 6 % tiene esperanzas de poder regresar a su país.

Los encuestados coinciden en que la gestión del gobierno de Alberto Fernández y de Nicolás Maduro ha sido pésima. No obstante, 76,5 % de los resultados no culpan a nadie por la situación que están atravesando, consideran que se trata de una situación atípica.

Hasta el momento, la reapertura del tráfico aéreo en Argentina se tiene prevista para el 1 de septiembre de 2020. No obstante, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) le solicita al gobierno argentino que reconsidere adelantar la fecha. 

Tanto los varados como los repatriados tienen que esperar a que se manifieste la voluntad de algún gobernante de implementar un plan de retorno

…Y mientras esperan, tratan de sobrellevar la “atípica” situación que les tocó atravesar.

Algunos de los comentarios compilados por Venezuela Migrante en la encuesta aplicada

Ciudadanos venezolano-ecuatorianos varados en Caracas quieren volver a Ecuador

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Cuando Luz Casale estaba de duelo por la muerte de su hijo decidió viajar desde Guayaquil, en Ecuador, hasta la ciudad de Porlamar, en Nueva Esparta, para estar con su familia. “Lo pasé muy mal, con mi salud y emocionalmente, por lo que me hacía falta un lugar seguro”, recuerda. Pero, tras las medidas por la COVID-19, llegó la desesperación.

Desde hace casi un mes, Casale, ciudadana ecuatoriana-venezolana, pide ser retornada a Guayaquil. Trabaja en el Ministerio de Salud de Ecuador y, aunque tenía un permiso laboral, siente miedo de perder su trabajo

Días atrás compró dos boletos aéreos, con valores de 30 y 370 dólares, respectivamente, que tenían como rutas Porlamar-Caracas y de ahí a su país. También se apresuró a practicarse una prueba rápida para detectar si estaba contagiada de coronavirus, un requisito del aeropuerto internacional Santiago de Mariño para poder abordar cualquier avión. Todas sus esperanzas estaban puestas en un anuncio de Conviasa de habilitar dos vuelos humanitarios el 21 de mayo a Ecuador. 

Casale cuenta cómo las esperanzas se desvanecieron. “En ningún momento la aerolínea nos dijo que iban a cancelar el vuelo. Nos enteramos un día antes. Sin explicaciones, ni motivos. Somos cinco venezolanos-ecuatorianos, con doble nacionalidad en Porlamar, y ninguno supo qué pasó”.

Recuerda que llegó al aeropuerto con todos sus papeles, los resultados de la prueba médica y el boleto. “Y desde el puesto de asistencia de Conviasa nos dijeron que era un problema entre el consulado de Ecuador y el gobierno de Venezuela. Por eso se había cancelado el vuelo, y que todo podía resolverse con una simple llamada entre ambas partes”.

Conviasa: “Razones ajenas” 

Conviasa informó en un comunicado dirigido al Consulado General de Ecuador en Caracas que los vuelos se cancelaron por “razones ajenas a su voluntad”. Giró instrucciones de reembolsar los pasajes. Los motivos todavía generan curiosidad entre los afectados, especialmente, porque ese mismo día despegó un avión con más de 187 personas desde Caracas para aterrizar en Roma, coordinado por la embajada de Italia en Venezuela.

Para Casale es una situación desesperante. Ella padece una enfermedad en su sistema inmunológico y requiere medicamentos que no se consiguen en Venezuela. Además, su esposo reservó una habitación de un hotel en Guayaquil para que ella cumpliera con la cuarentena obligatoria. “Es un dinero que se perdió”.

Tras este primer intento, en Caracas se coordinó un vuelo con la compañía Aeroregional para viajar el 28 de mayo a Ecuador. Los boletos tenían un costo de 450 dólares, pero en un comunicado desde la página web de la línea aérea advirtió una condición para abordar: “Por autorización del gobierno de Venezuela, el vuelo aplica únicamente para ciudadanos ecuatorianos”.

Luis Zambrano se encargó de coordinar a 130 personas que intentaban volver a Ecuador. Él, un venezolano con residencia legal en ese país desde 2013, y de vuelta en Venezuela desde principios de marzo por asuntos laborales. “Logramos que el gobierno de Venezuela nos aprobaran el vuelo de Aeroregional, pero como nosotros estamos en nuestro país, y hay una situación de cuarentena, no nos dejaron salir, sólo a los ecuatorianos de nacimiento”.

