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Cápsula Migrante, un proyecto por y para la comunidad migrante

Cápsula Migrante es un proyecto periodístico fundado por los periodistas venezolanos, Héctor Villa y Pierina Sora, que residen en Lima, Perú. Nació en medio de la cuarentena con el objetivo de informar, escuchar y empoderar a estas comunidades migrantes con información breve y de servicio.

De acuerdo con datos de la plataforma para refugiados y migrantes, en Perú hay más de 830 mil venezolanos. Esta es la mayor comunidad de migrantes en el país. A través de sus tres áreas ofrecen información de servicio a esta población:

Cápsula Migrante: un resumen semanal que se publica los lunes a la 8 de la mañana y presenta las cinco noticias más importantes que están relacionadas con esta población migrante.

Cápsula Extra: resumen que se publica  martes y jueves con información de servicio, desde cómo tramitar documentos migratorios hasta consejos del día a día.

Migrante Emprendedor: video donde se reflejan los emprendimientos de los venezolanos en Perú.

Nuevos proyectos para los migrantes

Además, están trabajando en un newsletter, en el que incluirán voces de especialistas en temas de migración, ideas, convocatorias, críticas. Esperan mostrar puntos de vista sobre cómo los medios de comunicación incluyen y tienen un alto impacto en los países de acogida y en los refugiados y migrantes que llegan. Además información de valor para periodistas interesados en estos temas.

Desde el mes de septiembre, Cápsula Migrante pasó a ser el primer proyecto incubado por Factual y Distintas Latitudes y se encuentran en un proceso de crecimiento. Por ello han diseñado esta sencilla encuesta, para que el equipo de Cápsula Migrante pueda conocer qué le preocupa e interesa a la comunidad migrante, incluidos los comunicadores sociales y periodistas, además de saber de qué manera pueden organizar mejor los recursos que se distribuyen semanalmente en sus canales.

Aquí puedes llenar el formulario que no tomará más de cinco minutos.

Médicos Sin Fronteras atiende a venezolanos retornados

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La organización médica y humanitaria, Médicos Sin Fronteras (MSF) presta atención especial a los venezolanos que vuelven a su país en medio de la pandemia por la COVID-19. El grupo de MSF en Venezuela se enfoca, principalmente, en atender el tema de agua y saneamiento para garantizar el acceso al agua y así prevenir enfermedades.

MSF brinda asistencia, especialmente, en el estado Táchira que es el punto de entrada de los venezolanos retornado de Colombia y otros países de Sudamérica.

Más de cien mil venezolanos han retornado a su país durante la pandemia por el nuevo coronavirus

El trabajo de Médicos Sin Fronteras con los venezolanos retornados

Médicos Sin Fronteras (MSF), en conjunto con las autoridades municipales y estadales, brinda asistencia a los venezolanos que regresan a su país y se hospedan momentáneamente en estos centros de cuarentena obligatoria, especialmente el área de agua y saneamiento, para dar acceso a agua potable y prevenir enfermedades comunes. “Una de las patologías más frecuentes que el equipo médico de MSF encontraba en los PASI eran las diarreas y en este sentido, era necesario mejorar las condiciones de higiene, a través del acceso al agua potable”, explica Verónica Pérez, parte del equipo médico de MSF en Táchira.

La asistencia principal de MSF es en el tema del agua y el saneamiento

En todo el estado, MSF ha brindado apoyo a 16 diferentes PASI a través de la instalación de sistemas de acceso de agua potable y donación de materiales para control de infecciones, pastillas para desinfección del agua y medidores de cloro residual. También a través de la construcción de duchas y bateas para la higiene personal, la reestructuración y acondicionamiento de baños, la dotación de implementos de cocina para el personal encargado de la alimentación en cada una de las estructuras, entrenamientos sobre manipulación de alimentos y medidas de higiene y finalmente, jornadas de promoción de salud para promover las normas de higiene dentro de los PASI y evitar enfermedades.

Los venezolanos retornados cuentan con varios puntos de agua para beber y asearse

A esta fecha son más de 100.000 los venezolanos que han decidido cruzar la frontera de vuelta. La mayoría de ellos, lo han hecho caminando, desde diversos lugares de Sudamérica. Las historias son diversas: Cristian tiene 22 años, trabajaba como repartidor de comida y regresó a Venezuela pedaleando desde Bogotá cuando se quedó sin trabajo en el marco de la pandemia; Daniela* de solo 14 años emprendió su camino de dos meses a pie para regresar a casa y reencontrarse con su madre, quien había partido unos días antes a causa de una pérdida familiar; y Deyanina de 26 años, decidió cruzar de vuelta a su país desde la fronteriza ciudad colombiana de Cúcuta, una vez que perdió su empleo como manicurista en una peluquería que cerró en medio de la actual crisis de salud.

