Inicio Blog Página 74

Caminantes venezolanos desafían a la pandemia para retornar a Venezuela

0

Kenny Buyón, un caminante venezolano, cruzó la frontera entre Perú y Ecuador la madrugada del pasado domingo. Era el momento más adecuado para evitar el ojo de los militares y policías que, según cuenta, cobran a los migrantes unos 15 dólares para dejarlos salir del país por caminos clandestinos. 

El negocio ilegal es denunciado por un grupo de venezolanos. No solo se trata de pagar sobornos, los que se aventuran a cruzar están expuestos a múltiples riesgos como contagiarse de enfermedades, ser víctimas de delincuentes y accidentes. 

Los pasos limítrofes están cerrados en Perú, como en otras naciones, producto de la pandemia de COVID-19. Ante este panorama muchos migrantes venezolanos que dependían de la economía informal y otros trabajos comenzaron a quedar sin empleos, una situación que obligó a muchos a retornar a su país o acudir a albergues. 

Como tantos, Buyón se vio afectado por la crisis generada por el coronavirus. Quedó desempleado y sin vivienda en Lima, motivada por la desesperación decidió emprender un viaje de retorno a Venezuela con los únicos recursos que cuenta: sus pies. El 14 de mayo, se reunió con otros 30 connacionales en el distrito San Martín de Porres de Lima y de ahí se dividieron en reducidos grupos para pedir “aventones”. Así disminuyó un recorrido de 15 días caminando a tres en autos de particulares.

En el pasado, Buyón también había apelado a la solidaridad de conductores para llegar a Perú. De ahí que esta vez preparó con minuciosidad su itinerario de viajes, incluyendo medidas de seguridad para evitar ser víctimas de accidentes como el masivo arrollamiento de caminantes en Barranca, Lima, que dejó 3 muertos y 5 heridos el 1 de mayo. También comenzó a guiar a otras personas que suelen detenerse en los peajes de las carreteras y aguardar por el paso de vehículos de carga pesada que, por lo general, hacen recorridos largos. Fue así que logró concretar rutas como Ancón-Huacho, Huarás-Chimbote y atravesar regiones peruanas como Trujillo, Chiclayo y Tumbes. 

Mochila de un caminante

Por recomendaciones de otros caminantes, Buyón metió viajar con una mochila ligera. Para sortear los prolongados viajes se abastecieron con atún enlatado, galletas y agua. Buyón asegura que no comen proteínas por los precarios recursos. 

También reforzaron las medidas de protección frente a la pandemia de COVID-19. Muchos viajan con alcohol, gel desinfectante y mascarillas. Aprovechan en los peajes para lavar sus manos. 

Es posible que el número de caminantes aumente con la agudización de la crisis. Buyón está en un grupo de Whatsapp conformado por 300 venezolanos, cuyos planes son retornar al país por vías terrestres. “La situación es crítica porque la pandemia avanza y los peruanos no acatan las normas de seguridad. Nosotros no tenemos derecho a nada. No ganamos nada enfermándonos y muriéndonos”, dice.  

Sus dos hijos, en Venezuela, dependían económicamente de él, pero al quedar desempleado no tenía modo de enviar remesas. Trabajó en el sector de la construcción, pero sus últimas jornadas laborales no fueron pagadas por sus jefes. Cuando abandonó la habitación donde vivía decidió vender algunas cosas y otras tuvo que dejarlas como forma de pago del alquiler. Tenía dos meses sin pagar, así que dejó una cama y una nevera a sus arrendatarios.  

El plan de Buyón es llegar a la ciudad de Quito para solicitar en el consulado de Venezuela en Ecuador: un asiento en un vuelo humanitario. Pero si no consigue apoyo, cree que continuará su camino junto a otros migrantes. Hasta ahora se concentra en seguir sus rutas, resguardarse y recomendar a otros caminantes no estar solos, mantenerse comunicados y estar atentos a las zonas donde pernoctarán durante sus travesías, entre otros consejos. 

Piden investigar a empresa involucrada en arrollamiento de caminantes en Perú

0

Ana Rivas, sobreviviente del arrollamiento de los caminantes en Perú, responsabiliza a la Empresa Transportes Ciriaco de presuntamente alterar la escena del suceso. “Nosotros pedimos que no se laven las manos y que haya justicia”.

El accidente ocurrió la madrugada del 1 de mayo en la provincia de Barrancas, en Lima. Doce venezolanos fueron atropellados por un camión cisterna cuando descansaban al borde de la carretera Panamericana Sur. Del grupo, tres personas murieron y el resto sufrió heridas. 

La versión de los sobrevivientes coincide con la expuesta en el parte policial que menciona que la caravana se encontraba pernoctando cuando el camión de placa ACG-982, conducido por Héctor Flores, y propiedad de María Margarita Terán, atravesó por el lugar y un segundo vehículo cisterna, de placa ACG-981, conducido por Marco Antonio Cacha, pasó por el carril Este donde estaban los caminantes.

Rivas, que está hospitalizada en Lima, pide que los presuntos culpables no sean liberados hasta concluir la investigación y que la compañía de transporte relacionada con el accidente cubra los gastos médicos de los heridos e indemnice a las familias de los fallecidos. “No atropellaron y mataron a unos animales”. 

Ella tiene fracturas y graves quemaduras en su piel, necesita una operación y terapias de rehabilitación. De momento solo recibe donaciones para cubrir los gastos médicos. No está sola, Frank Martínez y Jhonny Puertas son otros caminantes heridos internados en el Hospital de Barrancas de Perú, uno de ellos también requiere de una cirugía. 

Ahora, esperan volver a Venezuela en un vuelo humanitario ofrecido por el gobierno de Nicolás Maduro. “No quiero saber nada de caminar”, agrega Rivas. 

Un camino de obstáculos 

Del accidente, Rivas recuerda que dormía con su pareja, estaban en una fila, donde ella ocupaba el quinto puesto. Tras el arrollamiento despertó con un intenso dolor y la sensación de que se desprendió una de las piernas. Su reacción fue comunicarse con sus familiares en el estado oriental de Anzoátegui, mientras otros caminantes decidieron grabar vídeos para despedirse de parientes porque pensaron que no sobrevivirían. “Fue lo peor de lo peor. Gracias a Dios, aunque no estamos bien, estamos vivos”. 