El limbo de los ciudadanos con doble nacionalidad 

A través de una medida impuesta por el Saime a partir de 2016, a Casale y otros 78 ciudadanos venezolanos con residencia legal en Ecuador y doble nacionalidad les informaron que no podrían salir del país porque mientras se encontraban en Venezuela, su nacionalidad venezolana estaba por encima de todas las demás.

“Fue un duro golpe porque muchos tienen sus vidas hechas en Ecuador. Además, entre las personas que se quedaron, hay 24 que no podrán ver a sus hijos residenciados allá. Desde el consulado se hicieron todas las gestiones pertinentes, pero fue desde el gobierno de Venezuela que se hizo la prohibición de abordar”, comenta Luis.

A Quito, desde Caracas, en el vuelo de Aeroregional llegaron 67 personas, según reportó el Consulado de Ecuador en Caracas a través de su cuenta en Twitter. Pero, quienes estaban en el aeropuerto de Maiquetía informaron que a 13 personas más, venezolanos con doble nacionalidad y residencia legal, les permitieron abordar porque viajaban con sus familias ecuatorianas. No se rompió la reunificación familiar.

Gonzalo Vega, cónsul de Ecuador en Caracas, vía telefónica, realizó la siguiente declaración: “Le voy a ser absolutamente sincero con uno o dos elementos. Primero, para yo pronunciarme tendría que tener un permiso de mi Cancillería. Segundo, el tema referente a los venezolanos, tendría usted que hacer una consulta hacia Venezuela. Mal haría en pronunciarme porque, como usted sabe, yo soy un huésped en este país. Entonces, mal haría yo en pronunciarme con algo que tiene que ver con los ciudadanos venezolanos”.

La Cancillería de Venezuela no emitió un comunicado sobre los venezolanos con doble nacionalidad o residentes legales en Ecuador.

Mientras tanto, un grupo de los que se quedaron varados en Caracas planean para los próximos días tratar de llegar por tierra a Ecuador. Temen perder sus empleos ante las medidas que ha tomado el gobierno ecuatoriano para reactivar la economía del país. 

Más de 300 caminantes venezolanos en Ipiales piden apoyo para continuar viaje de retorno

«Aproximadamente 30 niños están durmiendo en el piso o en carpas». Esa es parte de la descripción que hace María Ortega, vocera del grupo de varados en Ipiales (Colombia) que, según cuenta, está integrado por más de 300 caminantes. Se trata de venezolanos que atravesaron Perú, Ecuador y se encuentran en Colombia pidiendo apoyo para retornar a su país. Ortega narra que emplearon sus últimos dólares para cruzar por trochas. Ahora están varados, algunos desde hace casi una semana, en el terminal perteneciente al departamento de Nariño.

Ortega añade que en el grupo también se encuentran personas con movilidad reducida: “Tenemos, por ejemplo, a un paisano que tuvo un accidente en una moto y está mal de salud. Se le abrieron las heridas por el tiempo que tiene durmiendo en el piso, piso que además está muy frío. Necesitamos ayuda”.

El llamado de estas personas es a que la organismos internacionales, como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), la Organización Internacional de Migraciones (OIM) o la Cruz Roja brinden algún apoyo para facilitar el traslado. “Lo último que teníamos, se lo entregamos a los trocheros. Gente que espera por los inmigrantes en estos parajes. Eso es muy peligroso, nadie nos garantiza seguridad. Hay personas hasta con machetes intentando asaltar a los caminantes”, denunció Ortega.

Agrega que el 95% de los integrantes del grupo se quedó sin capacidad para cubrir los costos de un pasaje en bus, que cuesta hasta 80 dólares.

Atravesar tres países con dos niños

A Gabriel Rivero, padre dos niños, de 9 y 10 años, no le tocó fácil. Este venezolano, oriundo del estado Carabobo, se enfrentó a distintas carencias después del confinamiento decretado por el gobierno peruano. Describe que cuando se acabaron las posibilidades para proveer de techo y comida a su familia, volver al país fue la única opción.

Junto a su esposa e hijos emprendió el viaje de retorno. El 6 de mayo partieron desde la provincia de Huancayo, ubicada a 8 horas de la ciudad de Lima. Relata que, desde entonces, solo hicieron paradas para que los niños descansaran, ya que cruzaron «territorios hostiles que los dejaron extremadamente agostados».

