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Venezolanos varados en Colombia vuelan a Panamá y República Dominicana para poder regresar a casa

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Desde el 13 de marzo, el gobierno venezolano suspendió, en principio por un mes, todos los vuelos provenientes de Europa y de Colombia «para sumar a los procesos preventivos a nivel internacional» por el coronavirus. A los pocos días extendió la medida a otros países y, casi ocho meses después, la decisión sigue vigente.

Aunque el 11 de noviembre, el Instituto Nacional de Aeronáutica de Venezuela extendió la restricción hasta febrero de 2021, el país ha habilitado progresivamente siete rutas: México, República Dominicana, Irán, Turquía y recientemente Panamá, Rusia y Bolivia. La mayoría de estos países exige un visado para el ingreso. Es el caso de República Dominicana, Panamá, Bolivia e Irán. Rusia y Turquía no la piden pero sí exigen el pasaporte venezolano con una validez mínima de tres meses. En el caso de México, que ha sido el único país que nunca cerró sus operaciones durante la emergencia sanitaria, no pide visado y tampoco prueba de PCR; el resto de los países anteriormente mencionados, sí; excepto República Dominicana que removió la solicitud desde mediados de septiembre. El costo de dicha prueba, al menos en Colombia —que desde septiembre retomó de manera parcial su actividad aérea comercial—, es un promedio de 200.000 pesos (50 dólares, aproximadamente).

En marzo estaban en el país vecino cerca de 400 venezolanos que no habían podido salir. El número poco a poco ha disminuido por aquellos que se han visto obligados a regresar por los caminos verdes.

Por esta razón, son varios los ciudadanos que, aún varados en Bogotá, han decidido evaluar estas rutas internacionales para regresar a casa.

Viajar con escalas

Incertidumbre y zozobra han vivido estos ciudadanos no solo para conseguir un pasaje de retorno, pues denuncian que están agotados, sino también para informarse sobre cuál de los siete países podría aceptarlos con el pasaporte vencido, pues, en medio de la espera, a algunos se les venció su documento.

Priscila Pic es una mujer de 68 años. Como gran parte de los venezolanos varados que están en Colombia, llegó al país el 10 de marzo para solicitar su visa americana, pues en Venezuela ya ese trámite no puede hacerse, tras la suspensión temporal de las operaciones de la Embajada de EE.UU. en Caracas. 

Su plan era retornar a la semana siguiente. Sin embargo, no solo se quedó atrapada en Bogotá sino también con la visa americana negada.

“En Venezuela tengo a mi hermano, mis sobrinos, mis primos y mis tías. Lo más lamentable de todo este tiempo fue que se murió una tía y no pude ir a su entierro”, dice. 

Ella y su esposo, en 28 semanas, recorrieron al menos tres hoteles. Sus gastos, según explica, fueron cubiertos por sus hijos que viven en los Estados Unidos, y a quienes tiene dos años sin ver. Ahora, sin visa, no sabe cuándo los volverá a abrazar.

Aunque ese reencuentro, por ahora, lo ve incierto, el que sí está próximo es el que tendrá con sus vecinos y amigos.

Esta pareja de venezolanos viajó el pasado 24 de noviembre en el primer vuelo que se abrió desde Panamá hacia Caracas. Allí hicieron escala antes de llegar a Caracas. Tuvieron la opción de cambiar su boleto que ya tenían en marzo con esta misma ruta y afortunadamente lograron optar por un par de cupos disponibles con la misma aerolínea. Pic asegura que no tuvo que pagar ninguna diferencia. 

Su caso no es el denominador común. Hay otros quienes han tenido que comprar un nuevo pasaje que, con esta ruta, ronda aproximadamente, en promedio, unos 400 dólares.

“Es duro estar en otro país sin familia y sin amigos. Pero Dios nos dio mucha fortaleza y sabiduría para llevar esta prueba”, dice ahora la médico pediatra, jubilada del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS).

Desde finales de noviembre, venezolanos regresan a su país por vía aérea. Foto: Cortesía

Pic y su compañero permanecen en Caracas, en casa de una prima. Él es de Margarita y ella de Valencia. La primera semana de diciembre —cuando se reactivan los vuelos a ese entidad— esperan volar a la isla, donde desde hace un par de años viven después de jubilarse.

Ante la pregunta: “¿Qué país consiguió, ahora que regresó?”. Priscila responde: “Un país que lo carcome la hiperinflación. Sin gasolina. Sin luz. Sin gas. Sin agua”.

Como ella, también está Víctor Graterol, de 81 años de edad, quien el 3 de diciembre volará en la misma ruta (Bogotá-Panamá-Caracas), para luego tomar otro avión que lo lleve a su casa, también en Margarita. 

Su pasaje le costó 790 dólares. “Yo originalmente vine para la renovación de la visa americana. A mí, afortunadamente, me la dieron por diez años. Estoy aquí desde marzo. Los primeros meses fueron duros para mí. Pero en junio, como soy geólogo físico, me llamaron para un empleo y he tenido la suerte de que he hecho un par de trabajos para sacar los gastos de alquiler y comida”, dice. 

En su caso, a lo largo de estos casi ocho meses, siempre se mantuvo en comunicación con su esposa y su hija en el estado Nueva Esparta; allá a donde también espera llegar la primera semana de diciembre.

Al llegar al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar a los pasajeros se les practica la prueba PCR

La distancia física

Ha sido precisamente la separación familiar lo más difícil de lidiar para Vincenzo Vecchio, de 59 años. Él es otro venezolano atrapado en la capital colombiana. 

Licenciado en Química, y dedicado a la actividad comercial de venta y asistencia técnica en pinturas industriales para latas alimenticias, llegó a Colombia el 8 de marzo por un tema de rutina laboral. Su regreso al país estaba programado para el 21 y, como Priscila y como Víctor, también quedó atrapado con pocas alternativas.

“Las opciones sorteadas para regresar contemplaban salir por algún camino que no me permitiría estar legal en mi Venezuela, y que, por temas de negocios y contratos ,me podrían perjudicar. Siempre estuve atento a la salida legal para tener mi estatus migratorio legal”, dice.

Él regresó recientemente luego de hacer escala en República Dominicana. “Para entrar a República Dominicana no me exigieron nada que no se sabia. A los venezolanos les exigen la visa. Pero en mi caso, por tener doble nacionalidad (italiana), ingresé sin problemas”, señala Vecchio, al tiempo que precisa que su retorno representó un gasto de aproximadamente 1.000 dólares, entre boleto aéreo, prueba PCR, comida y traslados.

República Dominicana admite a venezolanos con pasaporte vencido, pero sean pasajeros en tránsito

Vecchio asegura que pudo cubrir sus gastos de estadía en tierras neogranadinas y sortear las dificultades. Sin embargo, confiesa que se lamenta el no haber podido estar en los cumpleaños de sus dos hijos .“La mayor dificultad que tuve que sortear es la carencia del amor y la atención de mis hijos de 14 y 17 años, que los vi ahora de 15 y 18 años (graduado y mayor de edad). Además del no poder compartir más tiempo con mi madre quien cumplió los 81 sin mi compañía”.

También confiesa que entre las escenas que más le ha impactado a su regreso a Caracas, destacan las largas filas de carros que ha visto a las afueras de las estaciones de servicio para surtir de gasolina. También le ha llamado la atención la baja cifra de casos reportados en Venezuela, en comparación con lo que él vio en Colombia y República Dominicana. 