Cristian pedaleó desde Bogotá hasta la frontera

Los tres cruzaron la frontera colombo venezolana el mismo día y, tras pasar los chequeos epidemiológicos del lado venezolano, fueron llevados al PASI Fútbol Sala, antes un complejo deportivo ubicado en San Cristóbal. Allí se conocieron y decidieron pasar juntos sus cuarentenas. Hoy se sienten prácticamente familia. Juntos se sienten más cerca de su hogar.

Fotos: Verónica Ravelo para MSF

Venezolanos en Colombia: conozca los requisitos para tramitar el PEP

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El pasado 7 de octubre, la Cancillería de Colombia anunció, a través de la resolución 2359, el inicio de una nueva jornada de Permiso Especial de Permanencia (PEP). Este es un documento que creó el gobierno de Colombia, desde hace al menos tres años, para regularizar el estatus migratorio de venezolanos en el país vecino. El PEP se otorga por un periodo de noventa días calendario, prorrogables por períodos iguales, sin que exceda el término de dos años.

De esta manera, aseguran las autoridades colombianas, el ciudadano venezolano podrá  ejercer cualquier actividad u ocupación legal en el país, según reza el decreto 5797, que hizo público tal medida el 25 de julio de 2017. Sin embargo, en la actualidad, hay empresas que aún no contratan con este documento.

Durante estos tres años, al menos tres veces se ha establecido el lapso para que los venezolanos en la nación opten al PEP. El más reciente había sido el decretado en la Resolución 0240 del 23 de enero de 2020 de la Cancillería colombiana, que esperaba beneficiar al menos 200.000 connacionales. En ese entonces estaba dirigido a aquellos ciudadanos venezolanos que entraron a Colombia antes del 29 de noviembre de 2019, sellando su pasaporte.

Ahora, este nuevo lapso anunciado por las autoridades colombianas aplica para todos aquellos ciudadanos venezolanos que hayan ingresado a territorio colombiano antes del 31 de agosto de 2020. 

La nueva jornada de trámite no tiene costo e iniciará desde este jueves 15 de octubre de 2020 y se extenderá hasta el día 15 de febrero de 2021.

Los venezolanos interesados deberán ingresar de forma gratuita en la página web de Migración Colombia y buscar la  sección «Venezuela»  para posteriormente diligenciar el formulario que aparece en la opción PEP, con su fecha de nacimiento, su número y tipo de documento.

Requisitos para optar al PEP

  1. Haber entrado a Colombia de manera regular sellando pasaporte hasta el día 31 de Agosto del 2020.
  2. No tener vigente, cancelado o vencido un Permiso Especial de Permanencia (PEP) o un  PEP-RAMV (Registro Administrativo de Migrantes).
  3. No tener el Permiso Especial de Permanencia para el Fomento de la Formalización (PEPFF).
  4. No tener orden de expulsión del país.
  5. No tener antecedentes penales.
  6. No importa si su pasaporte o prórroga está vencido o a punto de vencer, puede tramitar PEP. 
  7. No importa si su estadía está vencida, puede tramitar PEP, siempre y cuando hayas sellado pasaporte hasta el 31 de Agosto de 2020.

¿Quiénes no pueden tramitar PEP?

  1. Quienes tienen una visa.
  2. Quienes hayan llegado desde el 1 de septiembre del 2020 en adelante.
  3. Quienes no hayan sellado pasaporte.
  4. Quienes hayan entrado de manera irregular con solo TMF (Tarjeta de Movilidad Fronteriza), solo cédula o cualquier documento diferente al pasaporte sellado.
  5. Quienes tengan salvoconducto y no tengan pasaporte sellado en la fecha indicada en el post.
  6. Si sellaste el pasaporte de salida de Colombia antes del 31 de agosto y no sellaste entrada de nuevo.

¿Visa o PEP?

El Permiso Especial de Permanencia (PEP) fue creado, según decreto 5797,  en consideración de la política de la Región y del Gobierno de Colombia a fin de “garantizar la seguridad y el respeto de los derechos de nacionales y extranjeros mediante la creación de un instrumento que permita al Estado colombiano preservar el orden interno y social, evitar la explotación laboral y velar por el respeto de la dignidad humana”.