Antes, el grupo caminó durante tres días. Querían salir del distrito Paramonga de la provincia de Barranca. Fatigados, los venezolanos se detuvieron en el tramo este del kilómetro 39 de la carretera Panamericana Sur, veían más adelante una construcción y un paso cerrado. De ahí que no sospecharon que sería inseguro, se acostaron en un borde de la vía y dejaron maletas coloridas en la carretera para ser divisados.   

Nelson Suárez, que sufrió heridas en los pies, recuerda que no contaron con asistencia durante la primera hora del accidente. De hecho, la versión de los migrantes es que el conductor intentó fugarse y que un policía siguió al ver el accidente, pero fue perseguido por un motorizado que lo “hizo regresar”.

Así, Gregorio Quauro Ramos y José Luis García Gil, de 28 y 29 años, respectivamente, fallecieron en el trayecto al hospital.  Yoivi Adriana Carrasquel, de 35 años, murió horas después. 

Efecto Cocuyo y DW Akademie lanzan convocatoria para curso virtual de cobertura periodística sobre migraciones

0

El proyecto Puentes de comunicación abre la convocatoria para un curso virtual de cobertura periodística enfocada en las migraciones desde Venezuela hacia cinco países de la región. El curso está dirigido a periodistas de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú que residan en su país de origen y que podrán formarse en nuevas tendencias del periodismo de investigación y en el uso de herramientas digitales.

Con una duración de dos meses, el curso tiene cuatro módulos temáticos y uno introductorio, con una metodología organizada en salas de redacción y laboratorios de producción en los que se plantea un diálogo abierto y un aprendizaje colaborativo. 

La postulación deberá realizarse a través del formulario de inscripción en el portal https://puentesdecomunicacion.org/  hasta el 21 de junio. Al finalizar el curso, quienes participan presentarán un trabajo final y una propuesta de investigación.

Las 10 mejores recibirán una beca de 1.200 € para realizar esa investigación periodística sobre la migración venezolana en su país. Así mismo, si las medidas sobre la pandemia COVID-19 lo permiten, quienes obtengan la beca recibirán un curso de formación presencial para trabajar colectivamente en las investigaciones que propongan.

La conexión entre periodistas de los cinco países receptores de migrantes y los periodistas de Venezuela está planteada como un puente para fortalecer la labor de prensa que informe sobre la migración venezolana desde sus múltiples aristas y complejidades con veracidad y profesionalidad. 

“En muchas ocasiones, la prensa local no ha ayudado a suavizar las tensiones, sino que ha primado el sensacionalismo y la nota roja por encima de la búsqueda de trasfondo y contexto, y las consecuencias y el significado de una crisis de estas características”, explicó David Olmos, gerente de la DW Akademie para Suramérica. Así mismo, resaltó la pertinencia del proyecto Puentes de comunicación para frenar la “injusta estigmatización y criminalización de los migrantes venezolanos y corregir este déficit de información en los países de acogida a través de la profesionalización de los periodistas locales”.

Por otra parte, Luz Mely Reyes, directora de Efecto Cocuyo, acotó que “el fenómeno (migratorio) amerita que lo vean no solamente los periodistas desde Venezuela, sino también los periodistas en los países receptores. La migración no es una fuente de amplia cobertura. Comprender lo que ocurre, las historias detrás de cada rostro y sobre todo mirar el cuadro completo de lo que implica la movilidad de las personas entre distintos países, es necesario para poder contar de una manera más profunda los distintos matices de la migración».

Reyes destacó que esta iniciativa también se inscribe en el proyecto Venezuela Migrante que adelanta Efecto Cocuyo junto a aliados internacionales.

Contexto

La crisis política y económica de los últimos años en Venezuela ha hecho que casi cinco millones de venezolanos hayan salido de su país en busca de nuevas posibilidades de vida. Es la mayor crisis migratoria en lo que llevamos de siglo en Suramérica. La gran cantidad de migrantes venezolanos que han llegado a los países de destino ha incrementado el conflicto social. 

En ese contexto, desde el proyecto Puentes de Comunicación se considera  que la investigación, contexto, análisis y mediación son los pilares sobre los que se asienta el ejercicio del periodismo y que contribuye a la participación de una población informada. Se busca, en definitiva, que las sociedades entiendan de una mejor manera los problemas a los que se enfrentan los migrantes y busquen en conjunto soluciones que ayuden a una mejor convivencia e integración.  

 

Fechas clave

 

Postulaciones: Hasta el 21 de junio

Selección y notificación: Hasta el 27 de junio

Inicio del curso: 29 de junio

Información ampliada

Bases de la convocatoria

  • Dirigido a periodistas y comunicadores de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú que residan en sus países de origen.
  • Hay un máximo de 50 cupos. Si hubiera más postulaciones se realizará un proceso de selección valorando la trayectoria periodística y las razones por las que quiere participar expresadas en el formulario de inscripción.
  • Quienes postulen deben trabajar en un medio de comunicación, tener uno propio con cierta trayectoria o publicar regularmente como freelance en medios.
  • Todas las personas interesadas en participar deberán adjuntar en la inscripción una carta de compromiso de un medio (puede ser en el que se trabaja o uno donde se publica regularmente) aceptando publicar el trabajo periodístico que se realizará al finalizar el curso. Más información
  • El curso tiene dos meses de duración (julio y agosto 2020), más dos semanas para realizar el trabajo final. El tiempo de dedicación semanal es de aproximadamente seis horas.
  • El curso es libre (se usarán exclusivamente herramientas libres que protegen tu privacidad y fomentan la creación) y gratuito (sin coste para los participantes).
  • Para realizar el curso es necesario que puedas acceder a una computadora y una conexión a Internet. Más información.
  • Quienes superen el curso con 70 puntos sobre 100 recibirán un diploma digital acreditativo por un valor de 36 horas, avalado por la DW Akademie y Efecto Cocuyo.
  • Entre quienes aprueben, se elegirán los 10 mejores trabajos que obtendrán una beca de 1.200 € para desarrollar una investigación periodística sobre la migración venezolana en su país de residencia.
  • Si las medidas de confinamiento por el Coronavirus lo permiten, estos diez periodistas que obtengan la beca, recibirán un curso de formación presencial (el país está por confirmar) para diseñar de forma colectiva sus investigaciones. 