Mientras tanto, advierte, continúa cumpliendo en el país con las medidas de prevención recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS): lavado frecuente de manos con agua y jabón, uso de geles, y toma de temperatura, aun en casa.

Pese a que tanto Priscila como Víctor y Vicente se mantuvieron, por razones ajenas a su voluntad, alejados por ocho meses de su familia y espacios, hoy los tres coinciden en algo: estar agradecidos con Dios y con la vida por tener la oportunidad de volver y ver a los suyos, mientras siguen orando para que sus connacionales puedan pronto también regresar a casa.

Venezolano asesinado en Bogotá soñaba con poder ir a buscar a su hija en Falcón

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El mediodía del martes 24 de noviembre, Eduar Cipriani salió a almorzar con su madre, Elizabeth Cipriani. Ambos llevaban más de dos años juntos en Bogotá. Escogieron Colombia porque su abuela materna es de Cartagena y les resultaría más fácil tramitar sus papeles para abrirse camino en tierras vecinas. “Primero por la oportunidad; segundo por la situación en Venezuela”, explica Marcial Tovar, un amigo de la familia.

Primero decidió emigrar su madre, en 2016, para avanzar con el trámite de los papeles; luego llegaría Eduar, a sus 23 años, para buscar alguna oportunidad laboral.

Eduar, junto a su madre, en Bogotá. Foto: Facebook Eduar Cipriani

Nacido en Punto Fijo, estado Falcón, y graduado como técnico en Ingeniería de Sistema en el Instituto Tecnológico Antonio José de Sucre, llegó a la capital colombiana el 25 de junio de 2018. Desde entonces, aún con su estatus legal, no le resultó tan fácil labrar su camino.

Actualmente en Colombia, al corte del 31 de agosto, residen 1.722.919 venezolanos, según cifras de Migración Colombia. De la cifra, apenas el 44% de la población migrante (766.296) estarían en condición regular, como Eduar.

“A él le tocó duro cuando llegó. Al comienzo no tenía un trabajo estable. Él duró tres meses desempleado. Consiguió un trabajo en un restaurante pero, lo explotaban mucho. En ese lugar duró tres años. Y ya luego llegó la pandemia y quedó sin trabajo, y pues gracias a Dios, ahí mismo consiguió otro en una farmacia”, explica Arianny Sánchez, una de sus mejores amigas de la infancia, quien también se encuentra en Bogotá actualmente.

Así, Eduar cambió la cocina donde preparaba hamburguesas y salchipapas por el pedaleo constante en su bicicleta para cumplir como repartidor de medicamentos. “Él quería ejercer su carrera pero los ojos eran su hija; darle buena educación y una vida estable”, señala Sánchez, mientras confiesa que uno de los hobbies de su amigo era salir a pedalear los domingo y conocer los pueblos de la ciudad.

Eduar comenzó a trabajar como delivery en una farmacia, desde abril 2020. Foto: Facebook Eduar Cipriani

La personalidad de Eduar y su compromiso le hicieron ganarse, en pocos meses, el respeto y el cariño de sus compañeros. “Él se caracterizó por ser una persona muy trabajadora y alegre”, dice Darío García, uno de sus compañeros laborales quien hoy lo recuerda con profundo dolor. 

El hecho

En su trabajo como delivery, Eduar tenía dos jornadas: una semana trabajaba en el horario de 6:00am a 2:00 pm y otra semana trabajaba de 2:00 pm a 10:00pm. En la última semana de noviembre cumplía con su turno de la tarde. 

Ese martes 24 de noviembre celebraba su cumpleaños número 27. Por eso, había decidido buscar a su madre para almorzar juntos. 

Ambos laboraban cerca de donde vivían. Esa tarde, después de comer en la zona, Eduar volvió a su casa para cambiarse e ir a trabajar. Su madre haría lo propio en una peluquería justo al lado de la drogería, como se le conoce a las farmacias en Colombia.

Según la versión que manejan sus familiares y allegados, esa tarde Eduar llegó a su puesto de trabajo, le asignaron un pedido, tomó su bicicleta y cruzó la cicloruta entre los barrios Minuto de Dios y Morisco, al occidente de la ciudad. “En el camino chocó con la bici de otro hombre. Éste discutió con él y le dijo que lo mataría. Cruzaron palabras y Eduar siguió para entregar el domicilio. Cuando regresó, por el mismo punto, lo estaba esperando el mismo sujeto. Con una navaja lo atacó. Eduar tuvo una herida en el mentón, muy pequeña, porque imaginamos logró esquivar. La otra fue directo en la aorta”, explica Marcial, su amigo.

Eduar recibió dos puñaladas. Foto: @nuevodiaenlinea

Fue el número de teléfono de la farmacia para la que trabajaba, que estaba grabado en el chaleco azul que llevaba ese día, al que marcaron unos ciudadanos que vieron la escena. Así informaron que uno de sus empleados había sido agredido. El encargado se acercó al lugar y fue quien hizo las diligencias para el traslado al hospital.

Su cuerpo quedó tendido en el piso junto a su bicicleta. “Un señor que estaba por ahí cerca, también venezolano, bombero, le dio los primeros auxilios cuando quedó agonizando. Él murió camino al hospital por un paro respiratorio, a consecuencia de la pérdida de sangre que tuvo”, agrega su amigo.

“Personalmente estamos muy conmovidos. Principalmente por la inseguridad en Bogotá. No es, lamentablemente, el primer biciusuario que pierde la vida por robo y falta de asistencia. Pareciera que a la gente no le importara. Fue, al parecer, un hecho de intolerancia. No puedo entender cómo ese personaje acabó con la vida de mi gran amigo, como si no tuviera alma ni sentimientos”, comenta su compañero Darío.

Desde 2017 y hasta mediados de 2020, al menos 2.061 migrantes venezolanos han perdido la vida en Colombia, según cifras del Instituto de Medicina Legal, que estudia como tema puntual la incidencia de las muertes de ciudadanos venezolanos en el comportamiento de los hechos de violencia en Colombia.

Precisaba que la cifra de venezolanos muertos violentamente en el país se ha incrementado. De los 224 reportados en 2017, se pasó a 544 en 2018. En 2019 hubo 1.015 casos, y en los primeros cuatro meses del 2020 se reportaron 278, lo que equivale a 2,3 al día.

El informe señala que del total de venezolanos muertos en el país, en 2019 murieron en homicidios con arma de fuego 332; en homicidios con arma blanca, 140; en muertes violentas por otras causas, 129; muertes en hechos de tránsito, 173; suicidios, 29; homicidio en riñas, 7, y 205 de muerte natural.

Estos resultados, sin embargo, no representan una vinculación directa de venezolanos con hechos delincuenciales. Organizaciones como la Fundación Ideas para la Paz (FIP), e inclusive la misma Migración Colombia, han señalado que a pesar del incremento de la llegada de venezolanos a Colombia, “los migrantes no son los causantes del deterioro de la seguridad”.

Su hija, su motivación

Eduar llevaba colgado en su cuello un placa con algunos números a los que podían llamar en caso de emergencia. Fue así como Elizabeth, su madre, recibió una llamada del hospital y se enteró de la muerte de su único hijo.