La autoridad migratoria podrá cancelar el Permiso Especial de Permanencia (PEP), cuando se presente uno o varios de los siguientes casos: 1) Uso inadecuado del Permiso Especial de Permanencia (PEP). 2) Infracción a la normatividad migratoria. 3) Verificaciones posteriores al registro inicial, que den cuenta de infracciones al ordenamiento jurídico colombiano. 4) Salir y permanecer fuera del país por un término superior a noventa (90) días calendario. 5. Cuando se considere inconveniente la presencia del extranjero en el territorio nacional.

Del mismo modo, la Resolución 2359 con fecha del 29 de septiembre de 2020 aclara que el Permiso Especial de Permanencia “expirará automáticamente sin que medie pronunciamiento alguno de la autoridad migratoria, cuando a su titular le sea autorizada visa de conformidad con la normativa vigente”.

Actualmente, según datos de Migración Colombia, residen en el país vecino cerca de 1.731.017 ciudadanos, el 44% en condición regular y el 56% en condición irregular.

Además, son al menos 200 turistas venezolanos los que debido a la pandemia del COVID-19 quedaron atrapados en el país vecino, a la espera de la reapertura de vuelos comerciales internacionales en Venezuela, uno de los pocos países que en casi siete meses no ha abierto sus aeropuertos.

En ese sentido, el pasado viernes 9 de octubre, el Director de Migración Colombia especificó que aquellos venezolanos que estén en condición de turistas deberán tramitar su PEP sólo si están interesados en permanecer en Colombia. De lo contrario, deberán tramitar prórroga de visa de turista, una vez haya expirado el lapso inicial de estadía máxima que en principios son 90 días. Recordó que debido a la emergencia sanitaria los tiempos de estadía en Colombia quedaron congelados desde el 13 de marzo y se retomarán a partir del 1 de noviembre. En tal sentido, exhortó a realizar el cálculo de los primeros 90 días de estadía como turista para tramitar o no la prórroga de visa.

El queso de mano: la nostalgia de un migrante venezolano y su motor para emprender

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La añoranza y la nostalgia, aunque algunos las intenten evadir, viajan en la maleta de quien emigra. El paladar también parece tener memoria y evoca, de a ratos, lo que antes era cotidiano y que ahora luce como un privilegio: el sabor y la textura de un queso venezolano.

Resulta difícil encontrar en el exterior la textura y el sabor del queso venezolano

De mano, telita o guayanés, es la constante evocación de muchos venezolanos en el exterior. Mauricio Anuel es uno de ellos. Emigró en 2010 a Estados Unidos, pues a su esposa le ofrecieron un trabajo. Desde ese momento, explica, le tocó deslastrarse de todo aquello que había logrado.

“Nosotros nos vinimos por la situación política de ese entonces, cuando estaba Chávez. Mi hija mayor tenía 15 años y la menor tenía casi 6. No teníamos certeza si la situación mejoraría. Un primo de mi esposa, que es odontóloga, nos dijo que había una oportunidad. Yo tuve que dejar una carrera de 13 años como corredor de seguros. A mí me iba muy bien. Pero tuve que hacer muchos sacrificios. Yo no me vine tanto por mí. Yo estoy aquí por mis hijas: para que ellas tuvieran una mejor oportunidad en un país que le abriera las puertas”, dice con determinación.

“Te sientes mal cuando vienes porque ya no eres lo que tú eras. Es empezar de cero. Cuesta mucho asimilarlo”, agrega.

Aunque por la visa de trabajo de su pareja estuvo legal, los primeros cinco años estuvo desempleado, esperando que se tramitara con éxito su residencia.

“Yo me metí debajo de casas para instalar aislantes de temperatura, monté cerámica. De vez en cuando un amigo me daba trabajo en construcción, pero no era regular. Habré trabajado unos nueve meses durante esos 5 años”, señala Mauricio y explica que mientras tanto se abocó al cuidado y atención de su hija menor.

Pese a que en 2015 consiguió un trabajo en la venta de automóviles, la pandemia del Covid-19 alteró sus planes y volvió a quedar desempleado. Fue entonces cuando retomó lo que desde antes había sido una inquietud y un interés: la cocina.

Un queso llanero en Portland

“¿Dónde me puedo comer un queso de mano?”, “¿Cómo hago un queso venezolano lo más cercano al que me comía?”. Esas fueron las dos preguntas que lo motivaron para poner en marcha su proyecto de emprendimiento en Estados Unidos, a unos 6554 kilómetros lejos de su natal Caracas.

“¿Cómo hago un queso venezolano lo más cercano al que me comía?”, se preguntó Mauricio.

“Acá en Portland no los consigues en ningún lado. No hay ninguna empresa que los tenga. A menos que los traiga por FedEx, pero sale muchísimo más caro”, explica.