El curso virtual para la cobertura de la migración venezolana

Contenidos del curso

 

MÓDULO 1: MIGRACIÓN Y DERECHOS HUMANOS

  • La migración es la historia de la humanidad.
  • Migrantes y refugiados. Acercamiento a los conceptos.
  • El éxodo venezolano.
  • Herramientas historias en líneas de tiempo: Timeline.

 

MÓDULO 2: PERIODISMO QUE CUBRE LA MIGRACIÓN

  • La representación periodística de las migraciones.
  • Periodismo de soluciones para la cobertura migratoria.
  • Lecciones aprendidas sobre la cobertura migratoria.
  • Herramientas para mapear historias: Storymap.

 

MÓDULO 3: PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN Y DATOS

  • ¿Cómo encontrar las historias periodísticas?
  • Reportería y periodismo de exhumación.
  • Planeación de una historia + datos.
  • Herramientas para visualizar datos: Datawrapper.

 

MÓDULO 4: NARRATIVAS CREATIVAS Y CONVERSACIONES CON AUDIENCIAS

  • Toda idea merece ser creativa.
  • Los multiformatos.
  • Redes sociales y conversación.
  • Herramientas para hacer podcast.

 

Sobre las entidades convocantes

 

Efecto Cocuyo: un periodismo que ilumina. Medio de comunicación venezolano independiente que, desde enero de 2015, usa diferentes plataformas digitales para el libre ejercicio del periodismo y el acceso a la información. Aborda y desarrolla temas que interesan y preocupan a las personas. Les otorga voz a los protagonistas, a la gente. Para EC es posible, que como  el pequeño insecto del cual toman su nombre,  todos, ciudadanos y periodistas pueden iluminar una nación entera con buena información.  

DW Akademie

Es el centro de Deutsche Welle para el desarrollo internacional de medios de comunicación, la formación periodística y la transferencia de conocimiento. Por medio de sus proyectos, fortalece el derecho humano a la libertad de opinión y al libre acceso a la información. DW Akademie capacita a personas en todo el mundo para la libre toma de decisiones con base en hechos fiables y en el diálogo constructivo. DW Akademie es un socio estratégico del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania. Gracias también al apoyo del Ministerio alemán de Asuntos Exteriores y de la Unión Europea, DW Akademie está activa en aproximadamente 50 países emergentes y en vías de desarrollo.

 

Sigue las noticias de Puentes de comunicación y compártelas

www.puentesdecomunicacion.org

 

Twitter: @puentesdecomu 

Facebook: Efecto Cocuyo

Suscríbete a nuestro boletín: https://puentesdecomunicacion.org/newsletter/

 

La ausencia de vuelos humanitarios obliga a venezolanos a caminar para regresar al país

0

Con lluvia y noches heladas, unos 130 venezolanos duermen en la calle que está frente al Consulado de su país en Quito. Su vigilia comenzó el 7 de mayo y desde ese día esperan por un cupo para abordar algunos de los vuelos del plan “Vuelta a la Patria”, implementado por el gobierno de Nicolás Maduro para el retorno voluntario de migrantes. 

Indira Ortiz está en la entrada de la sede diplomática, donde duerme sobre un cartón: “Sabemos es que muchas personas se quedaron varadas acá y ahora nos dicen que no habrá más vuelos por las próximas semanas”, dice. Ella, como muchos venezolanos, llegaron al Consulado de Quito después de caminar desde Lima, capital de Perú

Solo dos aviones con unos 180 pasajeros despegaron desde Ecuador hasta Venezuela, uno el 7 y otro el 9 de mayo. Dos días después del último viaje, Pedro Sassone, encargado de negocios del Consulado, con un traje de bioseguridad, ratificó a los varados que en las próximas semanas no continuarán con las repatriaciones. “Pedimos paciencia. Recuerden que también se debe cumplir con una cuarentena cuando se llega a Venezuela y no sabemos cuándo podremos habilitar más vuelos”, argumentó Sassone a sus connacionales. 

Su respuesta provocó que unas 17 personas se fueran caminando hasta la frontera con Colombia, mientras otros improvisaron camas con pedazos de cajas y carpas con bolsas plásticas. Los que quedan están divididos en tres grupos, anotados en listas chequeadas con frecuencia para saber cuántos siguen a la espera. Hasta el viernes 15 de mayo, estaban unos 90 adultos y 30 niños, incluyendo una niña que sufre de convulsiones. Yuleisy Silca, madre de un bebé de tres meses, fue desalojada del apartamento donde vivía en Lima. “No tenía trabajo y mantenernos se volvió complicado. Caminé por 17 días y crucé por trocha entre la frontera de Ecuador y Perú. Lo que quiero es volver a Venezuela”, explica.  

Los casos de venezolanos desalojados de sus arriendos o despedidos de sus trabajos se han multiplicado en Ecuador desde el inicio de la cuarentena. La Defensoría del Pueblo maneja un registro de alertas sobre vulneraciones de los derechos a las personas, donde se incluyen los desalojos y despidos arbitrarios, sólo hasta el 21 de abril, cuando presentó su primer reporte, registraron 4.204 en todo el país.   

La Defensoría del Pueblo y Acnur Ecuador no mantienen una estadística precisa de cuántos venezolanos se han quedado sin un lugar donde vivir. Solo continúan con campañas para informar a los desahuciados sobre sus derechos y deberes, además de promover la denuncia. 

Naudi Torres fue desalojado por retrasarse en el pago correspondiente al mes de abril. En Quito, él vivió en una habitación, alquilada y regentada por una fundación de iglesias evangélicas. “Traté de negociar con ellos, porque yo vivo de vender en la calle, pero me dijeron que ellos también tenían que sobrevivir y no podían hacer nada”. 

