Colombia encara uno de los retos más complejos en la región en los últimos años, tras poner en marcha el Estatuto Temporal de Protección para Venezolanos (ETPV), cuya fase inicial, comenzará el próximo miércoles 5 de mayo.
La finalidad del ETPV es, entre otros aspectos, garantizar el acceso y la integración de la población migrante venezolana al sistema laboral y de salud en Colombia, como una medida a largo plazo, por un período de al menos diez años.
Para Alejandro Daly, profesional de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia y codirector de Barómetro de Xenofobia, actualmente en el país, los venezolanos tienen dificultades para acceder a servicios de emergencia en salud, educación y servicios financieros y/o bancarios. «A pesar de ser derechos que la Corte Constitucional les ha reconocido, muchas veces la discriminación, xenofobia y desconocimiento de los funcionarios públicos terminan perpetuando violaciones a sus derechos», señala.
El Barómetro de la Xenofobia es una plataforma que actualmente sistematiza, analiza y difunde como información pública el resultado de las conversaciones en Twitter, páginas web y medios de comunicación sobre la población migrante venezolana en Colombia. También analiza los eventos que impulsan la conversación sobre migración.
«A principio del 2020 hubo una conversación fuerte sobre el acceso de migrantes a servicios de salud. Eso cambió a lo largo del año donde la mayoría de los mensajes de migración tuvieron que ver con seguridad o crimen. A finales del 2020 hubo un pico de xenofobia, a partir del debate sobre la vacunación de los migrantes en condición ilegal. Es probable que durante el 2021 esa conversación tome más fuerza», advierte su compañero, Julio Daly.
En ese sentido, ambos señalan que según datos que manejan, el anuncio del Estatuto Temporal de Protección para Venezolanos, a principios de año, produjo reacciones negativas, aunque fueron mayores las positivas que generaron en pro de la integración y de los derechos humanos del migrante.
«Ese día los mensajes de xenofobia incrementaron 1552% y los mensajes de integración en un 2579% con respecto al promedio diario de ambas categorías durante el mes. Gran parte de los mensajes de xenofobia fueron originados por una idea falsa: que el estatuto iba a permitir a los venezolanos votar en las elecciones presidenciales. Y que en ese sentido, la política era una estrategia electoral», comenta Julio.
Sin embargo, dicha premisa de participación para los comicios no era cierta y fue desmentida de inmediato por las autoridades competentes al enfatizar que la regularización de la población migrante en Colombia, a través del ETPV no permite el derecho al voto.
Los antecedentes
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define la xenofobia como «el conjunto de actitudes, prejuicios y comportamientos que entrañan el rechazo, la exclusión y, a menudo, la denigración de personas por ser percibidas como extranjeras o ajenas a la comunidad, a la sociedad o a la identidad nacional». Además, genera sentimientos de odio, violencia, estigmatización e injusticia.
En 2020 al menos hubo cuatro episodios, todos ocasionados por figuras políticas, que abrieron cancha a los mensajes discriminatorios contra la población venezolana en Colombia. El primero de ellos fue propiciado a finales de marzo por la alcadesa de Bogotá, Claudia López, quien tras el asesinato de dos trabajadores colombianos dijo que “los venezolanos nos están haciendo la vida a cuadritos”.
El segundo lo generó el expresidente Álvaro Uribe, quien el 10 de septiembre de 2020 a través de un tuit solicitó “deportar a extranjeros vándalos”, refiriéndose a la supuesta infiltración venezolana en las manifestaciones contra el Gobierno. El político, en ese momento, reaccionó así a una noticia falsa según la cual venezolanos habrían secuestrado un bus de servicio público en medio de protestas públicas.