Mauricio, de 51 años, siempre se mostró interesado en la cocina. En Venezuela, explica, solía dedicarse a la pesca submarina. “Yo pescaba muchos meros, pargos, langostas, pulpo. Y entonces grababa muchos programas de cocina en VHS. Llegó un momento que tenía como 5 o 6 cassettes llenos de programas y empecé a cocinar con lo que pescaba”.

Estudió en el Centro Venezolano de Gastronomía y ahora, con los conocimientos que adquirió, decidió hacer queso venezolano de manera artesanal, aunque sorteando las restricciones en el país que lo alberga desde hace diez años. “Acá hay muchas leyes de higiene. No como en Venezuela que cualquiera te hace lo que sea y en donde sea. Aquí eso no se puede. Hay muchísimas normas de control de calidad”, dice.

Estudió en el Centro Venezolano de Gastronomía y ahora en Portland hace queso venezolano

El secreto

Para Mauricio, no hay recetas específicas para hacer un buen queso venezolano. Se trata de técnica. Sin embargo, confiesa que resulta fundamental el tratamiento que se le dé.

 “Para mí, el ingrediente principal es el suero que resulta de un queso que se haya elaborado con anterioridad y que separas de la cuajada. Ahí viene la receta. Porque eso le aporta una acidez y unas bacterias que están en el suero del queso que tú elaboraste. Si tú no le agregas eso, estarías haciendo un queso centroamericano y no venezolano”, señala.

Además, agrega, que la leche también es clave en la elaboración, aunque es un reto conseguirla y abaratar los costos de producción, pues la leche cruda, con la que debe trabajar, resulta más cara que la pasteurizada.

“La ley aquí no permite que hagas quesos frescos con leche cruda de vaca, como pasaba en Venezuela. La única manera que tú puedas vender así es que ofrezcas quesos que hayas madurado al menos 60 días y eso no es un queso venezolano, que es un queso fresco”, dice.

Para hacer queso es fundamental la leche cruda de vaca

La leche cruda, que compra al detal, cuesta alrededor de 10 dólares y, según explica,  para empastelar se necesitan al menos dos galones para hacer un kilo de queso. 

“Es una leche de granja, fresca de vaca. Yo trabajo con leche pasteurizada no homogenizada. Con este tipo de leche puedes sacar los hilados como guayanés, de mano, telita, trenza; esos no lo sacas con todo tipo de leche. También puedes sacar de pronto un queso duro o semiduro”, explica.

Mauricio vende queso duro, guayanés, telita, de mano y palmizulia.

Aunque su proyecto inició en plena pandemia, asegura que por su correo electrónico y entre gente cercana ha vendido quesos guayanés, telita, de mano y palmizulia.

“Es muy difícil entrar en el mercado con los costos que deben tener. A muchos les cuesta entender los costos de un producto. Para hacer un queso debes tomarte tu tiempo. Mínimo son 6 horas. Y aquí la gente gana por horas. El sueldo mínimo está como en 13 dólares la hora. Por lo que en un trabajo formal haría unos 80 dólares en 6 horas; mientras  que con un queso te vas a ganar unos 16 dólares. El truco está en hacerlo en grandes cantidades. Lo bueno dentro de lo malo es que estoy en un lugar donde no lo consiguen en otro lado”, agrega.

Mauricio invierte al menos 6 horas en producir un queso venezolano

Por ahora, dice que trabajará  en invertir y comprar un par de ollas más grandes para así tener más capacidad y atender la demanda. Así, con más clientes, espera reunir el dinero suficiente para tener un espacio exclusivo.

“Tener una fábrica es complicado. Cuestan entre 100 mil y 150 mil dólares. La única manera que tienes  para iniciar un negocio de producción de queso es buscar a una personas que tenga ya la  fábrica establecida y que esta persona la alquile”.

Ahora, cuando Mauricio ve su historia en perspectiva no duda en asegurar que los sacrificios han valido la pena. No obstante, confiesa que la muerte de su papá a los dos meses de él haber emigrado y, ocho años después, la muerte de su hermana han sido los golpes más duros con los que ha lidiado. 

Mauricio es uno de los 422 mil connacionales que están en Estados Unidos, el tercer país con más migrantes venezolanos.

Pero mientras que para Mauricio es fundamental el suero en la elaboración del queso, también dice que para quien emigra resulta importante adaptarse: “Cuando uno emigra, uno tiene que estar dispuesto a absorber nuevas experiencias y aceptar el cambio, porque si tú estás aquí pensando en el pasado no vas a estar feliz, ni aquí ni allá. Tienes que aprender a soltar ese lastre. El mensaje es que no desistan, que trabajen duro y estén dispuestos a trabajar en lo que salga. Luchar y nunca desistir”.