Ahora, Torres pernocta en la calle, cerca del Consulado. Se queja de un dolor de espaldas que comenzó el día que se cayó al cruzar una avenida para recoger unos donativos. Fue levantado por otros venezolanos que, además, consiguieron relajantes musculares para aliviar la hinchazón.

“Estoy mejor. Entre todos nos hemos apoyado para sobrevivir. No nos queda de otra”. 

Migrantes contagiados

Según el Ministerio de Salud ecuatoriano, hasta el 3 de mayo había 34 venezolanos contagiados, 60 descartados y 27 sospechosos. En total, en este país había 32.723 casos confirmados y 2.688 muertos por Covid-19 hasta el sábado.

La embajada de Guaidó en Ecuador, administrada por René de Sola, emitió un comunicado donde se desligó de cualquier organización de vuelos humanitarios de repatriación, recordando que debido al estado de emergencia sanitaria en el país las fronteras están cerradas y están suspendidos los viajes entre provincias. 

Para Indira Ortiz, como otros venezolanos que duermen frente al Consulado, irse a un refugio significa “dejar de ejercer presión y perder todo lo hecho”, aunque sus opciones son limitadas al conocer que no habilitarán más vuelos humanitarios al corto plazo. 

Ellos saben que el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (Inac) de Venezuela indicó que hasta el 12 de junio se prohíben los vuelos privados y comerciales dentro del territorio nacional, pero que sí se permiten “repatriaciones, vuelos autorizados por las Naciones Unidas y sobrevuelos de carga y comerciales”.

Ortiz dice que el Gobierno tiene capacidad de habilitar más vuelos humanitarios. “¿Por qué no lo hacen? Esto no se trata de política, es un tema de solidaridad. Tendremos que seguir caminando”. 

Entretanto, el alcalde de Quito, Jorge Yunda, ratificó que hasta el 31 de mayo no se disminuirán las medidas de aislamiento en la ciudad. 

Silca está angustiada por su bebé. “Sí, me preocupa que mi hijo se enferme. Pero más preocupa que se muera de hambre o que esté en peligro en un refugio. Yo prefiero estar aquí y esperar que nos saquen para Venezuela”. 

Caminar como última opción

En cuarentena es casi imposible movilizarse hasta la frontera colombo-ecuatoriana por las distintas restricciones. Roselyn Rangel, una venezolana que vivía en Guayaquil, y su pareja decidieron emprender un viaje con otros 41 compatriotas a finales de abril. 

Su intención era caminar y así hicieron durante una semana, hasta que la división de Migración de la Policía Nacional decidió trasladarlos a un refugio. Ahora, esperan la reapertura de las fronteras para avanzar.

“Esto no es lo que queríamos nosotros. Queríamos llegar hasta la frontera con Colombia, pero nos metieron acá (un albergue). Muchos ya se han registrado en el plan Vuelta a La Patria, pero nada que nos llaman”. 

Con la pandemia, la mayoría de los refugios están colapsados. Pero, Daniel Regalado, presidente de la Asociación Civil Venezuela en Ecuador, informó que se propuso destinar espacios en los albergues para los migrantes frente al consulado. “Ellos no aceptaron, insisten en quedarse en la calle, frente al consulado, esperando que se reactiven los vuelos. Se exponen a una situación muy precaria, en especial a los niños y personas con alguna discapacidad”, sostuvo. 

Ortiz, decepcionada por no hallar alternativas, decidió seguir caminando hasta Venezuela. Desde el jueves lo hace con unas 20 personas del grupo original, procedente de Lima. Demoraron casi un día en llegar a la ciudad de Ibarra, que en vehículo queda a dos horas de Quito, y ahí durmieron en una estación de servicio. El sábado continuaron la ruta hasta el puente internacional de Rumichaca, limítrofe con Colombia. 

Para movilizarse deben sortear toques de queda y prohibiciones como dormir en la calle, abordar vehículos y estar en grandes grupos. En las redes sociales del colectivo Resistencia Sin Fronteras afirman que un grupo de venezolanos atraviesa Perú y que estarán en Ecuador a mediados de mayo.

UE y España anuncian conferencia donantes por crisis venezolana el 26 mayo

0

El alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, anunció este viernes que la UE y España coorganizarán una conferencia de donantes el 26 de mayo en favor de los refugiados que se han desplazado a otros países del entorno de Venezuela por la crisis en esa nación.

«He informado a los ministros de que la UE, junto a España, copresidirá una conferencia de donantes para la crisis de desplazados venezolanos el 26 de mayo», dijo Borrell en una rueda de prensa tras un Consejo de Asuntos Exteriores en Bruselas.

Añadió que «los países vecinos de Venezuela han mostrado una gran generosidad al acoger a muchos venezolanos que han huido de su país. Su esfuerzo y solidaridad deberían servir de ejemplo para todos. Estamos comprometidos a apoyarlos en este momento crítico», dijo el diplomático.

Más de 40 países estarán en conferencia

Más de 40 países participarán en la conferencia de donantes, junto con agencias de las Naciones Unidas, instituciones financieras internacionales y representantes de la sociedad civil nacional e internacional.

La conferencia dará visibilidad a la peor crisis de desplazamiento que sufrió América Latina en su historia reciente y proporcionará recursos para apoyar a las personas necesitadas.

El número de refugiados y migrantes forzados a abandonar Venezuela en los últimos cinco años ya asciende a más de cinco millones de personas, con el 80 por ciento de ellos desplazados en países de la región. Esta es la segunda crisis de desplazamiento externo más grave del mundo, solo por detrás de la crisis siria.

Un número pequeño de ellos, menos de 50 mil hasta la fecha, han retornado a su país desde que comenzó la pandemia del coronavirus en la región. Los retornos se producen desde países como Perú, Ecuador y Colombia, pero también desde Brasil.