Aún devastada por esta pérdida, fue ella quien tuvo que comunicarle la noticia a su nieta y nuera, en Falcón: “Eduar está con los ángeles”, les dijo. Estefani, de siete años, lo esperaba para cantar cumpleaños juntos, en la distancia, a través de una videollamada de WhatsApp.

Hoy la Elizabeth Cipriani solo le exige a la justicia colombiana “que resuelvan el caso y no quede impune». Ayer fue Eduar, un chico trabajador. Pero hoy y mañana podría ser también cualquier otra persona trabajadora”, al tiempo que confiesa que quiere se le recuerde a Eduar como “un gran hijo y un gran padre”.

 “Su hija era su mayor motivación. Trabajaba para darle un mejor futuro. Él siempre le enviaba dinero. Ni él ni su madre querían volver a Venezuela. Lo único que los ataba era Estefani. Él solo aspiraba volver para buscarla”, dice Marcial.

“Él fue una excelente persona. Su vida no tenía que terminar así. Era un muchacho con sueños que no se metía con nadie. Sólo tenía amor en su corazón”, sentencia su amiga Arianny.

Eduar fue enterrado el sábado 28 de noviembre en Bogotá, en estricto protocolo de bioseguridad por la pandemia del Covid19. La empresa para la que trabajaba corrió con todos los gastos.

Dos historias de éxito venezolano en Chile

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“Migración como Oportunidad: lo que Chile gana y Venezuela pierde”, es el nombre del reportaje escrito por Cielo Galarcio Tarrá y publicado en el medio de comunicación Revista Sur. Cielo Galarcio Tarrá es una de las personas ganadoras de la beca del curso virtual de cobertura periodística enfocada en las migraciones desde Venezuela hacia cinco países de la región, una iniciativa de Puente de Comunicación, una alianza entre Efecto Cocuyo y la Deutsche Welle Akademie.

En su texto, Galarcio Tarrá aborda dos historias de éxito de venezolanos en Chile y busca mostrar que la ganancia del país austral viene en detrimento de la pérdida de Venezuela, pues gran parte de la migración criolla es de personas con estudios universitarios y hasta especializaciones.

Venezolanos con éxito en Chile

El reportaje de Cielo Galarcio Tarra cuenta la historia de Daniel Scotto y su familia en su llegada a Chile. Esta familia criolla dejó Venezuela en 2016 debido a la dificultad para conseguir alimentos, dinero en efectivo y por el aumento de la inseguridad en el país. Tanto Daniel como su esposa eran profesionales en Venezuela. Él es abogado de profesión y ella médica cirujana. Ambos tenían un centro de salud en Venezuela que tuvieron que dejar atrás para buscar mejor vida en la nación sureña.

Luego de superar los trámites migratorios, tanto Daniel como su esposa lograron establecerse en Chile en cuestión de meses. Cielo Galarcio Tarrá cuenta en su reportaje que “pasados dos años de estar acá Daniel tuvo una emergencia médica una madrugada, y la experiencia no fue del todo grata para él, ya que cuando se emigra y se encuentran dos culturas distintas a veces resulta difícil entenderse entre las dos partes, entonces para Daniel era esencial en ese momento recibir orientación con su jerga, su lenguaje cultural, así que  su esposa en ese momento estaba con él y pudo ayudar a sortear esa situación, pero esa experiencia en especial los motivó a volver tener un centro médico, ya no en Venezuela, sino en Chile observando de cerca el aumento progresivo de la migración venezolana en 2018 y viendo esa necesidad de entenderse medicamente en su propia cultura, viviendo en Chile”.

Entonces, Daniel y su esposa decidieron volver a tener un centro de salud, pero esta vez en otro país. Ambos sobrellevaron el estallido social de 2019 en Chile y la prueba más dura llegó con la pandemia por COVID-19. Sin embargo, gracias a los conocimientos en telemedicina que tienen ambos, el centro médico sobrevivió y, actualmente, se mantiene activo atendiendo a las personas que depositan la confianza en el lugar.

La segunda historia de éxito que cuenta Galacio Tarrá en su reportaje es la de Roger Castillo, un venezolano que salió de Cojedes hacia Santiago de Chile. Roger abandonó su natal Tinaquillo en 2017 y se enfiló a tierras sureñas. En Venezuela, Roger era médico, pero decidió estudiar colorimetría para aprender la aplicación de tintes de cabello, debido a que esta sería una oportunidad para conseguir trabajo rápidamente en Chile.

Tres años después de su llegada al país austral, Roger posee un negocio propio, un Studio Spa que lleva su nombre y que cuenta con una clientela fiel. Sin embargo, en el reportaje de Galarcio Tarrá se menciona parte del proceso e Roger para ser quien es hoy día. Roger no tenía para comprarse el almuerzo antes de llegar a Chile y un grupo de personas que conoció en el aeropuerto le obsequió un pasticho que comió antes de subir al avión.

Una vez llegado a Chile, se estableció en Talagante y luego de conocer estación central en Santiago, decidió que ese sería su lugar de trabajo. Consiguió empleo en una peluquería y se volvió cercano con una cliente que quedó maravillada cuando Roger cubrió sus canas con el servicio de aplicación de tinte capilar. Tan buena fue la relación y el trabajo de Roger, que esta persona siempre quería ser atendida por él. La mujer lo ayudó a conseguir un mejor arriendo en el centro de la ciudad y, tras varios años de ahorros, Roger decidió montar su propia empresa. Es así como ahora, tres años después de su llegada a Chile, el oriundo de Tinaquillo cuenta con 8 empleados en su Studio Spa que también tuvo que reinventarse tras la llegada de la pandemia al país sureño.

Roger piensa que todavía no es momento para regresar a Venezuela y “que pasará mucho tiempo para que el país se acomode nuevamente”.

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Trinidad y Tobago, la negación del principio de no devolución de refugiados

El gobierno de Trinidad y Tobago echó en dos embarcaciones al mar a 16 niños y adolescentes, incluyendo un bebé, y 13 adultos venezolanos de regreso a su país. Ocurrió el domingo, 22 de noviembre, y la decisión desató reacciones internacionales contra la severa actuación de la isla.

Tras la deportación, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) exhortó a las autoridades trinitarias a garantizar el ingreso al territorio de venezolanos, enfatizando en que estas personas “buscan protección internacional por razones humanitarias urgentes”. 

El abogado Gonzalo Himiob, vicepresidente de la ONG Foro Penal Venezolano, reitera que la actuación de Puerto España constituye una violación a los derechos humanos de los deportados. “Se ha violado claramente el derecho de no devolución sobre el estatuto de los refugiados que fue suscrito en Ginebra, en 1951”.   

El diputado opositor Carlos Valero anunció que denunciará este caso ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Comunidad del Caribe (Caricom). Él realiza un seguimiento a la situación migratoria de los venezolanos, especialmente a aquellos en las islas del Caribe. “Los lanzas al mar en unos botes, donde ya en el pasado hemos tenido incidentes graves, y los devuelven en esas condiciones. Saben que no están cubriendo las medidas de seguridad”. 

El parlamentario agrega que se incurre en la separación de padres e hijos: “No es humano ni racional lo que está haciendo el gobierno de Trinidad y Tobago. Es una conducta criminal. Pudieron haber muerto en el mar. Ellos pueden alegar que llegaron de esa forma, pero ellos están huyendo”, dice Valero. 