¿Cómo pueden los periodistas tender puentes con las comunidades de acogida?

El mayor éxodo en la historia reciente de América Latina. Las dificultades, pero también las buenas historias de los migrantes y refugiados venezolanos fue el tema a tratar, el 9 de octubre, en la nueva emisión de la conferencia Desplazamiento y Diálogo, dirigido por la Deutsche Welle Akademie. En esta ocasión contó con la participación de Luz Mely Reyes, periodista fundadora de Efecto Cocuyo y coordinadora de Venezuela Migrante.

En medio de este escenario, con más de cinco millones de venezolanos en el extranjero, los periodistas también tienen un reto: «¿Cómo pueden tender puentes con las comunidades de acogida?». Es una tarea que se debe desarrollar, a juicio de Reyes, y que ha sido uno de los enfoques los proyectos de Venezuela Migrante y Puentes de Comunicación.

«Durante 2020, DW Akademie, Puentes de Comunicación y Efecto Cocuyo han entrenado más de 60 periodistas que viven en los países que han alojado a la mayoría de los refugiados venezolanos. Estamos enseñándolos a entender la crisis, pero también de crear el espacio para contar de diferentes maneras las historias de los migrantes y refugiados venezolanos», explicó Reyes.

Con las cifras actuales sobre la migración puede entenderse que sobran las historias. Pero antes, para garantizar una buena cobertura de migración, los periodistas deben establecer una relación de contacto con los personajes. En este caso, los migrantes.

Historias positivas

«Quieren que contemos historias positivas, que usemos las palabras adecuadas y que expliquemos su contexto», dijo Reyes al ser interrogada por Magnus Kossmann, coordinador de proyectos de DW Akademie, sobre lo que esperan los migrantes de las coberturas periodísticas.

Reyes mencionó la historia de Nathali, una madre venezolana con cuatro hijos que tuvo que salir de Venezuela porque los recursos ya no le eran suficientes para mantener a su familia. Para lograrlo, salió desde Maracay, estado Aragua, hasta Lima, Perú, en un viaje en autobús de casi una semana que logró pagar con ayuda de amigos.

«Buscamos la manera de que cada historia que se presente con una dificultad, se presente también como una oportunidad para mejorar la calidad de vida de los migrantes y de las comunidades. Siempre rescatamos lo positivo y las ventajas que nos pueden dar en nuestros países de acogida. Detrás de cada dificultad, ¿cuál ha sido la solución?», concluyó Freya León, coordinadora de contenidos de Venezuela Migrante.

Migración Colombia: Venezolanos no inciden en el incremento de la delincuencia en el país

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Este viernes 9 de octubre de 2020, el director de Migración Colombia, Juan Fernando Espinosa, señaló en rueda de prensa virtual que la migración venezolana no incide en el incremento de la delincuencia en el país vecino ya que, de acuerdo a la rigurosidad estadística que maneja, la  participación de éstos no alcanza el 1%.

La autoridad migratoria resaltó que, aunque las fronteras siguen cerradas (en principio, hasta el 31 de octubre),  se está viendo un reingreso de venezolanos al país. “Se está dando de manera tímida, por ahora. Todos por vía irregular”, precisó.

Espinosa adelantó que la próxima semana evaluarán las condiciones de la frontera en Santander y La Guajira para establecer, si es el caso, la reapertura gradual de la misma ya que “es primordial cuidar la seguridad de colombianos y venezolanos”.

Reiteró que se espera que cuando se reabran las fronteras el número de migrantes en el país superen los 2 millones de venezolanos, con un regreso del 80% de los más de 100.000 que salieron debido a la emergencia sanitaria del Covid-19.

Espinosa además advirtió que a diferencia de años anteriores cuando se daba un incremento en la salida de venezolanos, este próximo mes de diciembre proyectan un fenómeno migratorio inverso. Es decir, estiman un mayor ingreso de venezolanos, “debido a la pandemia y la situación actual en Venezuela”, señaló.

Al 31 de julio, que es el último corte, serían al menos 1.731.017 venezolanos que viven en el país. La cifra exacta es de 765.000 en condición regular (44%) y 966.017 (56%) en condición irregular.

La BBC registra la ruta de los caminantes venezolanos durante la pandemia

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Un trabajo publicado por BBC Latinoamérica da cuenta del recorrido de los caminantes venezolanos durante la pandemia de COVID-19. El texto, publicado originalmente en inglés, narra la historia de varios venezolanos que decidieron abandonar el país con muy poco dinero durante la cuarentena que busca frenar la propagación de la enfermedad en Venezuela.