Con información de Efe y la UE

Venezolanos rompen la cuarentena en Perú: “Con la buena voluntad no se compra comida”

0

La situación de muchos venezolanos en Perú se vuelve cada vez más precaria como consecuencia de la pandemia. Quedarse en casa, como cuentan, no es una opción. Así, decidieron romper la cuarentena, al igual que cientos de peruanos que trabajan en la informalidad para llevar algo de comer a casa. Un tapabocas con la bandera de Venezuela. Ese es el elemento cada vez más común entre quienes salen a la calle a limpiar los vidrios de los autos, a cargar bolsas en los supermercados cercanos, a llevar pasajeros en motos y vender lo que se pueda. Porque como afirman: «con la buena voluntad no se pagan deudas ni se compra comida».

Iris Bermúdez es una de ellas. No se puede quedar en su casa a cumplir con la disposición del estado de emergencia. En la esquina de la avenida Canta Callao con Dominicos ofrece pollos frescos. Ella asegura que aun cuando las empresas prestadoras de servicios (luz, agua y gas) dieron facilidades para pagos fraccionados, debe cumplir con el alquiler y cubrir su alimentación. «Algo hay que hacer… porque o nos mata el hambre o el virus”.

Es creyente. Se aferra hasta el llanto a Dios y reza para mantenerse sana. «Debo trabajar porque, a pesar de que tengo a mi hijo y un sobrino en Perú, no es suficiente. Es como si tuviera sola”. No lleva guantes, tampoco alcohol gel, pero sí su mascarilla para no llamar la atención de las autoridades.

Trabajar al día en Perú
Venezolanos también rompen la medidas tomadas por el gobierno para poder generar algún ingreso diario. Foto: Ayatola Núñez

Romper la cuarentena, ser adolescente y trabajar            

Una realidad similar vive un jovencito que igualmente vive del día a día. A los 16 años decidió dejar su hogar. En 2019, en contra de lo que le decía su familia, se fue de Catia, en Caracas. El objetivo: cambiar su realidad y ayudar a sus seres queridos. Para lograrlo este adolescente venezolano tuvo que viajar durante un mes, pernoctando en diferentes países por falta de recursos. Como identificación, su cédula de venezolana.  Así pudo cruzar países y llegó hasta Lima.

Desde entonces, de lunes a sábado ha trabajado en las calles. Ahora, a pesar de las restricciones, se arriesga a salir a limpiar vidrios desde la mañana hasta el inicio del toque de queda. Necesita obtener algo que le permita cubrir su alimentación, habitación y, además, enviar para Venezuela.

Empezó vendiendo agua en las avenidas Canta Callao y Elmer Faucett, en los distritos San Martín de Porres y Callao. Más tarde, aupado por otros paisanos incursionó en el oficio de limpiar vidrios. «Más mal que bien, pero me ha funcionado para ganarme la vida honradamente».

Cuenta que ha buscado trabajo formal, pero se lo niegan por ser adolescente y migrante. «He conocido gente que me apoya. Hasta tuve la suerte de que me llevaran a migraciones durante mis primeros meses en el país. También a la embajada para buscar la manera de regularizar mi situación migratoria. Pero nada ha servido porque me piden tener un familiar directo que me represente acá. Y yo estoy solo».

Está consciente de que es una situación temporal, pues afirma que tiene planes concretos. «En lo que cumpla los 18, en diciembre, buscaré cómo regularizar mis papeles y retomaré mis estudios de mecánica. Cuando reúna suficiente dinero, regresaré a casa y compraré una propia».

En algunas jornadas utiliza una gorra con las 7 estrellas para cubrirse del sol. «El sol es muy fuerte, así que solo lo hago por protegerme y porque estoy orgulloso de mis raíces. Pero yo trabajo, así que no es para generar lástima».

También cuenta que por su oficio ha sido víctima de maltratos. Afirma haber recibido insultos de ciudadanos que a veces, como una forma de humillarlo, le lanzan monedas de 10 céntimos. «Yo las levanto del piso, pues todo suma. Así que doy gracias a Dios porque si no trabajo, no como».

Más de 30 caminantes que venían de Perú piden vuelo humanitario tras su llegada a Ecuador

0

Un grupo de más de 30 ciudadanos venezolanos que salieron de Perú caminando, y llegaron con los pocos recursos que tenían hasta el Ecuador, se encuentran en la embajada venezolana solicitando un vuelo humanitario. Aseguran que viajan con 11 niños que ya no pueden continuar con el difícil recorrido.

Danny Avelino Briceño, en representación de los caminantes, explicó que se trata de 7 grupos distintos que se unieron durante el camino. Salieron desde diferentes puntos de Lima, como Plaza Norte, Puente Piedra, Ancón y Huacho, entre el 13 y 27 de abril.

Relató que pasaron la frontera “por el monte”. Esto debido a que los militares de Perú no los dejaban salir y los de Ecuador no les permitían la entrada. Declaró que se expusieron al riesgo aun cuando llevaban niños pequeños: “Algunos perdieron hasta maletas, pero lo lograron”.

Desde las afueras de la embajada de Venezuela en Ecuador manifestó que todos están pasando necesidad por igual: “No tenemos cómo llegar a Rumichaca (frontera de Ecuador con Colombia). Estamos pasando frío, no tenemos alimentos para darle a los niños”.

Señaló que todos los miembros del grupo fueron desalojados arbitrariamente de sus cuartos o viviendas. Fueron despedidos de sus trabajos de albañilería, mecánica, enfermería, choferes por la suspensión de actividades. El estado de emergencia en Perú suma más de 50 días y comenzó su quinta etapa.

Tras su llegada a Ecuador hacen un llamado al Estado venezolano

Ya fuera de Perú, donde residieron en promedio de uno a dos años, se congregaron frente a la sede diplomática en la avenida Amazona, en Quito, para solicitarle al Estado venezolano que atienda sus necesidades. Perú ya lleva 59 días en cuarentena. El 11 de mayo comenzó la quinta etapa del aislamiento que durará hasta el día 24 de este mes. El país se ubica en la posición número 14 con el mayor número de contagios,  según el balance que lleva la Universidad de Hopkins en EEUU. En el último reporte del Ministerio de Salud, la cifra de detectados se elevo a 76.306 en todo el país y el presidente Martín Vizcarra dijo que están llegando al tope de la curva y que las cifras deben descender.