El primer aventón del recorrido se los dio la policía hasta un peaje. Luego, una familia los acercó hasta Lima. Esa noche, al llegar a Chosica, otra familia les regaló una carpa que les sirvió guarecerse el resto del viaje.

El 7 de mayo, tras atravesar Lima metropolitana y pasar caminando por el desierto de Ancón, se embarcaron en un camión que los llevó a la región de Chancay. Allí, una familia peruana que prepara comida con apoyo de las iglesias, les brindó las comodidades para pasar la noche. A la mañana siguiente, abordaron una gandola que trasladaba piedras a una siderúrgica y los dejó en Chimbote. El siguiente aventón los dejó cerca de Tumbes, fue cuando encararon la primera frontera.

«Pasamos por una trocha. Fueron 5 horas caminando. Atravesamos un río y un camino de tierra. Después fueron 6 horas más en las plataneras. Ya por último, debimos cruzar un canal y salimos al lado de los Centros Binacionales de Atención en Frontera (CEBAF), que es la aduana de Ecuador y  Perú. Finalmente, cruzamos la trocha que nos llevó hasta la ciudad Huaquillas. Ese día aprovechamos y nos bañamos en el río. Anteriormente lo hicimos en estaciones de servicio”, contó Rivero.

Pausa obligatoria para los caminantes

Rivero recuerda que el desgaste físico en sus hijos era notorio y en esas condiciones no podían seguir. En la ciudad de Huaquillas desplegaron su carpa frente al Monumento de la Paz. “Tuvimos que pasar la noche allí porque los niños estaban cansados. Por fortuna, nos ayudaron. El dueño del restaurante, ubicado frente a donde estábamos, nos dio alimentos y otro nos abrió las puertas de su casa para que los niños se pudieran bañar”.

Después del tercer día y con las energías recargadas, les dieron un aventón que los llevó hasta el desvío de Huanca. Desde ese punto caminaron un kilometro y otro conductor los acercó hasta Guayaquil. “Y después, otra cola más nos llevó hasta la ciudad de Ventana, para caminar dos kilómetros hasta Santo Domingo. Pasamos la noche y después tomamos otro aventón hasta salir de Quito. Dormimos en un pueblo llamado Chachabamba, y allí no tuve cómo darle de comer a los niños porque todo estaba cerrado”.

El viaje continuó hasta Ibarra, rumbo a la ciudad de Los Andes. “En ese pueblo estuvimos hasta las 6 de la tarde. Siempre caminamos solo los cuatro, pero esa vez coincidimos con dos parejas y una de las chicas tenía 8 meses de embarazo. Nos embarcamos en otra cola que nos llevó hasta Tulcán, cerca del paso fronterizo de Rumichaca”.

Esa noche, según recuerda, “fue de un frío infernal” y, a las 6 de la mañana, caminaron 6 kilómetros en bajada. En el trayecto coincidieron con otros caminantes que ya habían conocido e intentaron mediar con los guardias que estaban en el Puente Internacional de Rumichaca para que les dieran facilidades para cruzar. “Pero no accedieron ni porque mis hijos estaban cansados”.

Colombia, trocha costosa y peligrosa

Según cuentan los caminantes que han atravesado por ese lugar, el cruce desde Ecuador hacia Colombia se ha convertido es un lugar cada vez más complejo. Señalan que no hay condiciones mínimas de seguridad y que su integridad física depende de lo que puedan pagarle a alguien que los cuide y los ayude a cargar el equipaje.

“Por mi pareja, mis hijos y yo tuvimos que pagar 65 dólares. Era el dinero que habíamos recibido como ayuda en Ecuador, más una plata que nos dio mi hermana. El camino es peligrosísimo. Primero, nos tocó pasar por una bajada tipo risco. Luego, llegamos al río y ahí estaba un puente hecho como con tres palos bambú. Después, una subida con algo de escalada. Fue muy loco y arriesgado pasar por ese tramo. Duró tres horas y era tan peligroso que nadie sacó los teléfonos para registrar lo que allí ocurre por miedo a que se los fueran a robar”.