El ministro de Seguridad de Trinidad y Tobago, Stuart Young, fue intransigente respecto al caso. «Nuestra prioridad es nuestra población y nosotros tenemos leyes. Todo el que ingrese a la isla de manera ilegal, o esté aquí sin documentos, seguirá siendo deportado«, dijo este martes a medios de comunicación locales.

Y advirtió: “A los venezolanos legales en la isla les decimos: si se descubre que están ayudando a otros de sus connacionales sin documentos en Trinidad, su permiso será revocado y también será deportado”. 

El desplazamiento de venezolanos a la isla, que alberga cerca de 1,4 millón de habitantes, está vinculado con la Emergencia Humanitaria Compleja. Casi 14.000 venezolanos presentaron solicitudes de asilo hasta finales de octubre de 2019, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

El enigmático historial de irregularidades

Solo el año pasado naufragaron, al menos, dos embarcaciones en las costas del estado oriental de Sucre. Casi todos sus pasajeros eran venezolanos, y varios fallecieron ahogados en un intento infructuoso de zarpar en Trinidad y Tobago. Valero encabezó el proceso de acompañamiento de los familiares de las víctimas, y efectuó las diligencias parlamentarias para indagar en los casos que, además, evidenciaron posible trata y tráfico de personas. 

Pese a las denuncias, el Estado venezolano no adoptó medidas para detener las causas de esta crisis. Tampoco Trinidad y Tobago menguó en sus políticas anti-migratorias contra los venezolanos. 

A la postre, algunos activistas denunciaron la conducta de Puerto España. Himiob recuerda que realizaron una primera solicitud ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para proteger a unas 80 personas en proceso de deportación, en 2018. Su reclamo está fundamentado en el artículo 7, numeral primero, literal d, del Estatuto de Roma, que considera la deportación o traslado forzoso un crimen de lesa humanidad.   “La deportación forzada puede llegar a ser, eventualmente, si se cumplen ciertas condiciones, un crimen de lesa humanidad. Y ahí, eventualmente, se podría acudir ante en La Corte Internacional de Justicia de La Haya”. 

De hecho, el vicepresidente de Foro Penal indica que ACNUR podría denunciar ante la Asamblea General de la ONU esta conducta que califica como “inaceptable” del primer ministro Keith Rowley. Según Himiob, las actuaciones del Gobierno de Trinidad y Tobago apuntan a que las deportaciones forzadas podrían ser una “política de Estado” de esa nación.  

Las investigaciones del Foro Penal respecto a estas irregularidades comenzaron hace dos años. Tras recibir la primera denuncia, la ONG comenzó a observar otros casos similares. Su conclusión es que existía un patrón. “Todo parece indicar que sí es una política de Estado. Sin embargo, hay que analizar con más detalles este punto”, señala Himiob. 

El drama no se reduce a las deportaciones forzadas, de lo cual no se conoce una cifra oficial y que es negado por autoridades trinitarias. En abril, el gobierno de Trinidad y Tobago mantenía a 59 venezolanos detenidos por temas migratorios. Según José Antonio Oropeza, secretario general de la Coalición por Venezuela, tenían varios meses encarcelados. «Los mismos se encuentran desesperados, en Trinidad cuando entras ilegal puedes pagar una multa y puedes llevar tu caso en libertad. Estos venezolanos pagaron ya su multa», aseguró hace unos meses.

No devolución, un principio ignorado

Himiob explica que, en el caso de los niños deportados, fue vulnerado un principio fundamental del derecho: no devolución. “El punto medular de los derechos de los refugiados está en el derecho de no devolución. Es decir, a nadie se le puede devolver al país del que está huyendo. Cuando en el país en el que se recibe a la gente no se le puede recibir por lapsos prolongados de tiempo, incluso en ese país están obligados a recibirlos, así sea temporalmente para luego derivarlos a otros países de acogida. Pero nunca devolverlos al país del que huyeron si en ese país no están dadas las condiciones para su seguridad y su vida”.

Resalta un agravante de la situación de los venezolanos sin documentación en Trinidad y Tobago. “Con la excusa de la pandemia de coronavirus, Trinidad y Tobago ha abusado de los controles que ejerce sobre quien entra en calidad de refugiado a su territorio, y definitivamente está violando ese principio básico y fundamental que es el de no devolución, en materia de protección de refugiados. Eso sí está pasando”. 

Explica que la ONU, alguna ONG y hasta las víctimas, podrían denunciar ante la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional. Esto con la intención de que esta instancia evalúe abrir una investigación sobre esos hechos, y en “el contexto de lo que podrían ser considerados como crímenes de lesa humanidad”. 

Sinfonía de la diáspora venezolana: la maestra de orquesta yaracuyana que brilló en París

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Gladysmarli Vadel, o Glass Marcano como ella se presenta, nunca había salido de Venezuela. Tampoco tenía pensado migrar. Pero su sueño, ser la mejor directora musical, la empujó a acelerar su salida del país.

Cuando finalmente se sentó en el asiento del avión que la llevaría desde Maiquetía hasta París abrió un papel que tenía guardado. Era una nota de su madre.

El retazo de hoja lo sujetaba con fuerza como si el contacto con la superficie de papel le diera ánimos y energía. Su mamá le había hecho prometer que la nota la abriría cuando ya estuviera dentro del avión rumbo a Francia. Glass respiró, meditó y desdobló el papel para leer el mensaje.

Al recorrer con la vista la caligrafía de su mamá, la voz de su madre resonó en su mente como cualquier concierto de música clásica que conociera. «Pase lo que pase ya tú eres ganadora, disfruta el momento y la oportunidad”, decía el mensaje.

Glass Marcano viajó a Francia para participar en la primera Competencia Internacional para Mujeres Directoras, conocido como “La Maestra”, en París. Un concurso exclusivo para que mujeres directoras de todo el mundo pudieran mostrar su talento.

De acuerdo con cifras compartidas por el estudio «¿Dónde están las mujeres en la música sinfónica?«, tan solo 4% del total de directores de orquesta en Europa son mujeres. Los organizadores de «La Maestra» lo consideran como “un certamen que busca reservar un espacio a las mujeres para darles la visibilidad que no tienen en las instituciones culturales, animar la vocación de jóvenes estudiantes e incentivar a los programadores a tener en cuenta la diversidad de la sociedad”. 

220 candidatas de todo el mundo audicionaron para competir por el título del concurso, pero solo 12 fueron seleccionadas. Glass Marcano, de 24 años oriunda de San Felipe, fue una de las escogidas.

Su talento brilló en la ciudad de las luces. Aunque no ganó el primer lugar, sí obtuvo el premio que otorga la orquesta, el más importante para ella.

“Estoy muy muy contenta, acabo de recibir el premio de la orquesta, que veo que es el mejor premio que hay. Muy muy contenta (…) haré lo mejor posible en otra oportunidad. Yo quería ganar, pero bueno, la competencia estaba muy fuerte. Estoy sorprendida por el premio de la orquesta”, expresó en un video que compartió en su cuenta de Instagram.

Música para domar su carácter

Quienes escuchan la voz de Glass se pueden hacer una idea de cómo es su carácter. En su forma de hablar conviven armoniosamente distintas entonaciones, como si se tratara de una constante sinfonía: sus palabras te transmiten tranquilidad, pero cada frase está impregnada de una seguridad y de una fuerza que denotan que sabe lo que dice y hace.

Esta seguridad con la que habla la logró tras más de 15 años de constante estudio y trabajo musical. Ella confiesa que sus padres la inscribieron desde los cuatro años en clases de música para mejorar su comportamiento.