Sin posibilidades de guardar distancia o proteger a los menores, enviaban mensajes a los funcionarios para que estos salieran. “Queremos volver a nuestra patria, Venezuela. Estamos pasando trabajo y necesidad. ¿Cómo es posible que un niño de 5 o 10 años duerma en la calle? Somos seres humanos, no merecemos esto”, reclamaba un padre de familia con su hijo a las puertas de la embajada.

“Tenemos 15 días caminando, pasando hambre, sed y durmiendo mal, soportando desprecios y xenofobia. Exigimos, rogamos pedimos ayuda, que nos saquen de aquí. Queremos llegar a nuestros hogares. No estamos a favor de ningún político, queremos ayuda de nuestro gobierno. Estamos en el derecho de exigir. Agradecemos que la ayuda llegue lo más pronto posible”, manifestaba otra caminante.

Repuesta oficial

Una funcionaria del gobierno de Nicolás Maduro confirmó que existe un puente aéreo habilitado y que la semana pasada salieron dos vuelos: uno con destino a Barquisimeto y otro a Caracas.

Con hojas en la mano, dijo que deben llenar los formularios, los cuales serán digitalizados y procesados, pero aclaró que el proceso no es inmediato.

“Esto no es solamente la sede de la embajada, es un edificio comercial y no pueden pernoctar aquí. Necesito que tengan paciencia y les voy a pedir que, por favor, se retiren los que aún tienen donde quedarse. Les vamos a entregar una planilla y habilitaremos una página para que llenen sus datos. No tenemos una fecha todavía de salida”, explicó la funcionaria.

Añadió que en Venezuela se está cumpliendo un proceso de cuarentena para evitar la propagación de coronavirus y una vez que esto ocurra, se priorizarán a las próximas personas para que puedan regresar.

Explicó que claro tras completar los formularios con los datos, los casos serán evaluados para decidir quiénes podrán tomar el vuelo humanitario.

Hasta el mediodía del 11 de mayo, según las declaraciones de Briceño, el número de personas a las afueras de la embajada era aproximadamente 100 ciudadanos.

Los caminantes que aún pernoctan frente a la sede, no han recibido nueva información de parte del representante del gobierno de Maduro. Afirmaron que permanecerán allí hasta ser repatriados.

Venezolanos se dieron cita en el primer #GuayoyoConMigrantes virtual

Efecto Cocuyo celebró el 11 de mayo el tercer encuentro internacional con migrantes, el primero bajo modalidad virtual. La actividad permitió a un grupo de venezolanos contar sus vivencias en el marco de la iniciativa #GuayoyoConMigrantes.

Más de 15 personas que migraron de Venezuela a países como Brasil, Chile, Colombia, Perú, México y República Dominicana narraron sus experiencias en el extranjero. Además conversaron sobre derechos humanos y aportaron enfoques para abordar las dificultades que enfrentan fuera del país.

Después de los #GuayoyoConMigrantes realizados en la ciudad de Medellín (Colombia) y en Sao Paulo (Brasil), el equipo de Efecto Cocuyo repitió la experiencia para juntar ideas que permitan la más amplia cobertura de la migración.

Periodismo útil

Luz Mely Reyes, directora de Efecto Cocuyo y moderadora de este encuentro, junto a Freya León, coordinadora de la iniciativa Venezuela Migrante, fueron las encargadas de dar las palabras de bienvenida a esta reunión internacional.

“Venezuela Migrante es un programa de Efecto Cocuyo que busca ser una plataforma de periodismo útil para los migrantes venezolanos”, explicó Reyes

Por su parte, León aseguró que lo que buscan es que «las personas sepan qué tienen que hacer en los distintos países con temas migratorios» y, sobre todo, actualizar constantemente sobre temas que preocupan a los connacionales.

José Baig, asesor editorial de Venezuela Migrante, reflexionó sobre el papel del periodismo actual: “Soy de los que cree que construyendo un mejor periodismo, Venezuela puede ser un mejor lugar”.

Presencia en el sur

En este #GuayoyoConMigrantes participaron varios venezolanos en Brasil. Alexander Aragol, quien tiene más de dos años en Brasil y gestiona el canal en Youtube  Yo sí soy migrante, añadió que lo que caracteriza a los venezolanos es su carácter. Lis Martínez, desde Manaos, compartió que la motivación para partir de Venezuela fue la dificultad para conseguir los medicamentos que requiere su hija para el asma.

Otra participante del #GuayoyoConMigrantes fue Laura Leal, venezolana en Chile. “Sí, los últimos seis meses han sido aterradores”. Todo lo que ocurre en este momento más la situación social que vive el país desde octubre de 2019 ha vuelto más complejo el panorama. «Chile tiene un proceso migratorio bastante engorroso, en cuanto a la cantidad de requisitos que te piden. Por ello, se hace un poco más difícil conseguir trabajos de tipo profesional».

La búsqueda de la estabilidad

«Tenemos que tomar en cuenta que en Perú el 80% de la economía es informal. Por ello, cualquier indocumentado venezolano pudo haber tenido acceso a trabajo en las calles», dijo Carlos Caruci, venezolano en Perú. Describe la situación actual de ese país como complicada en estos momentos.

Marlyn Larez, quien ya tiene 12 años en Colombia, relató que para ella lo laboral también fue complicado: «La gente cree que mientras más tiempo tienes afuera, mejor te va. Sé lo difícil que es esto». También compartió que fueron esas ganas de querer ayudar a otras mujeres que viven lo mismo, lo que la llevó a dar empleo principalmente a madres en su emprendimiento.

Esta reunión no fue auspiciada por entes gubernamentales o de ayuda internacional. Tampoco se entregaron o gestionaron ayudas humanitarias o se resolvieron trámites migratorios.

 

 

Talento en fuga: científicos venezolanos destacan en Argentina

Johan Rojas es un licenciado en Física que reside en Buenos Aires desde hace tres años. En 2016, migró de su país por las razones que motivaron a muchos a dejar de Venezuela: mejorar su calidad de vida, garantizar su seguridad personal, crecer profesionalmente y ser independiente. 