La pieza periodística también cuenta cómo la pandemia ha hecho más “rudo” el camino de los venezolanos que se ven forzados a caminar cientos de kilómetros para llegar a sus ciudades de destino.

Aunque más de 100.000 venezolanos han retornado a su país desde Colombia, las autoridades migratorias de la nación vecina han afirmado que esperan un movimiento masivo de venezolanos hacia Colombia antes de finalizar el año 2020.

Un camino cada vez más complicado para los venezolanos

De acuerdo a los migrantes venezolanos consultados en el trabajo de la BBC, “la ruta se ha vuelto más dura y más peligrosa desde que inició la pandemia”. No únicamente por el hecho de tener que caminar cientos de kilómetros al borde de la carretera, sino porque varios refugios han tenido que cerrar sus puertas. A esto se le suma el cierre de fronteras impuesto por los gobiernos de ambos países, lo que ha hecho que las personas que desean abandonar Venezuela tengan que hacerlo por vías irregulares.

“Yo estaba en un grupo de cuatro personas y pagamos 160.000 pesos para cruzar la frontera”, comentó a la BBC Verónica Gómez, una asistente odontológica criolla que llegó a Colombia en el mes de septiembre y busca viajar hasta Perú.

En el trabajo también se comenta que los migrantes venezolanos han tenido que pagar tarifas desde 1 a 20 dólares a grupos ilegales para cruzar la frontera. Aquellos que no cuentan con el dinero “han tenido que donar sus teléfonos.

El reportaje cuenta que uno de los tramos más duros de la ruta es también uno de los más afectados por el cierre de los albergues debido a la pandemia de COVID-19. La zona que va desde Pamplona hasta Bucaramanga, pasando por el frío Páramo de Berlín, contaba con cuatro refugios repartidos en sus 120 kilómetros. No obstante, debido a la pandemia, todos ellos están cerrados en la actualidad.

“Si los refugios estuvieran abiertos, nosotros pudiéramos caminar por el páramo”, explicó Johan Guerra, un migrante de 42 años de edad. Guerra viaja con su esposa y su hijo de 6 años y cuenta con la promesa de trabajar en una granja de café cerca de Medellín.

En el texto se menciona que grupos de trabajadores sociales en Pamplona registraron más de 2.500 migrantes venezolanos pasando por la ciudad en el mes de septiembre. Esta cuenta no incluye a quienes iban en autobús.

Puede leer el trabajo completo haciendo click aquí

Saime activa correo electrónico “para atender y orientar a la ciudadanía”

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El Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) informó que fue activado un correo electrónico exclusivamente para “atender y orientar a la ciudadanía”.

La información fue publicada a través de la cuenta de Twitter del ente venezolano que no labora desde la segunda semana del mes de marzo, cuando el país entró en una cuarentena con el objetivo de frenar la propagación de la COVID-19.

El cese de operaciones del Saime ha traído consigo que miles de venezolanos no puedan tramitar sus pasaportes o las extensiones de los mismos. Mientras que los venezolanos que se encuentran en territorio criollo tampoco han podido tramitar cédulas de identidad.

¿Una posible reactivación del Saime?

Desde finales de la primera semana de octubre, varios usuarios comentaron a través de redes sociales que recibieron respuesta sobre trámites realizados en el Saime. Especialmente sobre las extensiones, las cuales tiene una duración de dos años.

Ahora, el miércoles 7 de octubre, la cuenta de Twitter del ente migratorio venezolano informó sobre la activación de un correo electrónico que busca una interacción directa con los usuarios.

Al mensaje también le sumaron declaraciones del director general del Saime, Gustavo Vizcaíno, quien hizo un llamado “a la ciudadanía a no entregar sus datos a terceras personas y así poder evitar la manipulación por parte de los llamados gestores, quienes buscan estafar bajo la promesa de emitir documentos”.

Los comentarios de respuesta de los usuarios exigían la apertura de las oficinas del ente migratorio y respuestas sobre los trámites que están pendientes.

Vale recordar que más de 30.000 personas han firmado una petición online que exige al Saime mayor celeridad y efectividad en sus operaciones, así como una reforma del sistema digital para que los venezolanos que están en el exterior puedan tramitar sus documentos de identidad sin las dificultades que experimentan en la actualidad.

¿Qué hacer ante un despido o un accidente laboral en Perú?

Para finales de septiembre del 2020, el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) manejaba una tasa de informalidad laboral del 65% y 6 millones de trabajadores independientes que no eran alcanzados por los beneficios del Estado peruano. Así lo reveló el titular de esa cartera, Javier Palacios.

Esto significa que las personas que trabajan por honorarios profesionales, cuando son removidos de sus empleos, no reciben liquidación ni la CTS, tal como lo establece la legislación peruana.