La decisión de sus papás ayudó a que Glass domara su carácter y forjara una disciplina armónica que ahora resuena en la forma cómo se comunica con los demás: en sus palabras y en sus gestos.

“Yo tenía un comportamiento muy fuerte. Yo me portaba muy mal, entonces la idea era que la música me pudiera calmar el comportamiento”, comparte entre risas en entrevista con Venezuela Migrante.

En el estado Yaracuy comenzó su carrera musical a los cuatro años en El Sistema de Orquesta Venezolano. Inicialmente su instrumento predilecto era el violín, pero a los 17 años se dio cuenta de que su pasión era la dirección, gracias a un gesto que hizo uno de los directores al grupo que tocaba las trompetas.

Con el tiempo, Glass se dedicó a estudiar las mejores técnicas para ser directora de orquesta en la selección de la Juventud Yaracuyana. En paralelo combinó su pasión musical con estudios en Derecho, una condición que le puso su madre para que continuara con su pasión musical.

Glass Marcano dirigiendo

Dirección fortuita

Llegar a París para participar en el concurso que le transformó la vida fue obra del destino. Días antes ella estaba en la tienda de venta de frutas de su familia en Yaracuy, donde estaba reuniendo los 150 euros para pagar el ingreso al concurso.

Viajó gracias a un vuelo humanitario que se habilitó para que pudiera trasladarse, junto con otros pasajeros. Además del destino, la embajada de Francia en Venezuela, sus maestros y algunas organizaciones contribuyeron para que ella pudiera llegar a París y concursar.

El azar y la confianza de los demás se confabularon para que el mundo pudiera apreciar las habilidades de Glass Marcano en «La Maestra«.

“Pasé dos días sin dormir. Nunca había salido de Venezuela y pude llegar a París para participar en el concurso”, explica.

Participar en la primera Competencia Internacional para Mujeres Directoras le dejó en claro que la vida profesional de los músicos es muy diferente a la que estaba acostumbrada en Venezuela. La experiencia le permitió enfrentarse de otras formas a la música. También comparte que el nivel de los músicos venezolanos es reconocido en Francia gracias a la fama internacional de El Sistema de Orquestas, que fundó el Maestro José Antonio Abreu. Además, afirma que a los franceses “les gusta la energía caribeña” de los músicos.

Dirigir orquestas musicales más allá de su tierra natal le permitió entender a Glass que, aunque existen diferencias en la preparación, la música sigue uniendo a las personas.

“La rapidez con la cual debes tener un repertorio para dirigirlo es uno de los mayores retos. Quizás en Venezuela tienes un poco más de tiempo para hacer un concierto con una orquesta. Aquí puede ser de un día, o dos, que te dan el repertorio para que tu te enfrentes a la orquesta. He visto que aquí el mismo director puede dirigir un concierto sinfónico y en la tarde va hacer ensayo de ópera. Hay que tener una gran capacidad intelectual para asumir un reto de esa envergadura”, reflexiona.

Tras su participación en el concurso internacional, la yaracuyana ahora modificó sus prioridades para instalarse en Francia y mejorar su talento musical. El reconocimiento que obtuvo le valió una beca para afianzar sus conocimientos en el Conservatorio Regional de París. Además, también tiene una gira en la que participará en conciertos ya programados con la Orquesta Mozart de París.

No obstante, el premio más importante será en septiembre de 2021. El próximo año, Glass dirigirá acompañada de la Maestra Gibault en la Philharmonie.

Una migración atípica

“El motivo principal no fue que decidí irme de Venezuela, no. Yo vine a participar en un concurso de dirección orquestal y gracias a Dios después del concurso me han pasado cositas, pero no porque yo haya decidido irme de Venezuela (…) Estoy en París, no tenía planeado venir. ¿Si tenía pensado irme de Venezuela?, sí. Pero no tenía planeado como tal Francia. Pero bueno el destino me trajo a Francia, París”, asegura.

Glass Marcano hace hincapié en que ella nunca tuvo pensado migrar este año. Sí tenía la idea en su cabeza, pero no había planificado hacerlo. Su participación y desempeño en el concurso de Francia le abrieron las puertas a oportunidades profesionales que le preparon el terreno para hacer carrera lejos de su país.

Para ella, la experiencia más placentera de todo el proceso que está viviendo es haber ganado el premio de la Orquesta de la Maestro Competition en París.

Y, al reflexionar sobre cómo siente que ha sido su proceso migratorio, lo compara con la Cuarta Sinfonía de Tchaikovsky. Una pieza musical que entremezcla con cada sonido las emociones que experimenta un migrante: zozobra, angustia, euforia, alegría, tranquilidad y esperanza.

“Creo que así he estado esta estadía aquí en París: un momento contundente en el concurso; un momento suave, tranquilo con el reposo de toda esa alegría de haber ganado; y ahora estoy con algo rítmico y emocionante: las pocas actividades que he hecho en las que he participado después del concurso”.

Venezolanos que habían sido deportados de Trinidad y Tobago vuelven a la isla

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Los 16 niños y 13 adultos venezolanos deportados de Trinidad y Tobago estarían de regreso a la isla caribeña. Esto lo informó el político venezolano David Smolansky, quien es Comisionado de la Secretaría General de la OEA para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos.

En dos videos se pueden observar a los venezolanos a bordo de peñeros navegando en alta mar. Uno de ellos grita que están llegando a Trinidad. Esta es la primera prueba de vida del grupo de venezolanos que fue deportado de Trinidad y Tobago el domingo 22 de noviembre. La acción por parte del gobierno caribeño ha generado rechazo, pues los deportados fueron maltratados y, especialmente, por la presencia de 16 niños cuyas vidas fueron puestas en riesgo.

Venezolanos de vuelta a Trinidad y Tobago

Tras casi dos días de incertidumbre, este martes 24 de noviembre se pudo ver la primera prueba gráfica de que los venezolanos deportados se encuentran con vida. David Smolansky publicó los videos en su cuenta de Twitter y varios periodistas que hacen cobertura del hecho también confirmaron la veracidad del material.

Smolansky reiteró que el gobierno de Trinidad y Tobago tiene que dar protección a estos venezolanos y «garantizar la reunificación de las familias». Vale recordar que en el grupo de personas que fueron deportadas el domingo 22 de noviembre hay 16 niños, quienes fueron separados de sus padres. Los vehículos empleados para la deportación son dos lanchas que no cuentan con la seguridad necesaria para garantizar las vidas de las personas a bordo.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) mostró su preocupación por la acción realizada por el gobierno trinitense y exhortó a las autoridades a permitir el regreso de los venezolanos y brindar la protección necesaria para estas personas.

Mientras tanto, la defensora legal de los 16 niños venezolanos en Trinidad y Tobago, Nafeesa Mohammed conversó con Efecto Cocuyo y dio detalles sobre la deportación de los criollos. La letrada indicó que los venezolanos fueron embarcados en “dos piraguas sin registro y sin nombre y los escoltaron desde aguas de Trinidad hasta aguas de Venezuela. Esto es muy preocupante”. Además, mencionó que el menor de los niños tiene apenas 4 meses de edad y que hay infantes de 2, 5, 7, 11 y 12 años de edad.