Él es un número más de la población de migrantes venezolanos en Suramérica, cifra que supera al medio millón de personas, según la Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Aunque él puede ser otro dígito que ratifica la realidad de la migración venezolana, Johan Rojas también es la primera persona en graduarse de la carrera de Especialización en Física de la Radioterapia que promueve la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) de Argentina.

“Cualquier argentino pudo haber sido el primer egresado. Pero, al ser venezolano, va a ser más notorio aún por el hecho de ser el primer egresado de este programa. No solamente en Argentina, sino en mi país”, confiesa mientras reprime un sollozo al recordar que su logro ha sido un ejemplo para el resto de su familia. 

El éxodo de los venezolanos ha evidenciado dos realidades indiscutibles: la crisis política, económica y social por la que atraviesa la nación suramericana desde hace más de 5 años; y el alto nivel de preparación profesional de la mayoría de sus ciudadanos, una cualidad de la que se han beneficiado las naciones que los reciben en sus territorios

“El flamante Especialista, Johan Rojas Zabala, defendió su trabajo sobre el abordaje de la dosimetría in vivo en pacientes con diversas patologías. El método desarrollado (dosimetría tipo MOS, con dispositivos estudiados en colaboración con la Facultad de Ingeniería, UBA) es novedoso en nuestro país y permitiría, de concretarse a futuro, llevar a cabo la dosimetría in vivo con costos totalmente accesibles a nivel hospitalario.”, reseña el gobierno de Argentina en su página web.

Profesionales venezolanos en Argentina

De acuerdo con el estudio La migración Venezolana en Argentina, elaborado en julio de 2019 por Adecco Group, 51,96 % de los criollos que viven en este país tiene un título universitario o terciario completo. La profesionalización de los venezolanos resalta si se compara con el último Censo Nacional de ese país que revela que solo 14 % de la población argentina, mayor de 25 años, tenía un título universitario o terciario. 

Sin embargo, que un migrante tenga un título de estudios superiores no le garantiza obtener un empleo formal en Argentina, o en cualquier otra parte del mundo. 

Johan Rojas comenzó su primer trabajo tres meses después de haber llegado a Buenos Aires, en noviembre de 2016. Su tiempo de espera se corresponde con los datos que revela el estudio de Addeco Group. Precisan que alrededor del 35% de los venezolanos que se establecen en Argentina tardan entre 1 y 3 meses en conseguir empleo. 

“Logré hacer todos mis trámites. Conseguí mi DNI temporario y como a unos tres meses de estar acá conseguí un trabajo, en una casa de herrajes. Trabajé ahí más o menos un año y renuncié”, menciona Rojas.

La mayoría de los venezolanos que buscan su primer empleo en Argentina tienen que ocultar su nivel profesional en su resumen curricular para acceder a un puesto de trabajo, sea formal o no. La experiencia laboral de Venezuela puede jugarle en contra a los migrantes porque son considerados como personas sobrecalificadas para las plazas disponibles. 

“Me afectó el hecho de que por ser licenciado en Física me era muy difícil conseguir un trabajo. De hecho, para conseguir el trabajo en la casa de herraje no pude colocar mi profesión en el CV, nada más coloqué que era bachiller porque sabía que no me iban a contratar. Venía con esa mentalidad: no iba a trabajar como físico de buenas a primeras, sino que me iba a costar llegar a lo que quería y bueno, nada, lo acepté, me adapté”, comparte el egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Científicos venezolanos, la academia como puente

Una de las opciones a la que recurren los venezolanos en Argentina es realizar algún tipo de estudios en esa nación para hacer networking y lograr entrar en su área  profesional. Ese es el camino que se trazó Johan Rojas. Después de ahorrar lo suficiente, pagó un curso obligatorio que le permitiría ingresar en la especialización en Física de la Radioterapia, promovido por el Gobierno Argentino, la Universidad de San Martín y la CNEA. Al terminarlo, solicitó una beca para ser alumno oficial del programa académico. 

Él obtuvo una beca en la especialización en Física de la Radioterapia que consistía en una ayuda económica mientras estudiaba. 

“No era mucha, pero me ayudaba un montón, muchísimo. No tenía una entrada fija y mi pareja en ese momento era la que me ayudaba totalmente con mis gastos. A veces conseguía dar clases, trabajaba en una hamburguesería los fines de semana, pero eso no me ayudaba lo suficiente. Pero bueno, sí, con esa beca me ayudé un poco para sobrevivir”, explica.

La estrategia de Rojas también la aplicaron José Pittaluga y Luis Castillo, bionalistas de la UCV y la Universidad de Carabobo, respectivamente. Ambos aplicaron en el concurso de becas doctorales que promueve el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina. Actualmente son becarios del Doctorado de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, mención Ciencias Biológicas. Ambos reciben un estipendio del Conicet, dentro del programa de becas doctorales latinoamericanas, por su dedicación exclusiva estudiando la inmunidad innata en procesos de infecciones.

“La tesis se trata de evaluar la respuesta de nuestro sistema inmune frente a la infección causada por una bacteria resistente a casi todos los antimicrobianos disponibles y que genera grandes problemas, sobre todo a nivel hospitalario, no solo en Argentina, sino en todo el mundo. La idea a largo plazo es entender cómo afecta la bacteria a nuestro sistema inmune y eventualmente, con mucho trabajo y algo de suerte, quizá, llegar a desarrollar mejoras estrategias para defendernos”, explica Luis Castillo. 

Los científicos venezolanos escogieron Argentina tanto por las facilidades migratorias como por la posibilidad de continuar con su formación profesional. Los tres coinciden que, de seguir en su país natal, les hubiera sido imposible desarrollar su talento.

“En condiciones normales, sí pude haberlo hecho en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. Hasta 2012 el IVIC funcionaba bien, pero como todo en el país, se cayó. También cayó la calidad de la gestión del IVIC. Creo que no hubiera podido desarrollar mi carrera en Venezuela”, comparte Pittaluga, quien llegó con 24 años a Buenos Aires en 2018.