El tercer episodio, que destaca en la historia reciente, lo produjo el presidente de Colombiam Iván Duque cuando, en medio de la pandemia del Covid-19, anunció que “los migrantes ilegales no serán vacunados contra el coronavirus”, lo cual generó una ola de polémica y rechazo por parte de la comunidad nacional e internacional. Y el cuarto, fue nuevamente protagonizado por la Alcaldesa de Bogotá, quien posee el segundo cargo público más importante del país y, según estudios, se posiciona como la figura política con la segunda mayor influencia en Twitter en Colombia, después de Álvaro Uribe. La funcionaria, tras el asesinato de un policía, le pidió al Gobierno central “protección de los colombianos frente a los venezolanos criminales”.
En ese sentido, explica Alejandro Daly, que la mayoría de los mensajes discriminatorios tienen que ver con prejuicios y generalizaciones que no son ciertas. “La mayoría de los mensajes xenófobos están motivados por la idea de que los venezolanos vienen a delinquir. Eso no es cierto, pero es una imagen que es difícil de cambiar”, lamenta.
«El principal impulsor de xenofobia es el vínculo entre migración y crimen. Esto es exacerbado por el rol de los medios de comunicación y declaraciones de figuras públicas, como por ejemplo alcaldes o secretarios de seguridad. Durante el 2020 otro detonante de xenofobia fueron noticias falsas sobre supuestos migrantes participando violentamente en protestas ciudadanas», señala Julio Daly.
Ya el director de Migración Colombia, Juan Francisco Espinosa, se pronunció a finales de 2020 para oficialmente rechazar las reiteradas declaraciones de la alcaldesa López. “La criminalidad en Colombia no surge con la migración venezolana. Los problemas de criminalidad que lamentablemente tenemos vienen de muchísimo tiempo atrás” dijo en su momento.
A la fecha, detalló que de los casi 100.000 privados de libertad en Colombia, 2.700 son extranjeros y, de ellos, 1.500 son venezolanos. Y que por tanto, eso corresponde al 1,5% de los condenados, pero apenas representan el 0,083% de los venezolanos radicados en el país. Es decir, sólo uno de cada 1.200 migrantes venezolanos en Colombia ha sido condenado a prisión.
Dichas declaraciones de Espinosa estuvieron respaldadas -en ese entonces- por el estudio del Migration Policy Institute y el Brookings Institution, ambos centros de estudios políticos con sede en Washington, D.C., que reveló que la migración venezolana de los últimos años no ha generado un incremento en el crimen, en los tres principales países receptores de este movimiento: Colombia, Perú y Chile.
Actualmente Colombia es el principal país de acogida. Según datos de Migración Colombia, en el país residen cerca de 1.800.000 venezolanos, la mayoría en situación irregular.
La sugerencia
Ambos directores del Barómetro de la Xenofobía, única en su estilo en la región, resaltan el valor agregado del capital humano y profesional de los venezolanos migrantes, no solo en Colombia, sino en las distintas latitudes del mundo donde se están acercando. A su juicio, la integración genera innovación y desarrollo.
«Podemos recordar cómo en Venezuela o en otros países ese cruce de conocimientos y bagajes culturales termina generando nuevas ideas. Desde nuevas empresas y emprendimientos hasta mezclas culturales, artísticas y deportivas. La migración venezolana ha sido muy rápida. Generalmente se trata de gente joven y educada. Por un lado, eso es bueno porque significa que pueden aportar con su trabajo y conocimiento a los países donde lleguen. Por otro lado, no es tan bueno porque significa, en principio, una reducción de la fuerza laboral en Venezuela, que es necesaria para salir de la crisis».
Entre las recomendaciones que los expertos señalan para combatir la xenofobia y todo acto discriminatorio destaca el no compartir contenido sin verificar su veracidad, evitar sacar conclusiones a partir de titulares que vinculen a migrantes con crimen y no responder a la xenofobia con más xenofobia u otras formas de discriminación. «En general, hay que enfocarse en los beneficios de la integración de migrantes, que son muchos», comentan.
Recientemente la oficina en Colombia de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) lanzó la campaña «La migración es Sana», para destacar los efectos positivos de la movilidad humana. La idea es convocar a los ciudadanos a dar con una fórmula que frene el avance de los sentimientos y comportamientos de xenofobia tan repetidos entre algunas comunidades.
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