Venezolano Angelo Torrellez ahora es conocido en Perú como «el héroe de Abancay»

En agosto de 2020, el caraqueño Angelo Torrellez Pacheco decidió dejar Colombia y continuar su periplo como migrante. Colombia, según cuenta, ya no le ofrecía suficientes oportunidades laborales. Su opción, en medio de la pandemia, fue tomar distintos caminos verdes y cruzar fronteras a través de las trochas para llegar a Perú y así «seguir probando suerte».

A finales de junio, durante la reactivación económica y el reinicio de algunos rubros priorizados por el gobierno peruano, comenzó a trabajar como promotor y vendedor de calzados en una zapatería. Allí logró conseguir una fuente de ingresos, aunque sin un contrato que lo respaldara.

Todo marchaba, como él describió, con bastante normalidad. «Pero el 5 de septiembre, de repente, una nube de polvo en la avenida Abancay, en pleno centro de Lima, nubló todo y yo decidí ir a ver qué pasaba».

Al llegar al lugar, se dio cuenta de que se trataba del derrumbe de una casona. Una vieja estructura de la Lima colonial que colapsó por los años.

La falta de mantenimiento de las estructuras de la época colonial han sido la causa de varios derrumbes en en el centro de Lima. Foto Ojo.pe

Según cuenta, a pesar del panorama, se adentró en medio de paredes que estaban a punto de caer y notó que había personas atrapadas que necesitaban ayuda.

“Cuando llegué al lugar del derrumbe veo que hay gente afuera haciendo nada, y desde adentro se escucha a una persona pedir auxilio…  `¡Ayúdenme!, ¡Ayúdenme!`. Eso me motivó a entrar”, describió el caraqueño.

Angelo denunció ante la prensa peruana lo que consideró como negligencia por parte de los bomberos. Foto Panamericana TV

Ya en medio de las paredes empinadas, se encomendó a Dios. “Señor, me pongo en tus manos. Y entonces empecé a escuchar a la gente que pedía que la sacaran de ahí. Como me di cuenta de que eran muchos, les pedí paciencia. Les dije que la ayuda iba a llegar. Identifiqué el acento de una muchacha atrapada y supe que era venezolana”.

Cuando se acercó a la chica y logró sacarla, después de levantar los escombros que la cubrían, se dio cuenta de que no era una, sino dos personas las que estaban allí.

“Al lado de la chica estaba una peruana que había caído del segundo piso, pero cuando comienzo a jalar las maderas para sacarla, los funcionarios policiales que estaban afueran gritaban que la pared colapsaría y sentí un poco de temor. Una vez afuera, les indiqué a los rescatistas en dónde estaba la chica y dónde más escuché que había personas pidiendo auxilio”.

Angelo llegó al lugar antes que los cuerpos de rescate. Foto Ojo.pe

La denuncia ante los medios

Angelo tuvo que volver a su lugar de trabajo. Recuerda que estaba todo lleno de polvo y habló con su jefe: “Patrón, ¿será que me puedo ir a cambiar y volver?”. Así lo hizo.

Al día siguiente notó la presencia de cuerpos de rescate en el lugar del siniestro y al consultarles qué pasaba, le dijeron que había una persona atrapada.

“Esto pasó por su negligencia. Yo les dije que quedaba gente”, le replicó Angelo al jefe de la misión de rescate. En ese momento denunció lo que había ocurrido con la persona atrapada antes los medios de comunicación que se encontraban cubriendo el rescate, y a las 4 de la tarde regresó a la zapatería.

Recuerda que a la encargada de la tienda no le gustó la iniciativa del venezolano y lo acusó con los dueños del lugar por haberse ausentado de su puesto de trabajo. “Eso fue el principio de un sinfín de contratiempos que detonaron mi despido. Hubo varios desencuentros y situaciones tensas con la encargada hasta que un día me botaron”.

¿Arrepentido?

A pesar de las consecuencias que trajo la decisión de abandonar el puesto de trabajo para salvar vidas, Angelo dice que lo volvería a hacer. “No soy religioso ni fanático, pero creo en Dios, y si él envió a hijo Jesucristo a dar la vida por la humanidad, ¿qué tanto puedo dar yo? Esas personas atrapadas pudieron ser mi mamá mi esposa, un familiar mío. La vida está llena de sorpresas. Sigo teniendo la disposición de ayudar a quien pueda”.

Angelo tiene dos años sin ver a su esposa y a sus hijas: una de 15, otra de 7, una de 6 y unas morochas de 3 años. Actualmente vende caramelos para sostenerse en Perú y enviar remesas a Venezuela.

Pide apoyo para regularizar su estatus migratorio, ya que ha recibido ofertas de trabajo que no ha podido tomar por no estar regularizado y deja su número de celular +51 989 590 741 para toda aquella persona que le pueda prestar apoyo.

Como se recodará, desde el 15 de junio del 2019, el gobierno peruano, en aquel entonces al frente de Martín Vizcarra dispuso que todos los venezolanos que deseaban entrar a la nación Inca debían tener pasaporte vigente y una visa especial.

Sin embargo, el panorama se hizo más complejo desde el cierre de la fronteras aéreas y terrestres en marzo cuando se clausuraron todos ingresos y todas las personas que llegaron en ese periodo, tienen una calidad migratoria irregular y deben ponerse a derecho con el nuevo Carnet de Permiso Temporal de Permanencia que podrá ser tramitado apenas se publiquen los requisitos en el diario oficial El Peruano.

Periodistas y medios de comunicación difundieron la situación de la que fue víctima el migrante venezolano

Informalidad en Perú

Para finales de septiembre del 2020, el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) manejaba una tasa de informalidad laboral del 65%, lo que significa que el trabajador no está protegido ante un despido arbitrario.

Foto Gestión.pe

En este sentido, la Superintendencia Nacional de Fiscalización posee mecanismos para denuncias anónimas, en caso de maltrato laboral. No obstante, el colaborador, si es extranjero, debe tener una condición migratoria regularizada para que el Estado lo pueda proteger.  

Reportaje transmitido por Panamericana Televisión

¿Cómo obtener la residencia permanente y el carnet de extranjería en Perú?

Los venezolanos que residen en el Perú y que fueron alcanzados por la Residencia Especial que brindó el Permiso Temporal de Permanencia, al año siguiente deben cambiar obligatoriamente su calidad migratoria a residente permanente para poder obtener el Carnet de Extranjería. El trámite lo deben realizar 30 días antes del vencimiento de la primera calidad migratoria.

Con esta calidad migratoria y el nuevo documento, un extranjero tiene más oportunidades para realizar actividades de índole laboral, económico y hasta académico.

El trámite de la residencia permanente es similar al de la residencia temporal. En este caso, el ciudadano venezolano en Perú debe demostrar que no tiene cuentas pendientes con la justicia dentro y fuera del territorio peruano, para ello debe presentar:

1. Formulario F-004.

  • 2. Constancia de no tener antecedentes policiales, penales y judiciales. Cada uno de esto trámites, antes de la pandemia se podían realizar en comisarías seleccionadas y en las sedes zonales del poder judicial, pero desde la pandemia se deben tramitar por Internet. Es importante mencionar que cada trámite un costo que se paga por separado.
  • 3. Copia del PTP

Siguiente paso

  • Pagar la suma de S/117.60 en el Banco de la Nación indicando el código 1814, o en pagalo.pe, por el derecho a la gestión.
  • Ingresar a la página de Migraciones y reservar una cita online. Buscar cambio de calidad a residente permanente.
  • Acudir a la cita en la sede principal de la Gerencia de Servicios Migratorios en Lima, Prolongación Av. España 734, Breña, o una de las jefaturas zonales. Con los documentos indicados en el apartado requisitos y la constancia de la cita. Allí recibirá el código de un expediente para hacer seguimiento de tu trámite.