Es más, el MTPE proyecta que para finales de año se hayan perdido hasta 400 mil plazas laborales.

Consecuencias de la informalidad en Perú

Al no tener un contrato, ni nada que establezca una relación laboral entre en el empleador y el colaborador, este queda totalmente desprotegido hasta de un accidente dentro de su área de labores, según explica el abogado experto en material laboral, Germán Lora.

Así le ocurrió a Denny de Jesús Mendoza, quien reside en la provincia de Barranca al sur de Lima desde hace dos años. Mendoza tiene 40 años y es padre de tres niños. Según denuncia, se lesionó cuando cortaba el césped en las instalaciones de la empresa Arjopak S.A.C. y perdió un dedo del pie, mientras que otros dos dedos sufrieron graves heridas.

“El accidente fue el día 26 de mayo. Ese día fui traslado en un mototaxi, en compañía de una compatriota que también labora en la empresa, a un hospital ubicado en Supe Pueblo. Luego me llevaron al Hospital de Barranca en una ambulancia y finalmente cuando que me dieron de alta el gerente de la empresa me llevó hasta la casa. La empresa corrió con todos los gastos médicos y a la semana siguiente me dio la espalda”, relató.

Consultado sobre su relación la empresa, dijo que no tenía contrato formado y que recibía pago semanal por sus servicios en efectivo. Por esa razón no tenía ningún seguro médico, como lo demanda la ley.

A pesar de esta situación, la empresa no se hizo cargo de sus gastos, ni brindó apoyo para la manutención de su familia durante la paralización forzosa. “Exijo que se me tome en cuenta como trabajador estable y quiero indemnización por mi dedo”.

Desprotección en Perú, ¿qué hacer?

El abogado Germán Lora, especialista en material laboral, explicó que las leyes peruanas no estaban diseñadas para proteger al trabajador.

En el caso de Mendoza, mencionó que, si no puede demostrar que tiene un vínculo con la empresa, no hay ningún trámite que pueda proceder por la vía del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo. “Si no tiene contrato, no tiene protección”, recalcó.

Señaló que la única salida para solicitar un tipo de indemnización es demandar a través del Poder Judicial por daños y perjuicios. No obstante, advirtió que el proceso es largo y puede tardar hasta 4 años, sin que se pueda demostrar que el agraviado tiene la razón.

Dijo que la legislación antilaboral peruana tiene más de 25 años y data de los tiempos de la dictadura de Alberto Fujimori, cuando ostentó el cargo del presidente de la República del Perú.

Desde el 2017 existe en el Perú una modalidad de denuncia virtual que permite a los trabajadores interponer una queja de la empresa en caso de que se cometa una violación a los derechos laborales. Ésta debe realizarse mediante Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (SUNAFIL), para que se inicie una investigación sin necesidad de que se exponga la identidad del afectado.

El agraviado debe ingresar al portal https://www.sunafil.gob.pe/ y llenar los campos que allí aparecen, luego de la lectura de los términos generales. También se puede seguir las recomendaciones del video tutorial que aparece en el siguiente enlace.

 La Defensoría del Pueblo del Perú estimó que para el mes de agosto el 89% de los venezolanos habían sido despedidos durante los primeros cinco meses de estado de emergencia e inmovilización social.

64 años como migrante en Venezuela y volver a emigrar

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Armando cumplió este 2020 cuatro años en Medellín, Colombia. El clima y la calidez de su gente, dice, le recuerdan a Venezuela. Emigró porque a uno de sus hijos se le presentó una oferta laboral en el país vecino. Desde entonces dejó el oficio que por más de cincuenta años le dio el sustento de su hogar: la relojería.

—¡Ahora soy abuelo cuidador, a tiempo completo!, suelta jocosamente vía telefónica.

Armando se escucha enérgico, simpático y conversador. Sus hijos lo definen como un hombre paciente y puntual. Su historia luce cíclica. En su árbol genealógico destaca también el desplazamiento entre países de su familia. Aunque nació cerca de la ciudad costera de Oporto, en Portugal, a los siete años, sus padres decidieron escapar a Venezuela.

“Mi familia decidió salir de Portugal por motivos de la dictadura de António de Oliveira Salazar. Yo viví 64 años de mi vida en Venezuela y me la conozco casi toda. Lo único que me faltó fue conocer fue Margarita y el estado Bolívar”, dice con orgullo.