Oportunidades para continuar su formación

La Directora de la Especialización en Física de la Radioterapia, Diana B. Feld, ratifica que los concursos de becas que promueven no discriminan entre argentinos y extranjeros. Asegura que todos los profesionales tienen las mismas posibilidades de acceder al beneficio, si cumplen con los requisitos exigidos. Además, destaca la preparación y el nivel de los profesionales venezolanos con los que ha trabajado.

“El desempeño de Johan Rojas fue excelente, muy trabajador e interesado en el aprendizaje; su trabajo final fue muy bueno, obtuvo la máxima calificación, y fue muy interesante la temática. Abordó la posibilidad de realizar mediciones en pacientes con dispositivos fabricados en el país, que aumentarían la calidad del tratamiento que se le brinda al paciente que realiza un tratamiento de radioterapia.”, añade Feld. 

Johan Rojas explica que defendió su tesis mediante videoconferencia, debido a las políticas sanitarias que rigen en Buenos Aires para prevenir la propagación del coronavirus. Tras aprobar, le informaron que su excelente calificación le abrió las puertas para continuar su formación con otra beca del CNEA. Esta se desarrollará en la División Física Médica, en el ámbito de la Radioterapia.

Además, la máxima nota que recibió por su trabajo le hizo entender que sus sacrificios valieron la pena, después de tanto tiempo. Su reflexión también es un mensaje para el resto de sus connacionales:

“Cuando aprobé en mi defensa del trabajo no sabes la felicidad que tuve. Tengo tres años acá y siento que me ha sido muy difícil poder desenvolverme en mi área. La idea es seguir adelante y luchar por lo que quieren. Sí, toca estudiar todos los días. Trabajar todos los días 12 horas, 14 horas. Estar de pie tantas horas al día, que es horrible y nos toca pasar eso a muchísimas personas. Pero hay que seguir. Uno tiene que dar el ejemplo; no es que vamos al extranjero a pasarla bien. En realidad no vamos pasarla bien. Si queremos tener un buen futuro adelante, hay que luchar. Esto es un logro que sé que sí me lo merezco, sé que luché por él y estoy muy feliz por esto”.

Médicos venezolanos se ofrecen para combatir la COVID-19 en Chile

0

La pandemia de COVID-19 podría ser una oportunidad laboral para cientos de médicos venezolanos en Chile. Daniel Vera, un doctor oriundo del estado Zulia, espera ser elegido entre miles profesionales y técnicos de la salud aspirantes al programa “Yo sirvo a mi país en emergencia”, implementado el 24 de abril por el gobierno de Sebastián Piñera para reclutar a personal sanitario. “Sé que le competencia es fuerte, pero creo que todos podemos aportar en esta crisis”, explica.

Sólo en los primeros cuatro días del inicio del programa se postularon 6.209 profesionales. De esa cifra, 843 son galenos, de los cuales 617 venezolanos, seguidos de 152 chilenos y el resto cubanos, bolivianos y ecuatorianos, según datos del Servicio Civil recabadas por el diario La Tercera. Para Juan Carlos Riera, presidente de la Asociación de Médicos Venezolanos en Chile, influye el aumento de connacionales en el país y distintas limitaciones que impiden ejercer el oficio.

Su principal crítica se centra en el método para revalidar los estudios de Medicina. Venezuela no tiene convenios con Chile para homologar los títulos universitarios de profesionales de la salud. Así, el país austral aplica una evaluación teórico-práctico para reconocer los estudios de doctores extranjeros y de los egresados de academias chilenas. Pero el Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina (EUNACOM), que se realiza dos veces al año, fue analizado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en 2018, que detectó varias fallas. Solamente el año pasado unos 2.763 venezolanos rindieron esta prueba, representaron el 65% de los postulantes. 

Vera, con más de 26 años de experiencia, presentó dos veces el examen, pero reprobó por pocos puntos. “Fue ahí que pensé en regresar a Zulia. Yo, en verdad, estoy solo acá. Con buenos amigos, pero no estoy con mi familia”, agrega.

Él emigró en abril de 2018. Se instaló solo en Santiago, aunque su esposa, que también es doctora, tenía previsto seguirlo. Pero no pudo superar distintas trabas para estampar su visa de responsabilidad democrática y obtener la prórroga de su pasaporte. Ahora, desde Maracaibo, le advierte a su marido que la situación empeoró en Venezuela desde que se marchó y él le responde que ser migrante tampoco es sencillo. “Cuando llegué debí trabajar en el mercado municipal de La Vega, cargando sacos de mercancías, y no aguanté. No soy fornido, más bien soy delgado. Estuve un mes desempleado, luego volví a trabajar como conserje, después como asistente en un colegio y finalmente como auxiliar de aseo en un edificio, donde fui desvinculado por la crisis de la COVID-19.  Ahora estoy desempleado”, relata.   

Médicos venezolanos en la cruzada por un empleo

Riera dice que más de la mitad de los doctores venezolanos en Chile no están ejerciendo en ningún centro de salud. Él aprobó todas las pruebas necesarias para trabajar en el sistema sanitario público y privado del país. Aunque este urólogo estuvo en dos hospitales de provincias, de esa experiencia cuenta haber sido víctima de xenofobia por colegas. Ahora se desempeña solo en clínicas.  

Para Osdelys Riera, una pediatra procedente de Valencia, estado Carabobo, es frustrante no poder trabajar como médico. Desde que emigró, en 2018, no volvió a ejercer su oficio. Ahora, mira con esperanza la idea de incorporar a galenos extranjeros para enfrentar el coronavirus. “Si vamos a estar en la primera o la segunda línea, los médicos venezolanos estamos muy preparados. Daremos lo mejor de nosotros”, dice. 

En contraste, Adelaida, nombre ficticio a petición de la entrevistada, comenzó hace unos días en un centro de salud de la región central del Maule. Antes, ella había estado un año sin trabajar como médico. “Fue una sorpresa, porque mi esposo acababa de quedar desempleado. Yo había metido varios currículums y también me postulé al programa para combatir la COVID-19, no tengo claro por cuál de las dos vías me contactaron, pero estoy contenta”.