Luego, Migraciones evaluará la solicitud y tendrás la Calidad Migratoria de Residente en 60 días. Si hay observaciones, enviarán a tu correo electrónico para que las subsanes.

El trámite del carnet de extranjería

Con la calidad migratoria de residente permanente se debe proceder a la solicitud del carnet de extranjería.

Lo primero es inscribirse en Registro Central de Extranjería siguiendo en la siguiente ruta:

  • Pagar en el Banco de la Nación por derecho de trámite cuyo valor es S/. 49.90.
  • Encontrarse dentro del territorio nacional y en situación migratoria regular.
  • El Cambio de Calidad Migratoria aprobada.

Al completar todos los requerimientos exigidos a través de la web de Migraciones, se le asignará un día para el recojo de su documento.

Junior Ramírez, repartidor agredido en Lima, acude a la justicia. «No quiero que a otros les pase lo que a mí»

Junior Ramírez, migrante venezolano en Lima, no quiere que otra persona sea agredida como lo fue él. El joven de 23 años fue insultado verbalmente por el abogado Guillermo Estuardo Miranda North, al momento de llevar un pedido del aplicativo Rappi, para el cual trabaja.

La agresión se viralizó. Junior recibió comentarios y acciones de apoyo, también recibió respaldo del aplicativo Rappi en Perú, incluso su agresor ofreció sus disculpas, pero el muchacho decidió que su caso quede en manos de la justicia.

Y es que, asesorado por los abogados de la embajada nombrada por la Asamblea Nacional, el joven denunció lo ocurrido ante la Comisaría de Miraflores y, con las pruebas que registró en su celular, se abrió una investigación al ciudadano Miranda por presunta xenofobia.

“No sé qué viene, ni qué procede, lo que sí estoy seguro es que no descansaré hasta que se haga justicia. No quiero que a otra persona le pase lo que a mí, por eso no me quedé callado”, expresó el joven.

Ramírez cuenta que es normal que los clientes expresen molestias cuando el pedido no llega como ellos esperaban, pero esa fue la primera vez que alguien lo humillaba. “Es algo que no estoy dispuesto tolerar, no es lo que me enseñaron mis padres. Él (Guillermo Miranda) se me acercaba como queriéndome golpear, pero yo lo esquivé”, agrega el joven oriundo del estado Táchira.

Viralización del video 

El joven explica que, al ser agredido, lo único que se le ocurrió fue grabar, en vez de responder al cliente por miedo a perder empleo y su siguiente acción fue alertar a sus compañeros repartidores para que tuvieran conocimiento de lo ocurrido.

“Lo pasé en un grupo de WhatsApp de mis compañeros repartidores que me expresaron todo su respaldo. Luego, ellos lo empezaron a difundir y cuando vi, todo el mundo sabía lo que me había pasado. Me llamaban para preguntarme si estaba bien y todo eso”.

El video también llegó a los medios de comunicación que se hicieron eco de lo ocurrido e hicieron notas periodísticas en rechazo al trato discriminatorio que recibió el joven venezolano.

En otro video, pero ahora difundido por el propio agresor, intentó enmendar el error cometido: “Yo personalmente quiero pedirte disculpas por hacerte sentir tan mal. No hay razón que pueda justificar mi actitud, ni los problemas por los que estaba pasando, ni toda esta preocupación de la pandemia es excusa para que yo te haya hecho sentir de esa manera”, dice en el video.

Expresa que se siente arrepentido por lo ocurrido. “Te pido nuevamente disculpas públicas, de corazón. También pido disculpas a quienes se vieron aludidos con esta deplorable actitud. No existirá ninguna justificación para lo que hice”, agrega.

Ante esta situación, Ramírez responde: “él pretende que yo le dé una repuesta inmediata de lo que pasó hace solamente un día. Todo eso que él dijo no se borra de la noche a la mañana”, enfatiza el joven de 23 años.

La respuesta de LATAM

Este jueves 19, Miranda fue captado intentando salir del país y, a pesar de que no existe un impedimento de viajes, la aerolínea Latam le negó el embarque y públicamente expuso sus razones:

«En base a la reciente información difundida en diversos medios de comunicación, en donde se menciona que el señor Guillermo Miranda North estaría saliendo al exterior en unos de nuestros vuelos, queremos informar que, según nuestras normas de seguridad operacional, nos reservamos el derecho de embarque de todo aquel pasajero que pueda perturbar la debida tranquilidad y adecuada operación de los vuelos”, señala.

El profesional de las leyes tenía como destino la ciudad de Los Ángeles en Estados Unidos y, luego, de la imposibilidad de abordar el vuelo trató de comprar boletos en otras aerolíneas, que también le negaron la posibilidad de salir del país.

El día después

Luego de toda la exposición a la que estuvo sometido, Junior Ramírez volvió a trabajar. Se siente tranquilo y unas de las razones es que habló con su mamá. “Ella se siente indignada con todo lo que paso pero, también orgullosa porque hice lo correcto. ¡Denuncié!».

Ramírez invita a todas las personas que han estado en su lugar a que también denuncien a sus agresores y de esta manera evitar que continúe el circulo.

Por otra parte, el aplicativo para el que trabaja también le ofreció su respaldo y acompañamiento legal en todo lo que necesite.

Primeras sanciones

La municipalidad de Miraflores, el distrito donde ocurrieron los hechos, procedió a sancionar al agresor con 4.300 soles, informó el alcalde el alcalde Luis Molina quien precisó que esta multa se da en aplicación de las ordenanzas 437 y 480 de esta jurisdicción.

Asimismo, informó que la Procuraduría Municipal pondrá en conocimiento de los hechos a la Fiscalía para los fines correspondientes.

De igual manera, presentó una denuncia contra Guillermo Miranda North ante el Ministerio Público por el delito de discriminación en agravio del joven trabajador.

«El que pasa sin permiso a Venezuela, lo castigan»

Yo estaba en Perú y no era migrante, solo estaba visitando a mi hija porque acababa de convertirse en madre. Estuve más de un mes esperando una repuesta de la aerolínea y nada pasó, así que mi esposo y yo decidimos volver por tierra y pagado por cada tramo, con todos los riesgos que eso implicaba”. Así comienza a contar la historia Irene Guzmán* de cómo ella y su esposo, Cristobal Hernández, iniciaron lo que sería el costoso viaje que hicieron entre junio y julio de 2020. en medio del cierre fronterizo que aún mantienen los países que separan al Perú de Venezuela.

Así, en medio del cierre fronterizo que aún se mantiene en la región por la crisis sanitaria, los esposos comenzaron a gestionar los contactos para los transportes privados. Tras haber logrado el propósito del viaje, retornar a Venezuela, pueden sacar cuentas. Fueron, según relatan, 2.000 dólares que destinaron a los transportes privados. Pasaron por cada frontera a través de caminos irregulares y hoy dicen: agradecen a Dios la fortuna de estar sanos y salvos en su casa para poder contarlo.