Caminantes venezolanos
Caminantes venezolanos piden ayuda desde el terminal de Ipiales, en Colombia, para continuar su retorno al país. Foto cortesía de Gabriel Rivero.

Por fin, Colombia

«Esa trocha fue un calvario para los cuatro». Al concluir ese tramo, tomaron un taxi hasta el Terminal Terrestre de Ipiales. Les habían dicho que allí había un puesto de la Cruz Roja, pero era falso. Se encontraron con una aglomeración de caminantes que ya tenían días allí y, al igual que ellos, se quedaron sin recursos para avanzar. Estaban agotados para seguir caminando.

El 31 de mayo, Rivero cumplió 5 días en el terminal. Explican que en este lugar corren el riesgo de ser desalojados porque ese espacio se puede convertir en un punto de contagio de coronavirus. Él pide que la ayuda humanitaria destinada a los migrantes venezolanos se invierta en buses que los lleven hasta Cúcuta y que la Cruz Roja evalúe a los niños, pues han sido expuestos a diferentes ambientes a lo largo del recorrido.

Rivero relató que el 1 de junio funcionarios de la alcaldía de Ipiales informaron a los caminantes venezolanos que habilitarían autobuses hasta Cúcuta con un precio de 250 mil pesos el boleto. Sin embargo, los migrantes aseguraron que ya no cuentan con recursos. Rivero dijo que tan solo para su familia necesita 1.000 pesos. Reitera el llamado a las autoridades internacionales para que los apoyen buses que los puedan lleven de manera humanitaria para finalmente llegar a Venezuela.

En Cúcuta piden mirada humanitaria para retorno de venezolanos

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Hay una situación «humanitariamente compleja» en Cúcuta y la zona de La Parada, un caserío en el lado colombiano del puente Simón Bolívar, donde se ha ido acumulando retornados, venezolanos, según afirma Víctor Bautista, secretario de Frontera y Cooperación Internacional de la Gobernación de Norte de Santander, departamento limítrofe con el estado venezolano del Táchira.

Atrapados en cercanías del puente internacional Simón Bolívar, principal paso fronterizo entre Colombia y Venezuela, permanecen unos 800 inmigrantes venezolanos que intentan regresar a su país presionados por la crisis económica causada por el coronavirus SARS-CoV-2.

Las autoridades venezolanas sólo permiten el ingreso diario al país de 300 de sus ciudadanos, disposición que agrava la situación de decenas de familias que en medio de la incertidumbre esperan en plena calle en La Parada, con el consiguiente riesgo de contraer el COVID-19.

Amontonados en la zona, en el lado colombiano del puente Simón Bolívar, los venezolanos, muchos de ellos incluso sin mascarilla, siguen llegando a La Parada procedentes de distintos lugares de Colombia e incluso de otros países suramericanos.

Todos se vieron obligados a regresar a Venezuela luego de perder sus fuentes de ingresos por la cuarentena para contener la pandemia, lo que los dejó en una situación de mayor vulnerabilidad, pero el régimen de Nicolás Maduro limita la cantidad de sus ciudadanos que pueden entrar diariamente por los pasos fronterizos con Colombia.

Desde Chile

«Me parece una humillación y un atropello a los derechos de las personas porque quiero entrar a mi país, al país que me vio nacer, al país que hasta algún momento de mi vida me sacó adelante. Ahora no me lo permiten, ¿por qué? Enfermo no estoy», dijo José Orlando Montoya, un venezolano de 20 años.

La crisis sanitaria dejó sin trabajo a Montoya, que se ganaba la vida desde hace tres años en Chile como barbero y camarero, y lo obligó a emprender un viaje de 22 días por cuatro países suramericanos en autobús, camión y a pie, a pesar de las restricciones de movilidad por el COVID-19, con la intención de llegar al Táchira, donde vive su madre.

«Llevo cuatro días esperando para entrar a Venezuela y las autoridades no me lo permiten. Para comer he tenido que hacer trueque con las pocas pertenencias que me quedan», denunció Montoya.

Albergue para 500 personas

Según Bautista, se «requiere una mirada humanitaria para que estas personas puedan llegar rápidamente a su territorio».

Para ayudar a quienes están amontonados en Norte de Santander, las autoridades pusieron en marcha un plan de atención y hospedaje para que 500 de esos venezolanos no pasen la noche a la intemperie.