Se dedicó por cinco décadas al oficio de la joyería en Caracas

Desde finales  de 1940 y principios de 1950, Venezuela se ubicó en el mapa como uno de los países de mayor atracción para progresar debido al proceso de industrialización que experimentaba. En aquél tiempo arribaron españoles, italianos y portugueses, quienes huían de la crisis de la posguerra y encontraron en Venezuela una opción. Fueron millones de extranjeros que fueron a Venezuela en busca de las oportunidades que no encontraban en sus países. Armando es uno de ellos.

De los 71 años que recién cumplió, 40 años los vivió en la zona popular de Antímano. “De donde salió el sonero Oscar de León”,  presume mientras que admite disfrutar tanto de la salsa como de un bailable de Billo’s. Confiesa que, dentro de su proceso migratorio, lo que más extraña es su Caracas.

 “Yo soy muy regionalista. Tan regionalista que le voy a todos los equipos del Caracas, bien sea en beisbol o en básquet; en todo. Es más. En mi firma yo coloqué una ‘C’ y un punto refiriéndome a Caracas”, explica.

Para Armando le resulta difícil deslastrarse de sus recuerdos. “Yo extraño todo. Caracas es el amor de mi vida. Yo adoro esa ciudad. Extraño mi Plaza Bolívar. Esa fue mi plaza por muchos años, en la joyería La Francia”, rememora.

Aunque salió del país por el contexto social y político, advierte que, de darse un cambio, estaría dispuesto a regresar a Venezuela con su hijo.

Armando vive actualmente con su hijo y uno de sus nietos, en Medellín.

Una tristeza exacerbada

La psicóloga venezolana, con diez años de residencia en Colombia, Ana Carolina Calvo explica que la mayoría de los casos que ha trabajado de los adultos mayores migrantes en Colombia refieren a una migración forzada por lo que advierte se exacerban una serie de emociones como el miedo y la tristeza.

“Es duro. Por muchos motivos y razones. Porque esas raíces que uno tiene son muy difíciles de cortar. El corazón se me pone chiquito. Puede que tenga un poco de tristeza, pero la soledad no me pega. Yo soy amigo de la soledad. Entonces ni modo, cuando me pongo triste, toca pasar el trago amargo”, confiesa Armando, a quien le tocó lidiar años atrás con un divorcio y luego con la muerte de su excompañera.

Nació en Portugal pero vivió desde los siete años en Venezuela

“En Venezuela son muchos los abuelos que fueron migrantes. Hay muchos que no son venezolanos natos. Nosotros en Colombia pensamos que porque somos vecinos es lo mismo. Realmente nos parecemos mucho, pero Colombia tiene otro componente cultural. Y al cambiar el componente cultural, en ese proceso de ‘aculturización’, hay un tema con la identidad. Entonces comenzamos a preguntarnos quién soy, qué le puedo aportar al nuevo lugar donde estoy y qué le puedo ofrecer al mundo. Esa es una característica del proceso migratorio”, describe Calvo.

“El adulto mayor necesita la estabilidad, requiere de la rutina, las raíces culturales son muy importantes para ellos porque es lo que marca la identidad”, agrega la psicóloga.

Una familia por el mundo

Aunque Armando tiene la dicha de compartir con su hijo y sus nietos en Medellín, señala que es a través de las redes que busca acortar las distancias no solo con su otro hijo que tiene en Venezuela sino también con su nieta mayor que está en Ecuador.

Armando cumplió 71 años recientemente y tiene tres nietos.

“La distancia hace que se preocupen más por ellos, y si alguno fallece es como si sus miedos se hicieran realidad. Ahí aparece además de la tristeza, la rabia por «no poder estar», advierte la especialista y fundadora de la iniciativa @duelocontigo.

Para la experta es fundamental que los familiares trabajen en una escucha activa e involucren a los abuelos en los desafíos propios que implica el emigrar. “Resulta pertinente entender que detrás cada abuelo hay una historia de vida con unas habilidades y unas capacidades muy potentes que lo han ayudado a llegar hasta acá. No lo menospreciemos porque lo vemos vulnerables. Más bien integrémoslos a la solución de los problemas. ‘¿Qué me sugieres?’, ‘¿Qué se te ocurre?’”, aconseja Calvo.

Actualmente Armando integra las estadísticas de casi 20.000 personas de la tercera edad venezolanos en Colombia, según cifras de Migración Colombia. Dicha cifra representaría, en estimado, cerca del 1.1 % de la población migratoria total que para finales de junio, se ubicaba en 1.748.716, según la autoridad migratoria.

Mientras que las autoridades del país vecino proyectan un éxodo mayor de niños y adultos, e incluso abuelos, luego de superar la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus, Armando sólo sueña con volver al país que lo acogió por años y ajustar su reloj a la hora local de su tan recordada Caracas.