“En un momento, le dije mi esposo que había que tomarnos la decisión lo más ´light´ posible, que lo viéramos como una aventura. De hecho, en nuestras familias nos decían que yo era Valentina Quintero, la del programa que recorría toda Venezuela y mi esposo el actor Harrison Ford”.

De trocha en trocha

Salieron el sábado 6 de junio de Lima en una gandola y llegaron la mañana del lunes 9 junio a la ciudad fronteriza de Tumbes. «A las 3 de la tarde nos encontramos con el trochero, a quien previamente habíamos contactado por Facebook. Por esa vía fue que coordinamos la hora y el punto de salida», cuenta Irene.

El recorrido para salir del Perú es de aproximadamente 1271.5 km kilómetros. Captura Google Maps.

“Empezamos a cruzar como a los 9 de la noche de ese 9 de junio. El trochero nos paseó por una plantación de cambures y el camino era tan difícil de andar que me salieron llagas en los pies, pues las matas tenían puyas que hicieron burbujas, era muy incómodo”, describe Irene.

Algunos caminantes se han lesionado dentro del sembradío de plátano por lo irregular del camino. Foto cortesía.

Después atravesaron por un río de aguas negras durante la madrugada: “Nos tocó ir por la parte más honda y terminé resfriada”. Durante la mañana del 10 de junio ya estaban en Huanquillas, Ecuador.

Después de un descanso, salieron en una camioneta vans hasta la ciudad de San Gabriel, situada en la provincia del Carchi, a tan solo 40 kilómetros de la frontera de Colombia. Por ese recorrido pagaron 400 dólares y por un tramo adicional de 40 dólares, los dejaron en Rumichaca a las puertas de lo describen como su segunda trocha del viaje.

“No sé si en esos 400 dólares estaba el paso por la trocha, pero el muchacho nos acompañó y cargó las maletas. A mí me pareció demasiado fuerte porque esa noche el ejército estaba tumbando los palos que formaban el camino para pasar. Estaba muy asustada, además de las subidas y bajadas, pasamos por otro río y las piedras estaban babosas”.

El recorrido estimado para atravesar el Ecuador es de 1680 kilómetros.

Irene reconoce que decidió darle una recompensa de 15 dólares. “Sé que no se trata de un trabajo legal. Quizás sí sean careros, pero la situación te lleva a utilizarlos”, describió.

De ese tramo, ella también recuerda la valentía de un niño que iba en el grupo con su mamá y siempre se mantuvo tranquilo, a pesar de aquel panorama. «Es una experiencia traumática, imagínate para un niño», reflexionó Irene.

Los tramos más difíciles de la trocha Ecuador-Colombia
Los tramos más difíciles de la trocha Ecuador-Colombia. Archivo Venezuela Migrante.

Colombia, el país donde más tuvieron contratiempos

Durante los primeros días de junio, Nicolás Maduro acusaba a los migrantes de ser las armas infectadas que esparcían el coronavirus y eran enviadas por el presidente de Colombia Iván Duque para sabotear su gestión.

Para atravesar Colombia se necesita recorrer un aproximado de 1417.7 km.

Esas declaraciones generaron preocupación en los esposos, pero no los desviaron de su plan. “Sí, sé las restricciones, pero si me toca seguir pasando por trochas, lo hago. No me ha pasado nada. No tengo síntomas de Covid, me siento bien”, dijo Irene en un audio enviado durante el trayecto cuando tuvo acceso a Internet.

A mediados de junio ya estaban en Ipiales, una ciudad fronteriza de Colombia. «Lo primero que hicimos fue ponernos en contacto con los trocheros que nos habían recomendado«.

Lo que siguió fue lo que llamaron «un sinfín de contratiempos». «Como pudimos, llegamos a Cali y pasámos las noches en hoteles. Pagamos un boleto de bus hasta Cúcuta que nunca salió. Luego nos cobraron 120.000 pesos en taxi para poder llevarnos a esa ciudad pero, cuando pasamos por Bogotá nos llevamos un susto porque estaba lloviendo, la carretera estaba mojada y el carro, dio tres vueltas tratando de frenar, pero no pasó nada”, relató Irene.

La última frontera

El 17 junio llegó el momento decisivo. Estaban en La Parada y debían prepararse para lo que se convertiría en el tramo más «peligroso de todo el camino», según el testimonio de los esposos.

Allí recibieron advertencias de quienes también harían el recorrido. No podía debían llevar maletas en exceso y tampoco pertenencias que evidenciaran que estuvieron más allá de Colombia. También les dijeron que debían borrar todo registro gráfico que delatara su verdadera procedencia y, muy importante, no mirar a nadie a la cara.

“Dejamos una maleta con ropa que nuestra hija nos había regalado. Teníamos atún, cacao hasta la crema dental porque sabíamos que nos revisarían todo… Nos vimos obligados a rehacer el equipaje y en un maletín de mano metimos pantalones bien enrollados a los que les había quitado la etiqueta de Made in  Peru”.

También les dijeron que hicieran unas compras locales para despistar. «Gastamos aproximadamente 40 dólares en puras cosas de comer con marcas colombianas. Nos dijeron que compráramos y si nos llegaban a preguntar solo teníamos que decir habíamos pasado a buscar alimentos. De todas las trochas en la que pasé más trabajo y me llevé la peor sensación fue en la de Colombia-Venezuela. Ver personas con ametralladoras y capuchas fue horrible. Una cosa es contarlo y otra vivirlo”, relató Irene.

A la pareja también le habían explicado que para transitar por las trochas se necesita permiso y que, quienes vayan por allí sin tenerlo son castigados. “A un trochero que cruzaba migrantes lo agarraron y lo amarraron como sanción, pero cuando son personas las que van por allí solas, corren en el riesgo de que los envíen a los refugios de Maduro».

«El último susto»

Irene relató que cuando llegaron a San Antonio del Táchira fueron llevados a una vivienda para que hicieran una pausa, pero no alcanzaron durar mucho tiempo allí.

Los últimos 799.2 km que recorrió la pareja fueron dentro de su país. Captura Google Maps.

“Al trochero le pasaron el dato de que el consejo comunal sabía que habíamos llegado por la trocha y venían por nosotros. Nos sacaron de ese lugar para llevarnos a otra casa y todo fue muy traumático porque después nos costó varios días para salir de esa zona”, rememora.

Por ese periodo, la pareja había perdido la cuenta del número de días que llevaba rodando. Pero el 23 de junio, consiguieron un taxi que los llevó a un área más céntrica de San Antonio del Táchira y lograron descansar a medias.

Al día siguiente consiguieron otro taxi que les cobró 330 dólares hasta Barquisimeto y con un adicional de 30 dólares los llevó hasta Acarigua, donde los esperaba un hermano de Irene.

Después de unas semanas, el 1 de julio ya estaban sanos y salvos en su casa en el estado Miranda. Al llegar, ellos se autoconfinaron por unos días antes de reunirse con el resto de sus familiares.

Hasta la fecha, mantienen bajo silencio toda la travesía, pues siguen temiendo de que alguien tome acciones contra ellos.

Esta pareja forma parte de los 31 mil venezolanos que retornaron a su país por los «caminos irregulares», como lo definió la Defensoría del Pueblo en un informe divulgado en agosto, en el que mostró la situación de vulnerabilidad de esa comunidad migrante en el Perú.

  • * Los esposos mirandinos decidieron no revelar sus identidades para evitar persecuciones del régimen de Maduro