También les dieron alimentos y pusieron en marcha un cerco epidemiológico con tomas de temperatura y registro poblacional con el fin de detectar posibles contagios antes de que pasen el límite internacional por el puente Simón Bolívar.

Ese puente es uno de los cuatro que conectan a Norte de Santander con el estado del Táchira y el único de la zona por el que las autoridades venezolanas permiten la entrada de sus ciudadanos.

Obstáculos

En el grupo que espera su turno para entrar en Venezuela hay migrantes que dejaron atrás su nueva vida en Colombia pero también en Ecuador, Perú y Chile, muchos de ellos con niños, e incluso mujeres embarazadas.

«Primero nos dijeron que no nos iban a dejar pasar todavía porque la migración de Venezuela no está recibiendo a los venezolanos porque los refugios estaban colapsados», manifestó Carolina Ravelo, una inmigrante desde hace días esperado su turno en la frontera.

La Secretaría de Frontera coordina con la Policía Metropolitana de Cúcuta, organizaciones de la cooperación internacional y Migración Colombia la asistencia a la población en la zona.

«La Policía Nacional está haciendo un acompañamiento desde las ciudades de origen para prevenir que las personas que vienen en los buses estén deambulando por las carreteras y tengamos riesgos de contagio y afectaciones a la seguridad y convivencia», dijo el comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, coronel José Luis Palomino López.

Mientras tanto, Montoya cansado de la espera, no deja de cuestionar la posición del gobierno de Maduro: «¿Por qué nos tratan tan mal desde allá siendo (nosotros) venezolanos?».

En Colombia se registran hasta el momento 27.219 casos del coronavirus SARS-CoV-2 con 916 fallecimientos, mientras que en Venezuela se presentan 1.459 positivos y 14 muertes. 

Textos y fotos EFE

Guanipa pide «tener paciencia» y no retornar a Venezuela

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El embajador del jefe del parlamento venezolano Juan Guaidó en Colombia, Tomás Guanipa, pidió este viernes a sus compatriotas que no regresen a su país porque la situación con la que se encontrarán es peor que cuando salieron en busca de un mejor futuro.

Así lo expresó Guanipa en Bogotá durante una jornada en la que entregaron 1.000 mercados a familias venezolanas en condición de vulnerabilidad porque han perdido sus empleos a raíz de la pandemia del coronavirus.

«Nuestra recomendación es quedarse en Colombia», dijo a Efe Guanipa, quien explicó que el número de venezolanos retornados disminuye ante la realidad con la que se encuentran.

«La personas que van cruzando cuentan la terrible situación que les toca atravesar en Venezuela que es peor que la que tenían cuando decidieron regresar», explicó Guanipa.

Los retornados

Según la autoridad migratoria de Colombia, entre el 14 de marzo y el 26 de mayo al menos 66.492 venezolanos regresaron a su país, de los cuales 23.312 lo hicieron por el puente internacional Simón Bolívar, que conecta a la ciudad colombiana de Cúcuta (Norte de Santander) con San Antonio del Táchira.

Entre el 14 de marzo y el 26 de mayo al menos 66.492 venezolanos regresaron a su país

Guanipa detalló que los migrantes que regresan a Venezuela «son hacinados en una suerte de campos de concentración, pasando unas terribles necesidades, violando todos los derechos humanos», por lo que recomendó que «no regresen».

Asimismo les pidió tener «paciencia suficiente» para pasar la cuarentena decretada por el Gobierno colombiano, extendida durante todo el mes de junio, y luego busquen reinsertarse en el mercado laboral del país.

El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), informó hoy que la tasa de desempleo en Colombia se duplicó en abril a raíz de la cuarentena contra el coronavirus y se situó en el 19,8 %, es decir 9,5 puntos porcentuales más que en el mismo mes de 2019.

Colombia y Venezuela no tienen relaciones diplomáticas desde el 23 de febrero de 2019 cuando el presidente Nicolás Maduro las rompió tras el fallido intento de Juan Guaidó de ingresar a Venezuela una caravana de ayuda humanitaria que partió desde la ciudad colombiana de Cúcuta.

Según cifras de Migración Colombia, en el país viven actualmente 1,8 millones de venezolanos, de los cuales 357.586 lo hacen en Bogotá, lo que representa el 19,76 %.

A la capital le sigue el departamento de Norte de Santander, que tiene el principal paso fronterizo entre ambos países y «concentra el 11,40 % que corresponde a 206.416 venezolanos».

Es también significativa la presencia de venezolanos en los caribeños Atlántico, «que cuenta con 167.107, que corresponden al 9,23 %», y La Guajira, también fronterizo, con 161.106, que equivalen al 8,9 % del total. EFE

Acnur: COVID y el frío agravan crisis de venezolanos en Suramérica

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La situación «podría empeorar con la caída de temperaturas en Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay, que acogen en total un millón y medio de venezolanos», subrayó en rueda de prensa la portavoz de ACNUR Shabia Mantoo.

En esos y otros países de Suramérica, donde han migrado la mayoría de los cinco millones de venezolanos que han dejado su país por la crisis política y económica, la emergencia sanitaria, unida a los confinamientos, ha dificultado aún más las vidas de estos refugiados y migrantes.

El aumento de casos de COVID-19 en Suramérica, convertida ya en uno de los epicentros de la pandemia, y la llegada del invierno pueden agravar aún más la situación de los millones de venezolanos que viven en países vecinos de la región, advirtió hoy la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

«Muchos han perdido sus formas de sustento y enfrentan pobreza, desalojos de sus hogares, hambre e inseguridad alimentaria», afirmó la portavoz, quien también subrayó la dificultad de acceso de estas poblaciones a servicios sanitarios en el contexto de la pandemia.

ACNUR subraya que en los meses de invierno aumentará el número de venezolanos que necesiten ayuda humanitaria en forma de alojamiento, ropa de abrigo, medicamentos y combustible para calentar sus hogares.

Mantoo añadió que ACNUR está aumentando su actividad en la región para atender estas necesidades, proveyendo a los más necesitados con alojamiento de emergencia, subsidios y otras formas de ayuda.

Por ejemplo, en Chile unas 790 familias venezolanas han recibido vales que pueden intercambiar por comida y otros productos de necesidad en tiendas y supermercados locales-

En Perú se han repartido 4.700 mantas y 2.000 paquetes con ayuda básica a venezolanos en zonas como Cuzco, donde se esperan lluvias torrenciales y nieve durante los meses invernales. 

Textos y Foto Agencia EFE

Organizaciones civiles rechazan propuesta de anular los Permisos Temporal de Permanencia en Perú

La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), una coalición de asociaciones civiles, condenó un proyecto de ley presentado ante el Congreso de Perú que pretende revocar los Permisos Temporal de Permanencia (PTP). “Acción Popular presenta proyecto para inaplicar el Pacto Mundial para Migración Segura de la ONU, dejar sin efecto PTP y expulsar a venezolana/os. Rechazamos este proyecto por ser discriminatorio y contrario a los tratados internacionales ratificados por el Perú”, escribieron en Twitter.

Los responsables del documento, introducido el lunes en el Congreso y que no se encuentra todavía en debate, son un grupo de parlamentarios del partido centrista Acción Popular (AP) que proponen que los PTP vigentes deberían quedar sin efecto, afectando a casi 700 mil de más de 861 mil extranjeros en ese país.

Además, el texto insta a penalizar el reingreso irregular a Perú y concede al Estado, “mediante la autoridad de migraciones y coordinación con los entes gubernamentales, de manera anual” elegir la cantidad de personas a recibir. En la propuesta de ley se menciona a los venezolanos, una comunidad migrante creciente en Perú, y que en medio de la pandemia de COVID-19 no son incorporados en planes contingencia gubernamentales.

¿Qué debes saber sobre Perú?

Proyección de crecimiento PIB 2020: – 4.5%

Tasa de empleo formal en Lima metropolitana primer trimestre 2020:

2 millones 936 mil

Empleos perdidos en el primer trimestre de 2020 en Lima Metropolitana 5,700.

La informalidad laboral en Lima: 57,2% y 54,3%

Situación actual con respecto a la pandemia

Sanitaria

Camas Uci: 939

Disponibles: 27

Déficit de médicos: 24,000 profesionales médicos y demás personal de salud

Venezolanos en Perú

Cantidad estimada de venezolanos en Perú a enero 2020: 900 000

Porcentaje de informalidad: 80%

Organizaciones que apoyan a los venezolanos

Acción contra el hambre

Ocasiven

Unión venezolana en Perú